Las cifras de la criminalidad son causa de incertidumbre

Félix Fuentes Medina

En cifras sobre crecimiento económico, desempleo, disminución de muertos por violencia y secuestros, la población ha dejado de creer.

Ha sido tradicional que la Secretaría de Hacienda y el Banco de México formulen expectativas optimistas en días previos a los ejercicios fiscales y les hagan ajustes conforme transcurren los meses.

Hacienda anunció, en el arranque del 2013 un avance económico de 3.5% y al poco tiempo le hizo un primer ajuste a 3.1%, después lo situó en 1.8% y, según cifras oficiales, cerró en 1%. Algunos analistas creen que ni a esto último se llegó.

Para este año, Hacienda consideró el crecimiento en 3.9%, pero en el primer trimestre sólo fue de 1% y en el segundo de 1.4%. Ello obligó a la dependencia dirigida por el secretario Luis Videgaray a hacer una rebaja significativa, a 2.7%.

Ni en ese nuevo augurio creen algunos panegiristas del gobierno, como Manuel Somoza, quien supone que habrá mejorías en el segundo semestre, lo cual es de dudarse si industrias como la importante de la construcción va a ritmo espeluznante de menos 0.57%.

La minería también presenta números rojos y el consumo no se ha recuperado debido a que la reforma fiscal hizo trizas los bolsillos de jefes de familia.

No pocos funcionarios del sector económico-financiero rezan porque mejore la economía de Estados Unidos y así aumenten las exportaciones mexicanas, raquíticas de por sí.

Ante nuestra incapacidad para alcanzar la prosperidad queremos que otros nos hagan el trabajo para salir del barranco.

Las cifras de la inseguridad son causa de incertidumbre. Al abanderar la tan comentada Gendarmería, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que en este año han disminuido 27.8% los homicidios dolosos, en comparación con el año 2012, y la extorsión bajó 19.9%.

Son datos proporcionados por Gobernación al primer mandatario. Pero el titular de esa dependencia, Miguel Ángel Osorio Chong, perdió credibilidad porque sus informes difieren de los proporcionados por organismos independientes.

Es el caso de los secuestros. El Sistema Nacional de Seguridad Pública dijo que había 1 mil 695 personas plagiadas y la asociación Alto al Secuestro, a cargo de Isabel Miranda de Wallace, tiene contabilizados 2 mil 754.

De las extorsiones ni hablar. Es imposible contabilizarlas porque en pueblos de Tierra Caliente, de Guerrero y Michoacán, ningún negocio se salva de los maleantes por pequeño que sea. Hambre y desempleo impulsan esa lacra.

Se hizo saber que en la primera mitad de 2014 subieron 30% las extorsiones en Michoacán, respecto a igual periodo de 2013. ¿Qué dice a esto el comisionado Alfredo Castillo?

En días recientes fueron quemados cuatro camiones de la Coca Cola, porque sus directivos no pagaron los “derechos de piso” y fue decidido el cierre de la planta de Ciudad Altamirano. Lo mismo hizo la Cervecería Modelo y ninguna autoridad lo reportó.

En Michoacán crecen las extorsiones y peor sucede en Tamaulipas. Pocos estados se salvan de esa práctica que provoca cierre de negocios y migración de millones de familias.

Como la población sufre en carne propia ejecuciones, secuestros y extorsiones, casi nadie cree en los números que la Secretaría de Gobernación elabora para la Presidencia de la República.