Alicia Girón

La resolución de los créditos de Argentina en manos de los holdouts pone la discusión de las deudas soberanas y el poder de los inversionistas institucionales sobre los naciones soberanas. El destino de una nación se juega en un mercado financiero sin límites de rentabilidad y espacio de operación. Argentina y los fondos buitres  ponen en la mesa del debate las siguientes preguntas claves para el futuro de una nación. ¿Por qué los inversionistas financieros están interesados en dar créditos a países soberanos?, ¿a partir de que época estos inversionistas toman fuerza como participantes mayoritarios en el otorgamiento del financiamiento?, ¿hasta dónde puede llegar la fuerza de éstos inversionistas para sujetar a una nación?, ¿qué importancia tiene el juego de los nùmeros?, ¿cuál es el problema sí Argentina ha pagado a sus acreedores puntualmente sus compromisos?, ¿hay alternativas para salir de esta coyuntura?

¿Por qué los inversionistas financieros están interesados en dar créditos a países soberanos?

Poner en la mesa del debate la saga de Argentina y su relación con los holdouts o fondos buitres es tan importante como necesaria para definir la soberanía de una nación. No es una novedad la contratación de deuda externa. América Latina nace a la vida independiente con la imperiosa necesidad de contratar préstamos con el exterior, no porque lo hubiese demandado en su momento, sino porque los acreedores urgían insertar la creación de liquidez en las recientes naciones para la obtención de cuantiosas ganancias financieras. Se podría afirmar que desde el inicio del siglo XIX hasta el inicio del siglo XXI, la historia económica muestra que la contratación de créditos contratados con los principales bancos e inversionistas institucionales a nivel mundial más allá de la bondad del financiamiento para el crecimiento y desarrollo económico, el interés se centra en las cuantiosas ganancias que se pueden obtener de los países soberanos de la periferia y las pocas pérdidas que pudiesen tener.

¿Hasta dónde puede llegar la fuerza de éstos inversionistas para sujetar a una nación?

Hay ejemplos que la historia reciente nos enseña. La invasión de las potencia hegemónicas acreedores por incumplimiento en el pago de los préstamos contratados con los principales acreedores de México en el último tercio del siglo XIX. Un siglo después, durante la llamada década perdida, América Latina pagó cuantiosas cantidades a los acreedores principalmente a la banca comercial norteamericana a partir de varias renegociaciones de su deuda externa bajo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional hasta el desenvolvimiento del Plan Brady. Incluso en la última crisis económica y financiera 2008, los países de la periferia Europea, los llamados PIGs, Portugal, Irlanda, Grecia y España, están en manos de los fondos e inversionistas institucionales quiénes demandan el pago de los créditos bajo planes de austeridad que han obstaculizado la creación de empleo, la destrucción del Estado de Bienestar y la pingüe recuperación económica.

Más allá de enfrentar las naciones soberanas el pago de los créditos otorgados durante el ciclo económico ascendente en la euforia del crecimiento, la situación se revierte cuando el ciclo económico inicia su descenso, el resquebrajamiento de los circuitos productivos y la crisis obstaculizan el crecimiento de la producción y el empleo. Para los países deudores, no hay forma de obtener las divisas necesarias para pagar los pagos contratados en la época de euforia con los acreedores, éstos, injustamente mantienen tasas de interés altas y demandan el pago nominal del total de la deuda externa cuando estos títulos han caído a una décima parte de su valor en los mercados financieros. Tan es así que los bancos muy grandes cuando tuvieron pérdidas cuantiosas son salvados por los bancos centrales de Inglaterra, Francia y Estados Unidos. En la historia de las quiebras bancarias sobresalen las del crack del 29, los bancos norteamericanos en los años ochenta. Por supuesto, la Gran Crisis 2007-2008, las quiebras bancarias han sido absorbidas por los países hegemónicos. Mientras que los bancos son salvados por el prestamista de última instancia las familias deberán pagar las deudas adquiridas y los gobiernos implementarán los planes de estabilización a través de la cancelación de oportunidades de empleo y la disminución del gasto social para canalizar el pago a los banqueros.

¿A partir de que época estos inversionistas toman fuerza como participantes mayoritarios en el otorgamiento del financiamiento?,

Desde el desdibujamiento de los créditos contratados con los organismos financieros internacionales y la banca extranjera, a partir del proceso de desregulación y liberalización financiera, la financiarización se fue haciendo más evidente en las operaciones y transacciones realizadas por los fondos de pensiones, hedge funds o inversionistas institucionales en los circuitos financieros, aquí están al acecho los fondos buitres. No sólo la globalización financiera facilitó este proceso sino la innovación financiera en derivados de productos sintéticos, en pocas palabras lo que en el lenguaje académico ha sido tratado por muchos economistas como “originar y distribuir el riesgo”. La creación de liquidez al originar productos financieros y distribuir el riesgo en el mercado fue la caracterización de cuan
tiosas operaciones billonarias al día en los mercados financieros. No obstante, había un límite frente a estas operaciones que hicieron que se resquebrajara el régimen financiero para limpiar los instrumentos rentables que al día siguiente de la crisis se denominaron como instrumentos tóxicos.

¿Por qué la saga de Argentina es importante?

Argentina, al igual que el resto de los países latinoamericanos se insertó a los circuitos financieros internacionales a partir de operaciones crediticias contratadas con los inversionistas financieros desde finales de los ochenta del siglo pasado. Al finalizar el ‘Consejo Monetario’ instituido durante la presidencia de Menem por su secretario de finanzas con el objeto de estabilizar la economía, la inestabilidad y fragilidad financiera de su sistema bancario tocó fondo. Una parte de la deuda soberana con los bancos extranjeros fue negociada con los acreedores pero hubo agentes que no quisieron negociar. Parte de la deuda externa contratada con los agentes financieros quedó entrampada ante la imposibilidad de ser pagada por Argentina.

Realmente no hubo una cancelación de deudas hubo un proceso de renegociación que permitió alargar el periodo de los pagos del principal. Si se observan los números de la deuda contratada y lo que se ha pagado tenemos un juego de números bastante interesante.

¿Qué importancia tiene el juego de los números?

Justo en este momento Argentina cabe destacar los números correspondientes al monto de la deuda externa y los pagos realizados durante los últimos 25 años. La deuda externa  desembolsada pasó de 49 855 millones de dólares en 1992 a 114 097 millones en 2000; en 1993 la deuda externa representó el 30.5% del PIB y en 2002, el 144.8%. En la infructuosa lucha por frenar la devaluación, las reservas monetarias internacionales pasaron de 26 300 millones de dólares en 1999 a 10 500 millones en 2002. El 40% se refiere a títulos públicos; el 26% a deuda contratada con organismos internacionales y oficiales y el 34%, a la deuda contratada con bancos comerciales y otros. Estos datos corresponden a la deuda externa del sector público. Pero si tomamos la deuda total los números sobrepasan dichas cantidades. Así para el 2004, la deuda total de Argentina o sea la suma de la deuda pública y la deuda del sector privado alcanzó la suma de 164,915 millones de dólares. Con la renegociación y el canje en los siguientes años la deuda externa promedio fue de aproximadamente un poco más de 120 mil millones de dólares. Sin embargo, la suma por concepto del servicio de la deuda externa ha sido de 106,010 mil millones de dólares 2006-2012. Ahora si se suma el pago por concepto del servicio de la deuda externa entre 2001-2012, la cantidad asciende a 181,287 millones de dólares.

¿Cuál es el problema sí Argentina ha pagado a sus acreedores puntualmente sus compromisos con los acreedores?

 El problema radica en justo aquéllos acreedores que no participaron en el canje de la deuda y compraron las sobras que habían quedado posteriores al canje. Por ello, a estos inversionistas se le llama fondos buitres porque compran la carroña del sobrante. Es decir, los holdouts se quedaron con títulos que conforme fue disminuyendo el riesgo país éstos subieron en los mercados financieros y ahora demandan el pago total. A pesar de que Argentina depositó a finales de junio 539 millones de dólares en el Banco Mellon de Nueva York para pagar a estos inversionistas el pago está obstaculizado.

Los fondos demandan el pago completo y han interpuesto una demanda ente el juez de New York porque justo allí se firmaron los contratos No pueden cobrar los bonistas hasta en tanto no paguen a precio nominal los títulos contratados por el gobierno de Argentina. Más allá está la llamada cláusula “Rights Upon Future Offers” (RUFO) negociado durante el gobierno de Kirchner por su ministro de economía y plasmada en el Decreto 1735/04 del canje de deuda. Esta cláusula es lo que pone al país en una situación de debilidad frente a sus acreedores quiénes esperan que el juez del Distrito de New York, en esta caso Griesa, obligue al gobierno de Argentina pagar a todos su acreedores los créditos incluso los que participaron en el canje.

¿Hay alternativas para salir de esta coyuntura?

Al cierre de esta nota se entablaban pláticas entre los holdouts principalmente Elliott Management, Citibank, JPMorgan, HSBC, Goldman Sachs empresarios argentinos y algunos bancos brasileños para la compra de esta deuda.  Ello no salva que en un tiempo corto se demande pagar el monto total de esta deuda poniendo de rodillas a una nación. La alternativa para el gobierno argentino es presentar el desconocimiento de dichos créditos. Antes que la situación económica se deteriore mucho más al no poder pagar las importaciones necesarias para su vida diaria.

Catedrática de la Facultad de Economía y tutora de los Posgrados en Economía y Estudios Latino-
americanos de la UNAM, y Directora de “Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía” y Coordinadora del Seminario Universitario de

Estudios Asiáticos (SUEA)