Después de que el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, anunciara su dimisión para permitir la celebración de elecciones en el plazo de 90 días, el jefe de Estado Mayor, el general Honoré Nabere Traoré, asumió la presidencia de la transición de ese país.
Traeré aseguró ante la prensa local que ocupará el vacío de poder en el país ante la renuncia de Compaoré para celebrar elecciones lo más pronto posible y anunció la formación de un Gobierno de transición que durará un año. Los militares asumen el control del país después de disolver la Asamblea Nacional, asegurando que en el nuevo Ejecutivo estarán integradas todas “las fuerzas vivas de la nación”.
En demanda de una salida sin condiciones del presidente, desde las primeras horas de la mañana, miles de personas se dieron lugar en las calles de la capital, Uagadugú, y en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad del país.
En este contexto, en el que el descontento se origina tras la intención de Compaoré de extender su mandato, que se prolonga por más de 27 años, gran parte de la oposición exige que el general retirado Kwame Lougue asuma la jefatura de Estado.
Lo que empezó siendo una manifestación ciudadana, ha tomado forma de un golpe cuasi militar; ahora, la duda principal es saber quién dirigirá el país, después de que se asegurara que el nuevo Ejecutivo estaría integrado por todas “las fuerzas vivas de la nación” aunque no especificaron nombres.
“Ya no hay vuelta atrás. Es él o nosotros. Si dejamos que continúe en el poder, la represión será feroz”, dijo en conversación telefónica a ABC, F. Sidibe, uno de los manifestantes que en los últimas horas caminaban bajo el lema “no toques el artículo 37”, en referencia a la cláusula de la Constitución que ahora prohíbe la candidatura de Compaoré a las elecciones del próximo año.
Compaoré tomó el poder en octubre de 1987, después de un golpe de Estado contra Thomas Sankara, considerado el “Ché Guevara de África”, aún considerado una de las figuras más reverenciadas de la política regional.
Desde entonces, el mandatario burkinés se ha impuesto en cuatro elecciones presidenciales; en las últimas, en 2010, con el 80% de los votos. Un apoyo incondicional ciertamente extraño para un país situado en el puesto 181 de 187 en el índice de desarrollo humano y cuya renta per capita es de apenas 700 dólares anuales, una de las más bajas del mundo.
Para evitar una posible reelección de Compaoré, en 2005, se introdujeron en la Constitución una serie de reformas que impedían su candidatura, sin embargo, con el cambio propuesto, el ahora ex mandatario podría haber vuelto a presentarse no solo una, sino hasta tres veces más.
