La intimidad ha sido invadida

 

Es imposible corregir abusos a no ser

que sepamos que están sucediendo.

Julian Assange

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

El mundo, en las últimas décadas, ha tenido exponenciales cambios que lo obligan a estar en alerta permanente y en constante tensión, sin lugar a dudas hemos entrado en una era de desarrollo y modificaciones vertiginosas, en donde lo que ayer era una gran novedad tecnológica o científica hoy deja de serlo por una mejora o nuevo producto.

La tecnología cada vez avanza más, lo hace de mejor manera y se sitúa al alcance de casi todos; el internet, las redes sociales y las plataformas de comunicación han logrado traspasar fronteras, romper soberanías y permitir conocer, ver y vivir hechos en cualquier parte del mundo como si se estuviera ahí presente sin importar que físicamente se encuentre a miles y miles de kilómetros de distancia, en espacios de tiempo pequeñísimos no cuesta nada darle la vuelta al orbe con información en tiempo real y que, como si de una avalancha se tratara, modifica o altera la vida cotidiana.

Cierto es que estos avances han servido para descubrir curas y remedios a enfermedades que antes no se podían sanar; lograr que cada vez más se haga uso de herramientas tecnológicas y científicas que permiten tener aparentemente una vida más fácil y desahogada; estar comunicados en segundos con cualquier persona en cualquier parte del planeta; lograr mejor infraestructura para resolver la larga lista de problemas que tenemos en la vida diaria.

Sin embargo, todos estos beneficios no vienen solos, están acompañados por una serie de problemas contraproducentes que a veces no se observan hasta que ya generaron complicaciones o afectaciones; como ejemplo, el internet, que en su momento fue la panacea en cuanto a mecanismos de comunicación y plataforma de desarrollo, de ahí el crecimiento y expansión de las redes sociales y la hiperconectividad que se logró, de la cual sólo se veían las bondades, hasta que se tomó en cuenta que no se había creado una regulación que permitiera evitar y controlar que el desarrollo y la tecnología no fuesen usados en contra de los usuarios e incluso sirviera para la comisión de ilícitos.

Ejemplos tenemos muchos, desde que Edward Snowden revelara el uso de la información de redes sociales, correos electrónicos e información obtenida con programas de vigilancia masiva por el gobierno de Estados Unidos, se ha generado un amplio debate al respecto; casi ninguna persona se salva de que su vida cotidiana, intimidad, gustos, aficiones y prácticamente todo lo que hace sea sujeto de seguimiento y control.

La intimidad ha sido invadida y ahora nadie se salva de ser expuesto y afectar y ser afectado por lo que sale a la luz pública, millones de mensajes, videos y fotos que circulan en las redes y la que está en dispositivos electrónicos personales, tarde o temprano pueden ser usados para dañar, no hay control ni regulación que evite el mal uso de la información privada, estamos ante una invasión total de nuestra vida pública y privada, y como en aquel viejo programa de televisión, estamos ante un mundo que nos vigila.

 

         @PerezCuevasMx

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