Arcelia Flores Castro*
Empiezo a redactar este breve artículo sobre la República Saharaui, recordando el gran legado que sobre la lucha independista del pueblo saharaui documentó y nos dejó en México el Dr. Jesús Contreras Granguillhome (q.e.p.d.).
Las décadas de los años 60’s y 70’s fue determinante en la descolonización de la mayoría de los países africanos, ya que fue el momento histórico en el que lograron deshacerse del yugo colonial europeo, para así iniciar la travesía hacia un proyecto propio como países independientes, y por tanto, miembros de la ONU.
Sin embargo, no fue el caso del entonces Sahara Español y después del Sahara Occidental; ya que antes de que pudiese concretarse el tan anunciado referéndum de autodeterminación que España se había comprometido con la ONU a realizar, aquella el 14 de noviembre de 1975, decidió suscribir con Marruecos y Mauritania los conocidos Acuerdos Tripartidos de Madrid, a través de los cuales trató de deshacerse de su responsabilidad de descolonizar dicho territorio, cediendo de manera unilateral los derechos que hasta ese momento tenía como potencia administradora de ese territorio, para que entonces a partir de esa fecha el Sahara Occidental quedara bajo la tutela de Marruecos y Mauritania, con lo cual violó la normatividad internacional sobre descolonización.
En ese sentido, debemos recordar que en el año 2002, a través del informe Corell, del Consejo de Seguridad de la ONU aceptó por primera vez en la historia, que el contenido de esos Acuerdos eran inválidos y que carecían de cualquier validez jurídica que España quisiese argumentar, por lo que es el Reino Español el que sigue ostentando ante Naciones Unidas el título de potencia administradora, razón por la cual, es el Reino de Marruecos, el que ostenta a partir de noviembre de 1975, el título de potencia ocupante de facto; ya que fue quien realizó de manera ilegal la invasión del territorio del Sahara Occidental, y desde entonces, se ha quedado ahí para expoliar de manera indiscriminada e ilegal los recursos naturales con los que cuenta dicho territorio, violando de manera fragrante los derechos humanos de la población saharaui autóctona, quienes cada día tienen que luchar en contra de las discriminaciones y los malos tratos que en su propio territorio les propina el régimen marroquí.
Es a partir de esta situación, que en 1976, el pueblo saharaui a través del movimiento de liberación denominado Frente Polisario, que ha sido reconocido por Naciones Unidas, como su único representante, declaró el 27 de febrero, su independencia del Reino de España, y en consecuencia proclamó el surgimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD); en el mismo acto, le declaró la guerra a Marruecos, ya que éste último había invadido su territorio tres meses antes.
A partir de ese momento, y durante los 15 años posteriores, el Frente Polisario y Marruecos atravesaron por una guerra de guerrillas, la cual llegó a su fin en abril de 1991; pero no se resolvió el problema de fondo, ya que aún hasta la fecha por un sinnúmero de trabas diplomáticas interpuestas por Marruecos, no se ha logrado que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación, para así decidir sobre su futuro como una nación independiente.
Es en ese contexto histórico en donde surge a partir de 1976 un gran movimiento diplomático saharaui alrededor del mundo, para lograr que los miembros de las Naciones Unidas, reconociesen a la República Saharaui, como un Estado independiente. Así, en el caso de nuestro país, fue el 8 de septiembre de 1979, cuando en el marco de la Reunión de Jefes de Estado de la VI Conferencia Cumbre de Países No Alineados, el Canciller Jorge Castañeda (padre), Secretario de Relaciones Exteriores anunció oficialmente que a partir de esa fecha el Gobierno mexicano había reconocido como nuevo Estado de la comunidad internacional a la República Árabe Saharaui Democrática.
Por lo que fue el 24 de octubre del mismo año cuando se estable™
cieron formalmente relaciones diplomáticas entre México y la República Saharaui. Posteriormente en 1988 el Gobierno Saharaui estableció una Representación Diplomática en nuestro país, que tuvo en su momento un Embajador Extraordinario y Plenipotenciario a cargo de los asuntos oficiales, me refiero a Ahmed Bujari, actual embajador ante la ONU. Sin embargo, él ha sido a lo largo de la historia de las relaciones bilaterales, el único embajador que tuvo la RASD en nuestro país, ya que posteriormente, durante años que han transcurrido hasta la fecha, en México sólo ha habido una Embajada a nivel de Encargado de Negocios, lo cual ha sido así por decisión del propio Gobierno Mexicano, que en la coyuntura de diversificación de las relaciones diplomáticas determinó aceptar en los años 90’s la apertura de una embajada del Reino de Marruecos; lo cual evidentemente le dio desde aquel entonces un giro notable a las relaciones bilaterales con la RASD.
Por otro lado, fue hasta 1989 cuando nuestro Embajador de México en Argelia estuvo acreditado de manera concurrente ante la RASD; es en esta época de principios de los años 90’s, como ya se refirió, cuando por la variación en el modelo económico y la visión de Estado que adquirió el Gobierno del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, es que también empezó a variar el trato que se le daba a países como la República Saharaui.
En ese contexto, también me interesa destacar, que conforme a la Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de diciembre de 1960, la cual como ya sabemos reconoce el derecho de todos los pueblos a la libertad y ejercicio pleno de su soberanía e independencia, México desde aquel entonces, de manera ininterrumpida y hasta la fecha, ha apoyado la descolonización del Sahara Occidental, ya que la autodeterminación de los pueblos está consagrada en la Constitución mexicana como uno de los Principios de Política Exterior que la rigen.
Por otra parte, también se debe mencionar que los contactos entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada de la RASD en México son buenas, ya que al Encargado de Negocios a.i. se le toma en cuenta en las acciones tendientes a fortalecer las relaciones con el Continente africano, entre las que destacan la realización de algunos viajes de trabajo al territorio, así como a distintos estados de la República Mexicana, las celebraciones anuales del Día de África en México, y algunos otros encuentros institucionales; además de que en los últimos años se ha intentado incrementar el intercambio académico, para que estudiantes saharaui de posgrado vengan a nuestro país a estudiar alguna maestría o doctorado.
Al respecto se debe destacar que nuestro país estuvo representado en el XI Congreso del Frente Polisario, celebrado en Tifariti, que se encuentra en el territorio bajo control del Gobierno de la RASD, el 20 de octubre de 2003, el cual tuvo una dimensión internacional. A dicho encuentro asistieron representantes de partidos políticos, parlamentarios y organizaciones no gubernamentales de cerca de otros 20 países de Europa, África, América Latina y Asia. Respecto de la presencia de México al pasado XII Congreso del Frente Polisario, efectuado a mediados del mes de diciembre del año 2011, se debe recordar que acudió representando al Senado Mexicano el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, África de la Cámara Alta.
A 35 años del reconocimiento de México de la proclamación de la RASD, nuestro país ha pasado de tener un apoyo total e incondicional con base en el principio de autodeterminación de los pueblos, a una posición dual e incierta en muchos casos sobre el tema, ya que por un lado, en el seno de las Naciones Unidas, o de algún Foro internacional sobre los derechos humanos, México es un arduo defensor del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y de manera invariable siempre impulsa y apoya la adopción de resoluciones que salvaguarden dicho derecho; sin embargo, por otro lado, nos encontramos que en el país, a pesar de que se le da un buen trato a los representantes diplomáticos saharaui, hay una tendencia a no tensar las relaciones bilaterales con el Reino de Marruecos, para lo cual, se accede a no hablar abiertamente del tema del conflicto del Sahara Occidental, y con ello, a no fijar una postura sólida al respecto, para que de esta manera no se generen tensiones innecesarias con el reino alauí.
De esta forma, considero que la Política Exterior de nuestro país en los últimos cinco sexenios se ha caracterizado por ejercer una peligrosa y aparente neutralidad sobre el tema, que al único que perjudica es al pueblo saharaui, y al prestigio de México como país de principios. Por ello, me parece urgente y necesario que desde el punto de vista diplomático se recobre como base de nuestra relación bilateral con la República Saharaui el respeto total a la autodeterminación de los pueblos. Así, seremos congruentes con nuestra propia historia diplomática, y con los principios que nos rigen. Tenemos que seguir impulsando en la agenda internacional este tema olvidado de descolonización inconclusa, para buscar liberar a África del lastre de la colonización.
*Mtra. Arcelia Flores Castro, Profesora de la FES Aragón, UNAM y especialista en estudios africanos.