México está ligado al fenómeno sísmico como lo muestran los códices de las civilizaciones anteriores a la conquista.

El primer temblor data desde el 7 de junio de 1911, conocido como “el sismo Madero” ya que éste produjo paradójicamente cuando Francisco I. Madero hacia entrada a la capital, este temblor afectó la región situada entre los estados de Jalisco Colima, en esa ocasión se registraron más de 45 muertos, a causa de este sismo desapareció el municipio de Ciudad Guzmán.

El 28 de julio de 1957 se registró en la Ciudad de México, un temblor de magnitud 7.7 cuyo epicentro se localizó frente a las costas de Guerrero, alcanzó la intensidad de X en la escala de Mercalli, se recuerda como el “Sismo del Ángel”, porque a causa del movimiento se cayó dicha estatua que corona la Columna de la Independencia, el saldo total de dicho terremoto fue de 52 muertos, 569 lesionados, más de 100 derrumbes y pérdidas materiales calculadas en 100 millones de pesos de aquella época.

Pero el terremoto que marcó la historia de México fue el 19 de septiembre de 1985, fue el más mortífero y destructivo que se ha registrado en la historia de la ciudad de México, el epicentro se localizó en las costas de Michoacán y Guerrero, rotura del contacto entre las placas de Cocos y Norteamérica, en una extensión de 50 km x 170 km y unos 18 km de profundidad, su magnitud fue de 8.1 según informó el Instituto de Geofísica de la UNA, con una duración de casi cuatro minutos, de los cuales, un minuto y treinta segundos corresponde a la etapa de mayor movimiento.

La intensidad en la superficie directamente sobre la zona de ruptura, alcanzó IX en la escala de Mercalli modificada la (Daño considerable en estructuras de diseño especial, estructuras con armaduras bien diseñadas pierden la vertical; daño grande en edificios sólidos con colapso parcial, los edificios se desplazan de los cimientos, grietas visibles en el suelo, tuberías subterráneas y rotas). A pesar de la gran distancia focal (370 km ) que atenuó fuertemente las ondas de roca, los efectos de sitio en la cuidad las amplificaron dramáticamente, principalmente en ciertos rangos estrechos de frecuencia de vibración, debido a la estratigrafía profunda del Valle de México, las ondas que llegaron aquí a la superficie superior rocosa tenían en comparación con otros sitios, un contenido excepcionalmente alto de energía en un intervalo de frecuencias que abarca justamente aquellas que más amplifican las arcillas del valle.

Por todos lados surgieron brigadas de rescate de aquellos que desinteresadamente ofrecieron algo más que sus propias manos. Crecía a cada momento la incertidumbre y luego la desesperación, no había picos, ni palas, ni marros, mucho menos maquinaría o aparatos especiales para las labores de salvamento; hospitales y ambulancias no se daban abasto, mientras que la escasez de medicamentos y sangre tuvieron como consecuencia la pérdida de muchas vidas que pudieron ser salvadas.

En aquel tiempo el secretario de la Defensa Nacional, anunció minutos después del temblor que el Ejército Mexicano había puesto en operación el Plan DN-III de auxilio a la población civil. 

Aparecerían entonces las primeras respuestas y apoyo hacia Mexico: se desborda la generosidad y el apoyo internacional. El presidente de Cuba, Fidel Castro, fue uno de los principales; le siguieron dirigentes de la ONU y los presidentes de Argentina, Colombia, Estados Unidos, España, Nicaragua y Venezuela (entre otros).

La noche del jueves miles de habitantes del Distrito Federal, atemorizados ante la posibilidad de un nuevo temblor, durmieron fuera de sus casas en albergues improvisados y campamentos ubicados en parques, camellones, aceras y, en menor medida, en instalaciones públicas.