Entrevista a Martín Barrón/Inacipe

Irma Ortiz

Disolución social, ¿cuándo aparece este delito?, ¿en qué contexto histórico?

Apareció por las décadas de los cuarenta, cincuenta, cuando estaba el movimiento magisterial, de médicos, el ferrocarrilero y varios de los movimientos sociales, y también durante el movimiento estudiantil de 1968; es el delito que fundamentalmente se va a manejar, el de disolución social; obviamente tenía un carácter eminentemente político.

¿Este delito cómo se tipifica? Y ¿qué elementos dan pie a declarar una disolución social?

Fundamentalmente lo que nosotros vamos a ver en este delito son todas aquellas manifestaciones, todos aquellos actos que de alguna u otra manera eran considerados en su momento como contrarios a las acciones del gobierno en turno, aquéllos que se oponían, aquéllos que criticaban el quehacer político de aquellos años. Entonces, fundamentalmente eran una serie de argumentos de naturaleza política los que estaban detrás para poderle aplicar a alguien este delito de disolución social.

Hoy debido a los acontecimientos de violencia que estamos viendo en todo el país, voces como la del presidente de la Mesa Directiva del Senado, Miguel Barbosa, quien ha señalado que si no se resuelven pronto problemas como los de Iguala, estaríamos viviendo ya una disolución social, ¿qué opina?

No considero que estamos viviendo otro contexto. Hay que recordar que tanto en la década de los cuarenta y en los cincuenta es cuando surge con mayor fuerza; las condiciones políticas del país eran otras; las condiciones que había constitucionalmente eran otras, es un contexto muy distinto a lo que ahora estamos viviendo.

La disolución social tenía un carácter político. Hoy lo que estamos viviendo en el país no necesariamente pasa por el tema político. Las consecuencias de la violencia, digamos, de la insatisfacción, de la exclusión social, de la pérdida laboral y toda esa serie de temas que han venido dando como resultado una serie de movilizaciones, fundamentalmente el tema del país sigue siendo la violencia y con esto toda otra serie de aspectos negativos, y aquí nos referimos no solamente a la violencia vinculada al narcotráfico o a la delincuencia organizada, sino también las respuestas que hay a este tipo de violencia.

Otra forma de ver la realidad social

Entonces no podemos hablar de que son los mismos objetivos que en su momento quienes pertenecían a diversos sindicatos como, por ejemplo, el propio Valentín Campa o David Alfaro Siqueiros en su momento por allá en la década de los cincuenta, de los sesenta, pues ellos tenían otra forma de percepción de la realidad social. También había una vinculación de este delito al partido comunista, que era uno de los partidos de oposición en aquella época; y hoy me extraña que sea la gente de izquierda la que diga que hay disolución social porque en su momento este delito se aplicó a quienes pertenecían a la izquierda, es decir aquéllos que reclamaban al gobierno en turno, nuevos cambios y que había crítica social y política muy fuerte, y en estos momentos las condiciones son totalmente diferentes.

Barbosa aduce que hay un movimiento estudiantil creciente, así como de la sociedad civil más fuertes, y la aparición de grupos radicales, una percepción de violencia por cuestiones como las de Tlatlaya o Iguala.

Sí, pero son otras condiciones, lo que he señalado es que debemos aprender a diferenciar, por ejemplo, los escenarios que hay en México, yo desde hace años había manejado y está escrito por ahí en algunos de los libros que se llama Violencia y seguridad en México en el umbral del siglo XXI, donde hablo de que hay tres escenarios fundamentales.

El primer escenario de toda esta lucha del narcotráfico y toda la violencia derivada del mismo es de delincuentes contra delincuentes, es decir, maleantes que matan a otros delincuentes por la rivalidad del mercado de las drogas; esa forma incluso de cómo se ejerce la violencia entre los grupos antagónicos es muy particular y ésa no necesariamente le repercute de una u otra manera al contexto social, sino solo a aquéllas personas que están en este mundo de la delincuencia organizada.

El segundo escenario es de delincuentes que matan a autoridades; ¿por qué las matan?, en primera instancia porque puede haber autoridades coludidas con alguna organización, y cuando llega una organización contraria o para realizar ajustes de cuentas, se mata a la autoridad; pero también habría que ver de qué nivel es la implicación de alguien, ya sea policía, ministerio público u otro tipo de autoridad, que pudieran estar inmiscuidos en algún tema vinculado a la delincuencia organizada.

El siguiente subescenario era de delincuentes que matan a autoridades porque están haciendo su trabajo, es decir, la famosa “ley de los metales”: plata o plomo, o te doy el dinero y si no lo aceptas está de por medio tu vida, e incluso en el tercer subescenario que desde 2011 ya veía estas repercusiones que hoy, a la luz de todo lo que ha salido en los últimos dos meses, era que autoridades que estaban empezando a realizar ciertas acciones, ya de ajuste o de privar de la vida a los delincuentes. Incluso lo digo, que era polémico, estoy hablando de 2011, y entonces era otro escenario. Y parece ser que cuatro años después de que lo planteaba se vino a consolidar y a reforzar esta idea que ya tenía de aquel entonces.

Tenemos el tercer escenario, que es el de los delincuentes contra la sociedad, ¿por qué razón? Recordemos el evento del año 2008, de un granadazo sobre la plaza pública en Morelia, Michoacán durante los festejos del 15 de septiembre, hasta ahí se había quedado en estos tres escenarios y con la subdivisión en la de en medio, pero ahora a raíz de estos hechos podemos decir que también, en algunos casos, como pudo ser lo de Guerrero o el propio caso de Tlatlaya en el Estado de México, se está dando el caso de autoridades contra la sociedad, lo que sería muy grave.

Todo en un mismo saco

Es aprender a manejar escenarios de manera distinta para no meter todo en el mismo saco, eso es para mí parte de lo que ha estado sucediendo, que todo se está metiendo en una misma perspectiva sin poder diferenciar las variantes que puedan tener cada uno de los casos.

El escenario que estamos viviendo en el país es el escenario obviamente de inseguridad, de violencia, lo más grave es que en el sexenio pasado, el que denomino el sexenio de gobernar con el miedo, es decir, una administración en donde hubo una lucha contra la delincuencia organizada, específicamente contra el narcotráfico, lo que en lugar de abatir y quitarles o restarles poder a las organizaciones delictivas, que en términos generales eran siete y donde incluso el gobierno actual dijo recientemente que eran casi 85 subgrupos, es decir, que se derivaron a partir del evento del sexenio pasado, la lucha contra el narcotráfico.

Esto también es muy grave, porque ahora contra quién combato, quién es el enemigo, digámoslo así, quién es el delincuente, entonces ahora tengo 85 subgrupos que se formaron a partir de siete grandes grupos, esto es muy delicado porque es el resultado precisamente de parte de la estrategia, que no existió, de la lucha contra el narcotráfico que realizó Felipe Calderón.

¿Y hoy cómo ve los escenarios?

Actualmente la autoridad ha estado y lo puedes ver, de la captura de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, hasta las recientes capturas o muertes de algunos líderes, pero la delincuencia organizada sigue. El hecho de una estrategia que también ha sido parte de lo que he señalado, que la estrategia no debe ser de descabezamiento de los grandes líderes del narcotráfico sino que hay que pegar en las estructuras económicas para entonces sí poder eliminar el poder económico de las organizaciones, lo cual también es muy complicado.

Ése es precisamente el gran problema que tenemos en el país, sólo hay que revisar la encuesta nacional de victimización de este año, que si mal no recuerdo salió la semana pasada o antepasada, donde uno de los temas fundamentales sigue siendo la inseguridad.

Es decir, la sociedad está reclamando mayor seguridad, pero lo que están haciendo los gobiernos desde la administración pasada es incrementar el número de policías, aumentar el número de armas, poner más patrullas y si vemos lo que se ha gastado en el tema de seguridad pública en los últimos 20 años, es el área en la que más se ha invertido económicamente pero es la que menos resultados tiene.

Aunado a la peor crisis en materia de violación a los derechos humanos…

Ése es otro tema en el que obviamente surge el concepto de disolución social, no había estas cuestiones de derechos humanos. Aquí hay un cambio drástico entre todo lo que hay, incluso las consecuencias que se han manejado a nivel internacional de que la actual administración no logre resolver los casos, ¿por qué razón?, porque propiamente la disolución social estaba basada en rebelión o tentativa, asonada, por ejemplo, estaba basada en tentativas de asonada o motín, nada de eso estamos viendo ahorita.

Demanda de seguridad

Hay una diferencia enorme porque estaba revisando precisamente el artículo creado en aquellos años que es el 145 y 145 bis, de la década de los cuarenta y cincuenta, donde establece que los delitos serán: tentativa de rebelión, sedición, asonada o motín. Hoy no es necesariamente lo que los jóvenes están reclamando o que las ONG están reclamando, están demandando seguridad, exigen resolución de casos donde es la autoridad la que cometió estos abusos.

El tema de derechos humanos atraviesa todo esto, ¿por qué razón? Porque la autoridad es la primera que está violando toda la parte de derechos humanos y recordemos que la reforma del año 2011, en materia de derechos humanos. Entonces el contexto no tiene nada que ver, por eso me extraña la declaración.

No hay disolución social, habrá otros problemas de naturaleza social, pero no de disolución.

Los escenarios son sombríos…

Sí, el escenario es un poco sombrío porque en nuestro país para solucionar esta problemática de la violencia, se trata de un tema estructural. Desde la administración pasada empezaron a hablar de prevención social de la violencia pero en esta prevención hay cinco grandes áreas que hay que atender: trabajo, educación, salud, vivienda y cultura. Son los cinco grandes temas, ahora el problema es cómo generamos empleo, cómo corregimos el pésimo sistema de educación que tenemos, somos uno de los países con el mayor número de días escolares pero si vemos la calidad de la educación, está por los suelos.

Si vemos el tema de la salud pública, no está en crisis el Seguro Social, no está en crisis el ISSSTE, la propia secretaría, ¿cómo reforzarlos? Ahí está el hecho de que el sexenio pasado nos dijeron que lo importante era el seguro popular, ésa es una muestra de que los otros tres sectores están colapsados; y luego está el ámbito de la vivienda, una vivienda que es cada día más pequeña y las instituciones encargadas de atender este tema están construyendo lo que llamo pichoneras o palomares, cada vez es menor el espacio que se construye.

Por el otro lado está la cultura, por una parte nos señalan que hay que generar cultura, ¿de que tipo?, ¿de qué naturaleza? Insisto, estas cuestiones que son prevención social, qué se hace. Estamos hablando de contexto totalmente distinto entre 1950 y el presente, son más de 50 años los que hay de diferencia y circunstancias totalmente distintas.