PAN: incongruencia y fariseísmo

Teodoro Barajas Rodríguez

El PAN se deterioró en el poder, una docena de año bastaron para presentarlo decadente, sin doctrina, pero con muchos aventureros sumados a partir del año 2000, en que la organización fundada por Manuel Gómez Morin obtuvo la Presidencia de la República a través de un panista atípico: Vicente Fox.

Las ocurrencias, chistoretes y anécdotas del entonces presidente Fox comenzaron a decolorar el PAN, le quitaron la levadura; comenzó a convertirse en un partido común y corriente, ni cambio ni crecimiento como se prometió en una campaña bien vendida a los electores. El desencanto llegó.

El PAN recién cumplió 75 años desde su fundación, en el origen fue una organización de cuadros con la aportación significativa de Manuel Gómez Morin, Efraín González Luna, entre otros personajes a los que se podría denominar de la derecha ilustrada, durante décadas ganaron muy pocas posiciones, la primera presidencia municipal que obtendrían fue la de Quiroga, en Michoacán.

Después arreciaron las campañas testimoniales, etiquetados los panistas de mochos, conservadores o reaccionarios, la cosecha de victorias electorales fue casi inexistente, en Michoacán figuraron hace décadas personajes como Miguel Estrada Iturbide, destacado orador, Rafael Morelos Valdés, reconocido médico; también vivió en Morelia el periodista Alejandro Avilés; todos ellos con aportes ideológicos, en la actualidad la doctrina del PAN sólo alcanza a convertirse en recuerdo.

En 2012 el fracaso electoral del PAN fue evidente como catastrófico, Josefina Vázquez Mota quedó en tercer sitio, debajo de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. El problema no sólo radica en la merma de los votos sino en una diluida identidad, la mira está puesta en lo inmediato, igual se puede apoyar al gobierno federal que aliarse en comicios locales con la izquierda.

Muchos panistas suelen pontificar en relación con la familia: los valores cristianos, su oposición al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo se elevan a calidad de dogmas inmutables, pero enseguida asoma la hipocresía y multiplicación de fariseos: fueron panistas los que atacaron a una mujer en Brasil y golpearon despiadadamente al marido que se opuso al desenfreno lujurioso de los agresores, un panista hace gala de su racismo primitivo para llamar simio al futbolista Ronaldinho Gaúcho, un mozalbete del mismo partido desea ser un clon de Adolfo Hitler; legisladores del PAN pasan una noche loca con prostitutas y un gobernador de Sonora tiene su propia presa en el colmo de la ilegalidad. La incongruencia al más alto nivel.

Acción Nacional es un partido septuagenario que pareció extraviarse al asumir el poder, la apuesta es electorera, el relativismo ganó terreno. Su última contienda por la dirección nacional pareció ser un pleito de cantina, acusaciones mutuas, reproches e insultos.

Resulta evidente el retroceso ideológico de muchos panistas, quienes seguramente desconocen la historia de los fundadores de este partido de la derecha mexicana; como bien dijo Daniel Cosío Villegas: cuando el PAN gane el poder perderá el partido.