*Ahmed Mulay Ali Hamadi
El camino de la democracia en África sigue siendo un camino largo así como las consecuencias que vivieron los pueblos africanos repartidos entre las potencias europeas en la Conferencia de Berlín de 1884. A partir de los años 50, el despertar africano comienza la ruta hacia la descolonización dando como resultado, una década después, el nacimiento de la mayoría de los actuales países africanos. Tales independencias han sido completas, otras semicompletas, o bien, bajo un perfil neocolonialista.
En medio de estas luchas de liberación se encuentra el proceso descolonizador de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el cual conoció rumbos diferentes de casi todos los Estados africanos. A finales de los años 60 comienza la lucha pacífica en busca de su libertad; ésta se radicaliza debido la brusca respuesta del colonialismo español hacia las armas en 1973. Después de un trabajo coordinado entre Argelia, Marruecos y Mauritania, por la defensa del derecho de la autodeterminación en el Sahara Occidental, éstos dos últimos cambian de posición y comienzan a buscar la forma de repartirse el territorio entre ellos.
Ante la debilidad española a finales de los años 70, y al perder en la arena jurídica internacional de las resoluciones de la ONU y del dictamen del Tribunal de La Haya del 16 de octubre 1975 cuando desestimó la validez y legalidad de las reivindicaciones territoriales de ambos vecinos, se intentó dividir el territorio saharaui por la vía armada, invadiéndolo: Marruecos por el norte y Mauritania por el sur, al firmar lo era el acuerdo ilegal tripartito el 14 de noviembre de 1975 con España (Los Acuerdos de Madrid). Un acuerdo que nunca fue presentado a las cortes españolas ni publicado en su Boletín Oficial, por cierto.
Ante el vacío jurídico, el pueblo saharaui, organizado en su movimiento el del Frente Polisario, declara la creación de la República Árabe Saharaui Democrática, reconocida por Madagascar tan sólo 24 horas después de su proclamación de independencia.
¿Cómo apoya la Unidad Africana a la RASD?
Previa a la independencia saharaui, la Organización para la Unidad Africana (OUA), creada en 1963 y tras la descolonización de la mayor parte del continente africano, tenía entonces un instrumento principal que determinaba las formas de acción y de movimiento para llevar a África hacia la prosperidad. Después de 38 años la OUA se transformó en una nueva organización: la Unión ™
Africana (UA), y es aquí en donde la RASD encuentra su destino libertador: entre los contenidos de La Carta, la UA busca la eliminación de todas las formas del colonialismo preservando respeto a las fronteras trazadas por el colonialismo europeo.
Dentro de la propia OUA-UA, se ha librado una batalla diplomática para reconocer la admisión de la RASD en dicha organización, admisión que le costó la salida “voluntaria” a Marruecos. Incluso se consiguió otro gran triunfo diplomático, entonces en la cumbre de Addis Abeba, al elegir al presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz como vicepresidente de la organización. Los Estados africanos aceptaron a la República Saharaui como miembro de pleno derecho en el seno de la OUA-UA y reconocen como el único gobierno legítimo y soberano aquel establecido en los territorios liberados. Como Estado-miembro, la RASD asume íntegramente su papel y sus responsabilidades, y ha manifestado siempre la buena voluntad de llegar a soluciones pacíficas en cada etapa del proceso descolonizador.
Cabe mencionar que la RASD se considera a sí misma un puente natural de comunicación entre África y Latinoamérica porque es la única nación árabe y la segunda nación africana que fue colonia española, lo que justifica el mantenimiento del español como idioma oficial y obligatorio en la enseñanza junto al árabe en sus escuelas. Por ello la RASD hizo un gran esfuerzo por implementar en la OUA-UA, el castellano como idioma oficial además del árabe, inglés, portugués y francés.
Gracias a que la ONU dio luz verde a la OUA-UA para intervenir en el caso de la RASD y así buscar una solución regional, se llegó al histórico acuerdo africano cuando se presentó ante las Naciones Unidas la primera propuesta continental de resolución del conflicto. Fue después de la visita de una delegación de la OUA-UA a la zona armada cuando se realizó un informe aprobado en Monrovia en la 16ava Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno. Tal Informe contenía dos aspectos importantes: un alto el fuego y un referéndum de autodeterminación para el Sahara Occidental. En 1985, la Asamblea General de la ONU adoptaría íntegramente dicha la resolución que fuese presentada por el entonces presidente de Senegal a nombre de todos los Estados africanos. De aquí surge la Resolución 40/50 que encomienda al Secretario General de la ONU iniciar discusiones con Marruecos y el Frente Polisario buscando su cooperación para la puesta en práctica de lo aprobado. Así el rey de Marruecos, ante la marcada debilidad militar frente al ejército saharaui y ante el desgaste económico que había dejado la guerra, decide ir a la OUA-UA y aceptar las negociaciones basadas en el derecho de la autodeterminación de los pueblos. Incluso está su famosa frase de “si los saharauis eligen independencia yo sería el primer mandatario que abriese su embajada en su país.” Lo cual hasta la fecha no ha sucedido.
Las negociaciones iniciadas entre ambas partes en 1989 culminaron en el Plan de Arreglo, y en las resoluciones 658 (1990) y 690 (1991) se encomendó el establecimiento de una Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO). Pero el camino de paz fue rechazado por el hijo del rey de Marruecos al llegar al trono poniendo a las dos organizaciones ante el reto de cumplir con sus propias decisiones. Hasta el momento el referéndum no se ha podido llevar a cabo debido a la obstrucción de Marruecos; pero es y será una solución política, pacífica y justa que llevará al Sahara a la paz y a la estabilidad requeridas.
Recientemente, la RASD participó en el 50 Aniversario de la UA donde se honraron algunos líderes saharauis, como El Uali Mustafa Sayed, Sidi Brahim Basiri, la activista de derechos humanos y exprisionera Aminetu Haidar. En este aniversario, también se reafirmó el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Los dirigentes africanos reafirmaron su compromiso con el pueblo saharaui y aseguraron que trabajarán para completar de manera definitiva el proceso de descolonización de África iniciado por los padres fundadores de la organización panafricana.
Por último, la UA dió otro importante paso al nombrar el expresidente mozambiqueño Joaquim Alberto Chissano como representante especial para el Sahara Occidental, en el informe presentado por el Consejo de Paz y Seguridad de la UA y que fue aprobado por la XXIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana, que concluyó sus trabajos el pasado 27 de junio de 2014 en la capital de Guinea Ecuatorial, Malabo.
Concluyo recalcando que la Unidad Africana es consciente de su responsabilidad hacia los saharauis y, como sigue demostrando, busca todos los medios y formas para acelerar la solución justa que garantice la paz y la estabilidad tan necesarios en el norte de África ante los desafíos actuales. Pero toda solución que no respeta el derecho a la autodeterminación para que los saharauis elijan su destino, no llevará a buen puerto. Ojalá Marruecos regrese a la legalidad internacional y acepte cumplir con los acuerdos pactados entre ambas naciones, ante la Unidad Africana, ante las Naciones Unidas y ante la comunidad internacional.
*Diplomático Saharaui acreditado en México