Los republicanos resultaron victoriosos en las elecciones legislativas intermedias de este martes. Ahora tendrán el control del Senado y de la cámara baja, al ampliar sus escaños, lo que significa que Barack Obama gobernará sus últimos dos años con el Congreso en manos de la oposición.
Analistas han reconocido que el resultado obtenido no fue a favor de las propuestas de los republicanos, el partido responsable de la guerra en Irak y la mayor crisis económica desde la gran depresión, sino más bien consecuencia de un malestar nacional.
La batalla por el Senado se redujo a la competencia en ocho o nueve estados donde existía una mínima diferencia en las preferencias entre candidatos, con algunas que se complicaban por la presencia de candidatos independientes o de terceros partidos.
En la elección intermedia más cara en la historia del país estuvieron en disputa todas las 435 curules de la Cámara de Representantes y 36 de las 100 del Senado, junto con 36 gubernaturas, miles de puestos políticos locales y 147 medidas estatales. La mayoría de legisladores de ambas cámaras fueron reelectos, o heredaron su curul a colegas de su mismo partido.
Con la reconquista republicana del Senado (donde tenían la mayoría hace ocho años) y el incremento de su ya amplia mayoría en la cámara baja, se proclamó que esta derrota fue no sólo del Partido Demócrata, sino de Obama, quien, aunque no estaba en las boletas, figuraba más que cualquiera de los candidatos en esta contienda.
Por descontento ganan republicanos
En las elecciones a gobernadores estatales, la derrota demócrata a republicanos en Florida y Texas se frustró, mientras que en Luisiana, la disputa por el Senado se resolverá el 6 de diciembre en segunda vuelta, porque ninguno de los candidatos obtuvo el porcentaje necesario.
Los candidatos republicanos lograron vencer –a veces con enorme facilidad aunque también a veces muy apretadamente– a senadores demócratas en Arkansas, Carolina del Sur, Colorado, Dakota del Sur, Iowa, Montana y Virginia Occidental.
Uno de los resultados más esperados fue el de Iowa, donde la veterana de guerra Joni Ernst logró imponerse a su rival Ben Braley por el asiento senatorial que detentó el demócrata Tom Harkin por más de 20 años. Lo que se esperaba fuera una votación cerrada acabó con Ernst ganando por 52 a 44 por ciento.
En otra votación considerada como indicativa, el diputado republicano Cory Gardner venció al incumbente demócrata Morris Udall por 51 a 44 por ciento.
Las proyecciones de cadenas de televisión daban 52 escaños a los republicanos y optimistas analistas de derecha creían posible que pudieran lograr uno o dos escaños más.
Entre las medidas estatales aprobadas por votantes, Oregon se convirtió en el tercer estado en legalizar y regular la producción, distribución y venta de mariguana, informó la Drug Policy Alliance.
De acuerdo con los medios, los analistas y los propios políticos, estas elecciones giraban en torno a la reprobación de Washington –tanto de legisladores republicanos como del presidente demócrata y sus partidarios– y la imposibilidad de logros ante la cada vez más marcada “polarización” entre los partidos que ha creado un estancamiento político.
La falta de consenso se ha reflejado en una serie de temas importantes, desde el cambio climático hasta la inmigración, entre otras. Sin embargo, aparentemente no hay tal falta de consenso sobre políticas bélicas o de apoyo al sector financiero.
Asimismo se señalaba que esta coyuntura electoral estaba condicionada por preocupaciones de la opinión pública sobre múltiples crisis, desde renovadas amenazas “terroristas” hasta la enfermedad mortal del Ébola, percepciones de inseguridad económica, entre otras, que nutren la erosión de confianza en Washington.
En todo caso, “el resultado es un golpe para los demócratas, que lucharon en vano para defender a senadores incumbentes en estados profundamente conservadores donde la ira y la frustración contra Obama lo hicieron impopular”, expresó The New York Times.
El diario también reconoció que Obama no era un orador bienvenido en la mayoría de las campañas senatoriales, “en las que los demócratas buscaron distanciarse de Washington y los logros del Presidente”.
¿Larga retirada a Obama?
El presidente estadounidense Barack Obama dará una conferencia de prensa en la Casa Blanca este miércoles, un día después de la derrota de su partido en las elecciones legislativas, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, y que a lo largo del día se conocerán más detalles de la conferencia.
El diario El País considera que Barack Obama buscará a partir de hoy espacios para gobernar con un Congreso adverso, más dedicado a preparar las presidenciales de 2016 que a ayudar a un presidente en retirada.
Y que una de las primeras medidas de Obama, tras las elecciones de mitad de mandato presidencial, podría ser el anuncio de una remodelación de su equipo para afrontar sus últimos dos años en la Casa Blanca, en los que intentará alejarse de la maldición republicana, al posicionarse como el presidente sin capacidad de influencia ni persuasión.
Tras perder el Congreso en las legislativas de 2006, el republicano George W. Bush despidió a su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, emblema de todos los errores de los primeros años de aquella administración, marginó al vicepresidente Dick Cheney en la toma de decisiones y ensayó un nuevo estilo, más moderado y proclive al consenso.
Ahora el curso se reinicia con una agenda nutrida para Obama y el nuevo Congreso: desde las negociaciones para frenar el programa nuclear con Irán hasta una reforma del sistema migratorio con la que a Obama le gustaría rubricar su legado.
Desde enero de 2011, cuando el Partido Republicano se convirtió en el grupo mayoritario de la Cámara de Representantes, ninguna ley se ha aprobado en EU. Los demócratas dominaban el Senado, pero el veto republicano a cualquier iniciativa del presidente llevó al país a la parálisis legislativa. Nada hace presagiar un desbloqueo tras las elecciones legislativas, pero existen limitantes para que el presidente gobierne.
(Información de Excélsior, La Jornada y El País)