Carlos Monsiváis [la] definió como “la utopía del México sin vecindades”.
Escenario de la solidaridad vecinal
…la plaza mayor que ellos llaman Tlatelolco que puede
ser tan grande como tres veces la plaza de Salamanca.
El Conquistador Anónimo
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
Ciudad gemela de México-Tenochtitlán, Tlatelolco posee por sí misma una gloriosa continuidad histórica entreverada por aciagos momentos y recurrentes actos de violencia y autoritarismo ocurridos en su magnífica plaza principal.
Fundada en 1337 —doce años después de México-Tenochtitlan—, los tlatelolcas se dieron a la tarea de competir con la grandeza de su vecina, hasta que ésta inició su proceso de sojuzgamiento territorial, integrándola consustancialmente al Cem-Anáhuac, al tiempo de reconocer su plaza como un espacio propicio para las actividades comerciales, que según consta en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, de Cortés y del Conquistador Anónimo, tanto sorprendió a los españoles.
Tras la caída de Tenochtitlan, la plaza mayor de Tlatelolco albergará una de las más importantes instituciones humanistas de la Colonia: el Colegio de la Santa Cruz, recinto educativo abierto al conocimiento de la civilización náhuatl, y espacio de instrucción para los herederos de los antiguos dirigentes aztecas, a quienes los conquistadores encomendaron el gobierno de la República de Indios como estrategia de sumisión.
Avatares derivados de la intensa competencia entre órdenes religiosas provocaron que en el siglo XVIII este Faro del Saber perdiera su rango de Real Escuela, iniciando con ello su transformación en cuartel y más tarde en cárcel.
Al iniciarse la edificación del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco en 1960, el arquitecto Mario Pani se propuso recuperar la magnificencia del ensalzado espacio prehispánico a través del proyecto de la Plaza de las Tres Culturas, conjunción arquitectónica de los vestigios arqueológicos del templo mayor de Tlatelolco, el templo y claustro conventual de Santiago y la aspiración futurista concebida para el edificio Chihuahua, ejemplo arquitectónico del conjunto al que Carlos Monsiváis definió como “la utopía del México sin vecindades”.
Si bien es cierto que en 1962 se inició la entrega de los primeros de los 12 mil departamentos que integran la unidad habitacional, su inauguración oficial se registra el 21 de noviembre de 1964, fecha en la que el presidente López Mateos pone oficialmente en funcionamiento sus instalaciones gubernamentales, destacando la Torre Insignia —sede de Banobras—, y de su melódico carrillón belga, el cual marcó la vida de las más de setenta mil almas que residieron en el conjunto habitacional.
En 1968 la Masacre del 2 de octubre tiñó la plaza de sangre inocente y en 1985, ante los embates devastadores de los sismos de septiembre, fue escenario de la solidaridad vecinal.
Al profundizar en torno al devenir de Tlatelolco es menester reconocer que la grandeza ensalzada por los conquistadores ha trascendido gracias a la calidad de sus ocupantes, y su extraordinaria arquitectura es tan sólo el reflejo de su arraigado compromiso social.
