La obra de don Vicente T. Mendoza

 

 

La cultura moderna… parece más bien

una cultura de desvinculación, discontinuidad y olvido.

Zygmunt Bauman

 

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

 

Parte fundamental del proceso de recuperación y rescate de la música vernácula mexicana se debe al profundo compromiso asumido por el musicólogo y compositor poblano don Vicente T. Mendoza, a quien nuestra cultura debe parte fundamental de su acervo musical.

Nacido a fines del siglo XIX, su afición por la música lo llevó a cursar estudios en la Academia de Bellas Artes y, en 1914, hace una centuria, ingresó al Conservatorio Nacional de Música, institución de la que formaría parte de su cuerpo docente, y en la que viviría de primera mano la profunda transformación musical surgida a raíz de la propia Revolución, la cual encontró en el corrido la forma más popular de recrear las vivencias de los participantes y aportar sus composiciones y descripciones musicales al imaginario colectivo fraguado al fragor de épicas batallas y de momentos relevantes de la intensa vida de los héroes y heroínas que nutren el patrimonio popular de los corridos de la Revolución.

Junto a su compañero Daniel Castañeda, Vicente T. Mendoza realiza una de las más acuciosas investigaciones sobre los instrumentos musicales de los pueblos originarios de El Mezquital, su trascendencia y sus transformaciones como elementos vinculatorios del sincretismo musical.

En consonancia con el movimiento cultural impulsado por el cardenismo, Vicente T. Mendoza funda en 1938 la Sociedad Folclórica Mexicana, institución que publica un anuario de música vernácula que, junto a sus estudios sobre el Romance español y el corrido mexicano (1939), La décima en México (1947), Lírica infantil de México (1951), La canción mexicana (1961) y Lírica narrativa de México, constituyen un aporte fundamental al conocimiento y difusión del cancionero nacional.

Hace 50 años, el 27 de octubre de 1964, muere don Vicente T. Mendoza; su trabajo fue pilar fundamental en el creativo homenaje que a los 25 años de su fallecimiento constituyen los dos tomos de El cancionero mexicano compilado por Mario Kuri Aldana y Vicente Mendoza Martínez.

Estas obras de rescate y difusión permiten enfrentar con inteligencia la obsolescencia instantánea denunciada por George Stenier, con mayor énfasis ante la avalancha del MainStream, estrategia mercadotécnica que produce la homologación de “gustos planetarios” en detrimento de las expresiones musicales autóctonas, y el consecuente arraigo a ritmos y letras propias de los pueblos y sus civilizaciones.

El debate entre expresiones culturales globalizadoras y vernáculas ha llevado a los grandes pensadores del siglo XXI —como es el caso de Zygmunt Bauman— a culpar a la cultura líquida de provocar desvinculación, discontinuidad y olvido, corriente que poco abona a la pluralidad cultural y cuyo objetivo reduce el espíritu provocador de intercambios sociales inherente a la cultura, a meros indicadores de rentabilidad comercial.