Según información de la Secretaría de Economía, en el año de 2013 se tuvo una balanza comercial favorable de 2,270,535 millones de dólares (las exportaciones fueron de 184,112,094 y las importaciones ascendieron a 180,841,558 millones de dólares) Sin embargo, con Asia, se sigue manteniendo un déficit comercial que obligaría a replantear nuestra política comercial hacia la región destinada, lo anterior en concordancia con lo planteado en la presente administración del Presidente Enrique Peña de diversificar nuestras relaciones comerciales con el exterior y dejar de depender del mercado norteamericano.

Y es que en las cifras referentes a la balanza comercial con nuestros tres principales socios en Asia se muestra una clara desventaja con ellos. En el caso de China, por ejemplo, nuestro principal socio económico en la región, tenemos un déficit en nuestra balanza comercial de alrededor de -9,355.7 millones de dólares en el 2012 de acuerdo con la cifras del Banco de México.

Con Japón el panorama no es muy distinto a pesar de que firmamos un Acuerdo de Asociación Económica (AAE) en el 2004 que entró en vigor a partir del 1 de abril del 2005, y el cual, considero, no ha sido aprovechado al cien por ciento. Tan solo en el año 2012 tuvimos un déficit comercial con ellos de alrededor de -3,661.9 millones de dólares, y las cuotas que amparan el Acuerdo no se llenan y la mayoría del empresariado prefiere enfocarse a los mercados tradicionales por la complejidad del mercado de ese país.

He aquí la situación desventajosa de oportunidad tanto en China como en Japón. Desde luego, esto va más allá de una simple declaración o del aprovechamiento de los Tratados de Libre Comercio. Según PROMEXICO, nuestro país cuenta con una red de 13 Tratados de Libre Comercio con 45 países (TLCs), 28 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y 9 acuerdos de comercio (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Por lo que nosotros debemos generar los recursos humanos capaces para hacer frente a los retos de las relaciones económicas internacionales de México, en este caso con los países de Asia.

Sabemos que China, Japón y Corea son los principales socios comerciales de México en aquella región, sin embargo, con todos ellos mantenemos un déficit comercial, que lejos de ayudar a nuestras finanzas públicas, las deterioran. Este diagnóstico parecería un hecho dado. Pero es aquí donde radica el problema. No hemos podido pasar del diagnóstico a la ejecución. ¿Qué tendríamos qué hacer para que nuestro comercio con el mercado chino, japonés o coreano fuese superávitario? Buena pregunta. Cada caso representa un escenario diferente.

Para empezar, debemos considerar que cada uno de estos países tiene sus propias características o una cultura de los negocios propia. No podemos generar una estrategia comercial genérica en nuestra política hacia la región, al contrario, debemos crear una estrategia específica para cada país. No es lo mismo hacer negocios en China que en Japón o en Corea. Además de esto, se necesita que los actores interesados en ampliar o expandir las relaciones económicas con los países asiáticos (tanto la iniciativa pública como la privada) establezcan políticas de largo plazo en materia de recursos humanos, o bien, gestores económicos especialistas en cada país.

Si bien es cierto que el inglés es el idioma de los negocios, no todos los chinos, japoneses o coreanos lo hablan. Es aquí en donde vamos varios años atrás en comparación con los países de Asia. Una muestra de este atraso es la política en formación de recursos humanos tanto en el gobierno federal, como en las empresas, algo que ellos han emprendido desde hace más de dos o tres décadas. Por ejemplo, los japoneses (y ahora los chinos y coreanos) envían a su personal por lo menos dos años de entrenamiento a los países en los cuales serán enviados como comisionados. El entrenamiento consiste en una total inmersión en la cultura del país de destino futuro. Aprenden el idioma, la cultura y el comportamiento social. Por ello, a la hora de los negocios, ganan terreno no sólo en el idioma, sino en la capacidad de reacción de la contraparte. México tiene muchos retos por delante, entre ellos, mejorar nuestra oferta exportable (bienes de capital).

Si queremos ser exitosos con nuestros productos con los socios del lejano oriente, tenemos que empezar a crear y ejecutar una política económica exterior en donde el capital humano, sin lugar a dudas, juegue un papel de suma importancia. Si no actuamos en consecuencia, seguiremos medio aprovechando las oportunidades que esos países ofrecen al sector exportador mexicano.

Finalmente, a pesar de que China es nuestro principal socio comercial en Asia, no tenemos un Tratado de Libre Comercio con ellos; con Corea estamos dándole vueltas al asunto con miras a no firmarlo; y en el caso de Japón no hemos aprovechado las ventajas (cuotas) del Acuerdo de Asociación Económica (AAE). Si no le damos los instrumentos jurídicos al empresariado mexicano, y no lo motivamos para incursionar más allá de Norteamérica, en 2015 el escenario de nuestro comercio exterior será muy similar al de hoy.

Dr. Adolfo Alberto Laborde Carranco, catedrático de la Facultad de Ciencias Polìticas y Sociales de la UNAM.