En Francia, la izquierda se muerde la cola y el ambiente político se enturbia aún más. Poco a poco se dibuja un escenario donde parece que no hay más opción que derecha o ultraderecha. Ésta última irrumpe en el senado y amenaza con dificultar  más el débil mandato del presidente Françoise Hollande.

Tres años solamente le duró el gusto al Partido Socialista de tener mayoría en el senado. El domingo 28 de septiembre pasado, sufrió su tercera derrota consecutiva en unas elecciones indirectas que sirvieron para renovar la mitad del Senado.
En realidad no hubo sorpresa, simplemente siguió la tendencia política de los últimos tiempos en Francia y en algunos otros lugares de Europa, el crecimiento sin paro de las tendencias más conservadoras. En estos comicios indirectos sólo votaron un número selecto de personas,  (150 mil), la mayoría formada por Concejales, Alcaldes, Consejeros Generales y Diputados, que conforman el 95% del censo electoral para este tipo de votación.
Así las cosas, el partido del recién reciclado Nicolás Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y sus socios de la Unión de Demócratas Independientes (UDI), recuperaron 116 escaños de los 179 que estaban en juego, con lo cual vuelven a controlar esta cámara como lo han hecho por casi medio siglo.
Lo noticia se la llevó el ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, que obtuvo dos asientos  y con ello entra por primera vez al Senado.
Aunque políticamente la reconquista del Senado por la derecha y la irrupción de la ultraderecha no supondrán un gran cambio, ya que los socialistas siguen dominando en la Asamblea Nacional, no obstante la derecha ahora podrá obstaculizar y retrasar las iniciativas del gobierno que, dicho sea de paso, poco difieren de la derecha.
Sin embargo, el hecho de que la ultraderecha llegue al Senado sí potencializa la imagen de Le Pen, quien desde ya advirtió que su partido utilizará esa tribuna para “debatir” los temas que les interesan, tales como “el control de las fronteras, y la inmigración, la inseguridad o la Unión Europea”.
En este contexto, con Le Pen creciendo y el retorno de Sarkozy, la derecha y la ultraderecha, se posicionan con fuerza en el escenario francés y mientras tanto, ¿dónde está la izquierda?