La Cuenca del Pacífico representa un espacio geográfico con una gran importancia económica a nivel mundial. Está compuesta por más de cincuenta países entre los que cabe destacar a Rusia, Estados Unidos, Australia, China, México, Chile, Colombia y Perú; por citar tan sólo unos cuantos. Dentro de este universo, los países del Pacífico Asiático han ganado una considerable importancia. Resulta evidente, en la actualidad, el destacado papel que está jugando China en el despertar económico y geopolítico de esta zona del planeta.
El interés de América Latina por los países de Asia Pacífico se ha intensificado en épocas recientes; quizá se deba a que su dinamismo económico fue apenas reconocido internacionalmente en la década de los ochenta según Cárdenas, H. 1994. Históricamente, América Latina ha estado influenciada por los Estados Unidos tanto en el plano económico como político. La arquitectura económica de la mayoría de los países latinoamericanos estuvo, a lo largo del siglo XX, enfocada hacia la conquista de mayores espacios comerciales dentro del mercado estadounidense, debido esto, en parte, a que las exportaciones de dichos países han dependido históricamente de este mercado.
En el caso de México, el proceso de estrechamiento de relaciones con Asia Pacífico se ha visto fortalecido a partir de 1962 en el marco de la gira, que por dicha región, realizó el presidente Díaz Ordaz. En el año 1967 fue fundado el Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico, PBEC, por sus siglas en inglés. El ingreso de México a este Consejo se dio en 1989. A partir de esta fecha, el país ha venido ganando gran relevancia dentro de este consejo hasta llegar, en la actualidad, a la creación de una Alianza de Negocios para el Pacífico entre MexCham y el PBEC. México representa una puerta natural desde el pacífico para llegar tanto a América del Norte como a América del Sur en palabras del propio PBEC, en 1994.
México no es el único en América Latina que se interesa por una mayor integración con los países más importantes de la Cuenca del Pacífico. Otros están haciendo lo mismo; tal es el caso de Chile, que ya ha alcanzado volúmenes de comercio con China de hasta 33, 266 millones de dólares en 2012. Del mismo modo, Ecuador, Perú y Colombia, entre otros, están haciendo lo propio para lograr una integración comercial y económica cada vez más sólida en el Pacífico.
En los últimos años, la emergencia de China como nueva potencia ha venido a modificar las prioridades políticas y económicas de la región latinoamericana. Es un nuevo actor dentro del escenario geopolítico global con el cual se debe interactuar estratégicamente para obtener los mayores beneficios posibles.
China se ha convertido en un socio comercial muy importante para la región y su presencia se va consolidando cada vez más. Su peso específico es, de ahora en adelante, muy considerable ya que se ha abierto importantes espacios en la dinámica económica de muchas naciones a través de megaproyectos de inversión en infraestructura; por ejemplo, el Canal Interoceánico por Nicaragua. Esta megaestructura tendrá un costo superior a los 50,000 millones de dólares y es operado a través de la empresa china HKND Group.
A la par de la creciente importancia de China en Latinoamérica se viene evidenciando el debilitamiento de la hegemonía de los Estados Unidos en la región. Gobiernos como los de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Nicaragua, Argentina y Brasil, de corte izquierdista, no están completamente alineados con la política hemisférica de Washington. Se apoyan en una base social que sufrió las políticas neoliberales de los noventa, los radicales programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional; así como las estrategias macroeconómicas, diseñadas al estilo del Consenso de Washington, que sólo generaron la agudización de la pobreza y un mayor descontento social.
En este nuevo contexto, los países latinoamericanos están en reestructuración para integrarse de una manera más efectiva a la economía globalizada. El hecho de diversificar sus mercados a regiones como Asia-Pacífico debería tender hacia la reducción del riesgo económico exógeno que implica la dependencia de un sólo mercado para la exportación.
Una alianza estratégica con los países más importantes de la Cuenca del Pacífico, y en particular con los asiáticos, traería importantes beneficios en el corto y mediano plazo. México, por ejemplo, avanza en esta dirección con una alianza entre MexCham y PBEC para los Negocios en el Pacífico.
El principal foco de interés debe ser, por supuesto, China. Durante la celebración del Foro Global China Business Meeting, que tuvo lugar en La Haya, Holanda, en noviembre de 2013, ha quedado planteada la estrategia de mediano plazo que China está tratando de implementar. Según el reporte publicado luego del evento, los líderes del gobierno chino durante la Tercera Sesión Plenaria del Partido Comunista han reconocido que, en el pasado, su país ha liberado su poderoso sector de exportación y manufactura para favorecer el crecimiento. Sin embargo, la estrategia ahora debe cambiar hacia una suerte de economía mixta que le permita acelerar el crecimiento a través del consumo.
Estas pueden ser excelentes noticias para los países de Latinoamérica puesto que abrirá muchas oportunidades para colocar sus exportaciones y mejorar sensiblemente la balanza comercial que mantienen con China.
El fortalecimiento de los lazos económicos podría favorecer aún más la captación de inversiones chinas en América Latina; inversiones que generalmente se van al Sector Productivo o la Infraestructura, y, por lo general, no tienen carácter especulativo. Por lo tanto, pueden llegar a representar un importante impulso al desarrollo económico en el mediano plazo.
En este mismo orden de ideas, la globalización y la interconectividad económica podrían traer más oportunidades de crecimiento para Latinoamérica. Habría que poner mucho interés en las declaraciones de Liu Haiyan, vicepresidente de la Federación China de Economía Industrial, en el marco del Foro Global China Business Meeting, que afirma que su país está seguro de alcanzar sus objetivos económicos y va a fortalecer su cooperación con la comunidad internacional para asegurar el crecimiento económico global. Ha puesto como ejemplo los planes del gobierno chino para transformar la economía dependiente de grandes proyectos hacia una economía dependiente del consumo. La innovación también será un tema central dentro de la transformación del proceso de desarrollo económico chino, ha señalado.
Si China va a estimular su consumo, América Latina podría tener mucho que venderle.
Para concluir, podemos decir que la Cuenca del Pacífico es una zona geográfica que representa importantísimas oportunidades para la expansión comercial y el crecimiento económico de los países latinoamericanos.
Para aprovechar mejor dichas oportunidades se deberá plantear una integración latinoamericana desde una dimensión estratégica en lo económico, tal y como lo está intentando México con la Alianza para los Negocios en el Pacífico.
Para muchos de los países de la Región, China ya representa un actor comercial preponderante y un agente del crecimiento económico vía inversión extranjera directa como en el caso de Nicaragua.
La transformación económica que China tiene previsto implementar en el futuro abrirá espacios para la expansión de la relación comercial con los países de nuestra región. Por lo tanto, un abanico de posibilidades asoma en el horizonte y debería ser catalizado a través de la planeación estratégica nacional y regional altamente visionaria en el mediano plazo.
Oguer Reyes Guido, Especialista en Economía Gubernamental y en Administración Financiera Pública.