Entrevista a César González Aguirre/Investigador del Museo del Palacio de Bellas Artes

 

 

Jacquelín Ramos

No fue un erudito aséptico ni un luchador intérprete de las modas en uso. Entendió la historia del arte dentro de los límites de una tradición occidental de la que absorbe los argumentos y, en cierto momento, la metodología.

Para el poeta Octavio Paz (1914-1998), el artista es un creador de imágenes que contienen una historia condensada a lo largo del tiempo. Su gran enseñanza se resuelve en el aprendizaje de la mirada que sin duda alguna “ver es un privilegio”, y el privilegio mayor es ver cosas nunca vistas: una obra de arte.

Las inquietudes de Paz buscaron entender lo evidente, cuando buscaba comprender las singularidades de su propio origen; se reflejaba a sí mismo mirando las singularidades de un otro culturalmente distinto en contraste con su mexicanidad. Era simplemente un insaciable observador de la azarosa dinámica de las sociedades modernas y entendía muy bien que una obra de arte o una acción concreta de índole social, política, incluso religiosa, podían definir el pensamiento de toda una generación o de una nación.

Su brillante capacidad para desplazarse a través de la historia para encontrar correspondencias que ligaran unas épocas con otras, así como su cercanía al estudio de las manifestaciones artísticas de tiempos remotos y actuales, han permitido no sólo la proximidad a la biografía plástica de nuestro país llevándonos a las creaciones mesoamericanas, novohispanas y muralistas, sino también llegar a las vanguardias europeas y americanas del siglo XX a través de una óptica única: la del poeta.

Por ello, la exposición En esto ver aquello. Octavio Paz y el arte, montada en el Museo del Palacio de Bellas Artes, es una oportunidad para entender la obra de Paz a través del arte; y para entender el arte a través de su obra, así lo explica en entrevista a Siempre! el investigador César González Aguirre, del Museo del Palacio de Bellas Artes.

El especialista asegura que la obra del poeta no es una crítica artística a las diversas manifestaciones plásticas, sino una postura reflexiva, un legado para entender el arte, desde el arte de su poesía.

Paz y la experiencia estética

Platíquenos un poco de cómo Octavio Paz fusiona la poesía con el arte.

Paz señala que desde joven se sintió atraído por las artes visuales o plásticas, y esa atracción recorrió durante toda la época de su vida un interés que manifestó en sus escritos, sobre todo en los dos tomos en específico de Los privilegios de la vista. Ahora podemos consultar estos privilegios de la vista en sus obras completas, pero también en sus diferentes textos ya sea poéticos, de ensayo, o de crítica política donde estuvieron siempre presentes las investigaciones sobre el arte y un interés en mezclar la parte poética con la parte de acompañamiento a las artes visuales.

Paz no se entiende como un crítico de arte, sino sólo como un acompañante que disfruta de la experiencia estética, con una postura reflexiva, que deja un legado para entender el arte, desde el arte de su poesía. Entonces en este sentido siempre pensó en las artes visuales como un medio también de experimentación y de pensar del lenguaje poético; El mono gramático, por ejemplo, es un texto en el que mezcla imagen y texto, y la imagen no es una ilustración del escrito, sino una forma de escritura.

¿Cuál fue la principal intención del poeta al escribir textos sobre arte?

Las intenciones pueden ser muy variadas, una tiene que ver a mi parecer con el posicionamiento de la vista en relación a la construcción del mundo y a la construcción de una forma de lenguaje más abierta, porque la imagen justamente nos permite una forma de aproximación a las cosas, diferente al texto o al lenguaje hablado, pasa por otro tipo de caminos, de trayectos que no siempre son descifrables. Uno no puede escribir, por ejemplo, una pintura con palabras, siempre está aún más allá de un lenguaje elaborado por la voz, entonces las intenciones seguramente fueron muy variadas. Quizá mucho tuvo que ver con sus estadías en diferentes países, lo cual le abrió otro tipo de pensamiento diferente al pensamiento occidental. Por ejemplo, cuando estuvo gran tiempo en India manifestó mucho interés por el estudio del erotismo, por el pensamiento tántrico, por una forma de entender las cosas que es difícil o diferente a nosotros que vivimos bajo un pensamiento marcado por occidente.

¿La reflexión poética de Paz principalmente a qué tipo de arte fue dedicada?

A Paz no le interesaban los estilos, así llamados, o los movimientos que sabemos que no son movimientos, manifestaciones artísticas, a él le intereso la sensibilidad que está compartía en diferentes latitudes y tiempos. Paz estuvo muy interesado desde el arte prehispánico precolombino aquí en nuestro país hasta el arte contemporáneo, en su momento le interesó el muralismo, por ejemplo, lo criticó en su vertiente ideológica. También manifestó interés por las vanguardias históricas y en este sentido entrelazó contenidos y significados entre obras que no necesariamente fueron producidas a la par, pero que sí compartían o establecían nexos entre ideas y significados por diferentes momentos de la historia.

Los núcleos temáticos de la muestra

En cuanto a la exposición, ¿cómo está integrada? ¿Cuál es su línea conductora? ¿A partir de qué concepto parte la muestra?

La muestra está integrada por 12 núcleos temáticos, formada tanto por arte nacional como arte universal, que a pesar de que no haya una separación categórica entre este tipo de denominaciones, hay vínculos que nos permiten diferenciar tiempos, pero también nos permite establecer relaciones entre las obras que fueron producidas aquí en nuestro país, y obras que han sido producidas en el exterior.

El público va a poder transitar por una entrada magnífica que está dedicada al cubismo y a Pablo Picasso —da cuenta de la relación de Paz con artistas inscritos en esta corriente, la admiración del poeta por el Guernica, y su involucramiento con la Guerra Civil—, y que continúa con uno de los artistas a los que más le dedicó atención, que es Marcel Duchamp, el creador francés, artista dadaísta— tendencia artística que estaba en contra del arte, los códigos y valores de su época en la Primera Guerra Mundial—, movimiento cuyo humor delirante y razonado cuestionó el arte moderno. Después se conduce a un pasillo dedicado al arte abstracto y continúa por un núcleo dedicado al arte surrealista.

Posteriormente vemos la estadía de Paz en la India, y los estudios que realizó en torno al erotismo, a la sexualidad y el amor, en el núcleo titulado “La sonrisa de Eros” —que está inspirado en La llama doble y El mono gramático, que hablan de su interés sobre temas como el erotismo, el deseo, el cuerpo y la escritura—. En ese recorrido, el público en el segundo piso podrá ver arte dedicado a Mesoamérica, al arte destinado a la Conquista española en la Nueva España, a la pintura popular y las expresiones empleadas en la Academia.

También podrán observar un núcleo muy importante referido a Sor Juana Inés de la Cruz, en relación con el arte de otros pintores y poetas, como Michelangelo Buonarroti, Federico García Lorca y Xavier Villaurrutia. De las últimas salas tenemos el núcleo “Revoluciones y revelaciones”, que abarca la temática de Paz más enfocada al arte moderno en México, en donde encontramos obras de artistas como Jean Dubuffet, Carlos Mérida, Wilfrido Lam, Pedro Coronel y José Luis Cuevas.

Como final del itinerario de esta magna exposición, podrán admirar “El aquí y el allá”, que muestra una selección de artistas y obras en los que Paz puso énfasis tanto en ensayos como poemas dedicados a una pieza o un autor. La premisa principal de este apartado, ubicado en la sala Paul Westheim del museo, es revelar las ideas y situaciones contenidas en las pinturas expuestas y el pensamiento del artista al momento de su creación. Se sugieren similitudes y contrastes, confluencias y divergencias entre artistas europeos, estadounidenses y mexicanos, como Edward Hopper, Martín Ramírez, Rodolphe Bresdin, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo, entre otros.

Piezas por primera vez en México

¿De dónde provienen las piezas?

El público va a tener una gran oportunidad de observar obras que como se ha mencionando es la primera vez que viajan a nuestro país, y que además están en diálogo directo con obras nacionales y con otras obras que vienen de diferentes partes. Uno de esos ejemplos es una obra de Robert Motherwell, que se llama Face of the night y es justamente un retrato de Paz. En esta sala por ejemplo tenemos al poeta y su musa del artista Georgio de Chirico. Tenemos una fantástica pintura de un artista llamado Richard Dadd, que justamente dialoga con Martín Ramírez, un artista poco conocido ahora en 2014, y que proviene de Jalisco.

También es importante señalar que vienen piezas de diferentes estados de la república, que es poco viable que estén después nuevamente en la ciudad de México, por cuestiones de la operación que requiere trasladarlas y también del cuidado de la pieza. Ahora las tenemos aquí presentes dialogando con obras de artistas muy reconocidos como Picasso, Marcel Duchamp y otros artistas de gran importancia.

¿Qué tan difícil fue reunirlas, sobre todo aquéllas que se exponen por primera vez en México?

En la labor de gestión nos llevamos mucho tiempo de planeación, más de un año y estamos confiados y seguros de que la capacidad del Museo del Palacio de Bellas Artes permite conseguir este tipo de préstamos a través de su vinculación con otras instituciones de importancia global, y que a través de las exhibiciones que se han realizado anteriormente es posible albergar este tipo de obras tan importantes que vienen de instituciones reconocidas de diferentes partes.

¿Cuál es el diálogo que se pretende entablar con el espectador con esta magna exposición?

Mostrar una faceta poco conocida del escritor. Casi todos conocemos los textos más difundidos sobre el autor, pero no conocemos la parte dedicada a las artes visuales. Paz fue un hombre bastante dedicado y que le dio mucha importancia a las artes visuales, tanto en sus estudios como los que he mencionado de los Privilegios de la vista, como en algunos libros por ejemplo los de Sor Juana Inés de la Cruz y Las peras del olmo.

Es una oportunidad del público para acercarse a Paz, a partir de la imagen, a partir de las primeras ediciones que también tenemos en exhibición en las diferentes salas de la muestra, y que podrán ver a un Paz menos complejo, más preocupado por el entorno en el que se encontraba, y por una acción poética que estuvo presente en todos sus textos y en sus aproximaciones a las artes.

Es una gran exhibición que nos permite establecer nexos con el escritor y, sin embargo, no únicamente con él sino también con los diferentes artistas que están presentes en esta muestra. Es una oportunidad única para encontrar este tipo de relaciones e interpretar lo que a cada uno le corresponde, y así aproximar de manera más libre los textos y escritos de Paz.