Entrevista a Miguel Sarre/Profesor-investigador del ITAM
Nora Rodríguez Aceves
Frente a la decisión de Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de buscar la reelección en el cargo, Miguel Sarre, profesor-investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) señala: a partir de su gestión “yo digo que no tiene perfil de ombudsman, no tiene el comportamiento, la actuación de un ombudsman, como se puede demostrar de la lectura de cualquiera de sus mensajes ante el presidente de la república, que es el elemento clave para evaluar al ombudsman”.
“No actúa, no se ve como un defensor, se ve como un funcionario público de una oficina de derechos humanos, pero no como el defensor de los derechos humanos, como el promotor de los cambios para hacer que esas violaciones que se han presentado no se vuelvan a repetir, el artífice de reformas legales para lograr amarrar, controlar a las autoridades, el que se enfrenta a los poderes locales, que utiliza sus recursos para poner, no sé, hasta anuncios en la prensa o en el radio local cuando dirige una recomendación a una autoridad local, es decir, actuar con mucha eficacia. Como el que promueve medidas cautelares, que está delante de los cambios en la legislación en la reforma penal, en la reforma penitenciaria, en la reforma del sistema de salud, en el sistema educativo”.
“Que sea alguien al que se vea como un mediador, que es otra función del ombudsman, en problemas tan relevantes como el del Politécnico, tener esa autoridad moral enorme que lo hiciera el mediador excelente, el medidor de lujo, para esos grandes conflictos que estamos viviendo en el país. No tiene esas características, no lo ha demostrado, pues no tenemos porqué pensar que lo demostrará en el próximo periodo, así es que en eso soy absolutamente claro, no tengo ninguna duda, pero eso no significa que me pueda pronunciar en favor de algún candidato.”
Y es que el experto en materia de derechos humanos deja clara su postura al respecto al opinar sobre los aspirantes a la presidencia de la CNDH. “En lo particular no me pronuncio, yo me pronuncio sólo sobre aspectos de gestión de la Comisión Nacional, o si hubiera aspectos específicamente criticables de cada candidato, pero no puedo proponer un candidato o apoyar o pronunciarme por un candidato, porque entonces mi labor crítica, que he venido desempeñando en los últimos años hacia la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, perdería independencia, porque si apoyo a un candidato después no podría criticarlo, y si no lo apoyo a él, parecería que estoy cobrando venganza porque no está el candidato que era de mi preferencia, por eso no tengo una postura personal pública ni privada sobre los candidatos”.
Cabe mencionar que el jueves 16 de octubre, el Senado de la República aprobó la convocatoria para la elección o reelección del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos para el periodo 2014-2019.
De acuerdo con la convocatoria, los documentos para el registro de aspirantes fueron recibidos los días 20, 21 y 22 de octubre de 2014, de las 9:00 a las 20:00 horas, en la Oficialía del Senado.
Comparecencias públicas
A partir del 24 de octubre se publicará, en la Gaceta Parlamentaria del Senado, la lista de las candidaturas que hayan cumplido con los requisitos de elegibilidad e idoneidad establecidos en la presente convocatoria.
Posteriormente, realizarán las comparecencias públicas de candidatas y candidatos los días 27, 28, 29, 30 y 31 de octubre, las cuales serán abiertas al público en general y se transmitirán por el Canal del Congreso.
Una vez concluidas las comparecencias y audiencias públicas, las Comisiones de Derechos Humanos y de Justicia elaborarán y propondrán al pleno el dictamen correspondiente para definir la titularidad de la CNDH, y la persona que resulte electa o reelecta rendirá la protesta correspondiente ante el Pleno del Senado a más tardar el 13 de noviembre del presente año.
En este sentido y a pesar de las múltiples críticas y observaciones a su desempeño “carente de credibilidad, de seriedad, de imparcialidad y poco profesional”, por parte de organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, de académicos, de investigadores, e incluso de las propias víctimas, el pasado miércoles 22 de octubre el actual presidente de la CNDH, Raúl Plascencia Villanueva presentó su registro para buscar la reelección en el cargo.
De ahí que el maestro en derecho —derechos humanos— por la University of Notre Dame, Estados Unidos, asegure a Siempre! que los acontecimientos que la sociedad está viendo ahorita, donde la figura del ombudsman nacional es determinante para casos como los que tenemos con los jóvenes del Estado de México, de Michoacán, y la enorme presión social son muy fuertes para que el proceso de sucesión en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos “sea lo más transparente posible, no se podría resistir una decisión simplemente tomada por la fuerza de los números, sin escrutinio, sin esa confrontación, sin ventilar; el Senado tendrá que escoger al que sea políticamente aceptable pero técnica y moralmente suficiente, por lo menos, para desempeñar esa función”.
“No podrán poner a cualquier persona y eso mismo hará que esa persona llegue con una legitimidad de origen mayor que tendrá que construir con una legitimidad de ejercicio en lo sucesivo. Aquí es muy importante la labor que debe desempeñar el Senado de la República de observación del ombudsman porque el hecho de que la Comisión Nacional sea una institución autónoma no significa que esté exenta o que deba estar exenta del escrutinio público, al contrario debe estar sometida al escrutinio público, particularmente del Senado, para contar con los elementos suficientes a fin de determinar y valorar la gestión cuando es un caso como éste, donde tiene que decidir si se elegirá a quien ya desempeñó el cargo, nada mejor que ver la información que se tenga del análisis de esa gestión realizada en los años pasados”.
La responsabilidad del Senado
Por lo tanto, “ésta es una responsabilidad del Senado, tener esa información, tener datos objetivos, para poder decir: no podemos elegir a un ombudsman que hemos observado y que tenemos estos datos del análisis de sus expedientes, del análisis interno de la Comisión Nacional, el Senado de la República debiera estar permanentemente con un pie dentro de la comisión, no para decirle qué debe hacer, porque para eso es su autonomía, sino para ver cómo ejerció su autonomía?”
Autonomía —expresa Sarre— “exige rendición de cuentas; yo diría: a mayor autonomía, mayor rendición de cuentas, porque justamente te dejé actuar con libertad antes, y ya que actuaste con libertad ahora sí enséñame tus cuentas, enséñame tus expedientes para ver cómo ejerciste ese poder tan amplio que te di. Éste es un elemento que ojalá que este proceso —de elección del ombudsman—- sirva para que en lo sucesivo el Senado tenga ya instrumentos permanentes, técnicos, algo más similar, por así decirlo, a lo que ocurre con la Auditoria Superior de la Federación, donde se va marcando el desempeño, aunque aquí son indicadores de otra índole pero hay que tener los indicadores y revisar la gestión de un órgano tan importante y tan costoso” como la CNDH.
Para el académico del ITAM, es difícil dar una evaluación global sobre los cinco años de gestión del ombudsman, ya que “habría que verlo por sectores, habría que ver el trabajo específico en cada campo, en ocasiones hay trabajos buenos, por ejemplo, recientemente se emitió una recomendación sobre la situación de las Islas Marías, sin embargo el resultado se ha perdido en buena medida porque ha quedado opacado por el cuestionamiento sobre la legitimidad del propio ombudsman. El ombudsman necesita actuar con dos elementos, la mitad de su trabajo, la mitad de su fuerza, proviene de su capital moral, y la otra de la investigación que presente en cada caso, entonces cuando se llegan a presentar buenas investigaciones como el caso de las Islas Marías se ven prácticamente diluidas y perdidas porque no tienen detrás el respaldo moral de la persona o de la institución que las emite”.
Por eso, “es muy importante acrecentar ese valor moral, es como si fuese una marca comercial que llegan a costar miles de millones de pesos porque tienen detrás de sí una garantía de calidad, de servicio, aquí detrás de la marca de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y detrás de la marca personal de su titular se ha devaluado, lo cual hace que el producto ya no se venda, que no tenga fuerza, a pesar de lo que se invierte para sacar esas investigaciones para hacer ese trabajo efectivo ¿por qué ha perdido ese capital? ¿Por qué ha perdido esa fuerza? Porque su actuación frente al poder público no ha sido realmente del defensor de las víctimas, no se ha comprometido con ellas y no ha actuado con la profundidad necesaria para llevar a cabo los cambios que hacen falta”.
Experto designado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México para la elaboración del Diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en México. Miembro del Subcomité para la Prevención de la Tortura de la ONU para el periodo 2006-2010, así como Tercer Visitador General de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Miguel Sarre explica que “la tarea más importante del ombudsman es la atención de las quejas, una buena atención, que lo lleva a la siguiente tarea, que es la de promover los cambios necesarios para que no se vuelvan a repetir los mismos hechos que generaron las quejas en primer lugar. En cuanto a la atención de las quejas tenemos una gran opacidad porque de la mayor parte de las que se reciben, sólo un porcentaje ¡mínimo! se traduce en una recomendación”.
Que se informe de las violaciones frecuentes
“Aproximadamente, el 1% de las quejas ya calificadas como hechos presuntamente violatorios a los derechos humanos respecto de las cuales se integra un expediente que son grosso modo 9 mil —fueron 9 mil en el último ejercicio—, de ésas se emitieron menos de 90 recomendaciones, ochenta y tantas recomendaciones, es el 1%. ¿Qué pasa con el resto de las quejas viables, por así decirlo, que no llegan a convertirse en una recomendación? Sabemos desde luego que hay otras alternativas como la amigable composición o puede haber desistimiento del quejoso en algunos casos, pero eso está muy difícil que explique todo ese 99%, ahí necesitaríamos mucha más transparencia”.
“Necesitaríamos que la Comisión Nacional informe no solamente ccuáles son los hechos violatorios más frecuentes, sino que cruce la idea, ante los hechos violatorios más frecuentes y las autoridades que lo llevan a cabo, porque por un lado se presenta la información de los hechos violatorios y se da un listado muy grande de hechos violatorios y por el otro lado, se presenta quienes son las autoridades que fueron señaladas como responsables de violación de derechos humanos con mayor frecuencia, pero no se nos hace el cruce, no se dice, esta autoridad está violando este derecho, si se hiciera ese cruce tendríamos elementos para marcar, para encasillar a la autoridad, arrinconarla y decir, el año próximo no vas a violar estos derechos humanos por parte de tus agentes, esto es, no podemos permitir que se estén violando los mismos derechos humanos año con año, y estemos informando de ello como si fuese una cuestión rutinaria, tendríamos que acotarlo y actuar más decididamente para que se acaben, para que ya esas quejas se superen y se atiendan otros temas, para no hacer una especie de aparato burocrático que entre en un modus vivendi donde atiende quejas, no, se trata de acabar con las quejas, las violaciones a los derechos humanos deberían ser muy excepcionales”.
En cuanto al perfil del ombudsman apunta, “necesitamos a alguien que tenga coraje, que tenga convencimiento, que le interese estar bien con las víctimas más que con el poder público. El mejor momento para conocer a un ombudsman no es cuando se presenta a proponer sus propuestas, es cuando rinde su informe anual sobre todo ante el Poder Ejecutivo, es cuando podemos decir qué tipo de ombudsman tenemos, porque el tono que utilice, la forma en que él hace el planteamiento de decir: señor presidente, tenemos estas quejas, ¿qué vamos a hacer? ¿Por qué el Ejército está actuando de esta manera? Hay una repetición y una reiteración, necesitamos decisiones, directrices muy claras para que esto deje de suceder; si no, quiere decir que no hay gobernabilidad, que no hay control”.
Para el profesor ahorita está todo “en un punto crítico que desde hace muchos años no veíamos”, sin embargo, el proceso de elección del titular de la CNDH podría ser un referente “frente a esta situación ¿cómo actúo la comisión? ¿Qué hizo?, no para investigar ya los últimos casos a toro pasado sino ¿qué se hizo para evitar que eso sucediera? ¿Por qué se pudo llegar hasta acá? ¿Qué no le dijo él en sus informes al presidente de la república en los años anteriores? ¿Qué hubieran logrado evitar esto, que lo hubieran puesto, al entonces presidente o al actual, en la coyuntura de actuar más decididamente para lograr esa legalidad de todo su aparato hacia abajo ¿qué ha hecho para subir ese nivel de responsabilidad a los superiores, para llevar la voz de los de abajo hasta los más altos niveles?”
Compromiso
Éste “es un proceso que va a estar innegablemente permeado de la política pero eso no necesariamente es malo, lo importante son los parámetros, y que a los políticos les traiga un costo alto poner a un ombudsman que no sea un personaje que reúna estas características de independencia, de preparación profesional, de compromiso, para llevar a cabo una agenda de derechos humanos tan complicada como la tenemos ahorita”.
“Que haya elementos políticos, los tiene que haber, pero que se eleve el nivel del juego, digamos, y que las propuestas, los compromisos y la actuación de los candidatos realmente hagan que los enormes recursos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos puedan ser utilizados eficazmente para revertir la situación que tenemos. Todo el Estado está hecho para respetar los derechos humanos, la comisión es un aparato externo que es como un catalizador, un controlador, entonces debiera actuar para corregir, es como si fuera una fábrica y contratamos un enorme despacho para que corrija los problemas de producción que tenemos en esa fábrica, y llega ese enorme despacho y pasan 25 años y la fábrica sigue produciendo vehículos defectuosos, pues hay que cambiar el despacho, bueno aquí es algo similar, es un auditor, un contralor, es un supervisor, qué ha hecho para que el aparato estatal deje de causar tantos daños, para que no se revierta contra la población a la que debe servir, algo debe estar haciendo mal porque si no ya hubieran cambiado las cosas después de tantos años, tantos recursos y tantas facultades que tiene”.
De acuerdo a Miguel Sarre, más que elegir al ombudsman, el Senado tendría que buscarlo, buscar a personas, sabios, virtuosos, en nuestra sociedad que tuvieran la autoridad moral para desempeñar esa difícil función, ése sería el ideal, al que le rogarán que fuera ombudsman, y no alguien que estuviese rogando serlo.

