Dieciocho estados cambiarán congresos y alcaldías
Yazmín Alessandrini
La atmósfera político-social en México en estos momentos se encuentra extremadamente sacudida. Hay temas que verdaderamente nos ponen en perspectiva de reflexionar cuál será, en el inmediato y corto plazos, el derrotero que seguirá nuestro país si los políticos y nuestras autoridades no le meten las manos totalmente a los asuntos que en la actualidad nos ocupan.
El año próximo viviremos un proceso electoral que se antoja sumamente trascendental para el futuro de México. Dieciocho estados cambiarán sus congresos y alcaldías, por lo que estarán en disputa 16 mil 819 puestos de elección popular y el escrutinio recaerá directamente en el debutante Instituto Nacional Electoral, que con Lorenzo Córdova Vianello al frente, tiene frente a sí a nada sencilla tarea de limpiarle la cara a una institución que por sobre todas las cosas debe ser garante de la democracia, pero que cuando estuvo al frente de ella Leonardo Valdés Zurita, dejó mucho qué desear en su labor de procurarle confianza y seguridad a los votantes.
Lo que viviremos el año próximo se antoja como un momento histórico porque presenciaremos la transformación del sistema electoral mexicano. Y si a esto le agregamos que entrarán en lisa tres nuevos actores, los partidos Movimiento de Regeneración Nacional, Encuentro Social y Humanista, entonces el macrocosmos político-electoral se tornará aún más complejo de como lo conocemos actualmente.
No podemos sustraernos al hecho incontrovertible de que contamos con una nueva autoridad electoral que cuenta, ahora sí, con facultades nacionales y por tanto esta circunstancia también viene aparejada con una serie de implicaciones que se desprenden de esta nueva naturaleza.
Y el botón de muestra de esta flamante realidad que ya estamos viviendo todos los mexicanos lo podemos palpar con la integración de los nuevos Organismos Públicos Locales Electorales para 18 estados, los cuales finalmente quedaron conformados tras un largo proceso de exámenes y análisis curriculares con 126 funcionarios que se encargarán de organizar los procesos electorales en sus respectivas entidades.
Se viene también una nueva era en la por ley las cuotas partidistas que deberán desaparecer y con ello se forzará un equilibrio de fuerzas en todos los congresos locales, situación que definitivamente fortalecerá la vocación democrática con la que deberán proceder todos los actores involucrados.
Baja California Sur, Sonora, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán, Edomex, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo Leon, Guanajuato y el Distrito Federal se acercan a un momento culminante de su historia político-electoral.
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