El presidente venezolano Nicolás Maduro es el culpable de haber impulsado la venta masiva de Barbies a precios de saldos con el nombre de navidad feliz, que es un previo de las fiestas decembrinas en noviembre, para distraer a los venezolanos del crónico desabastecimiento de alimentos, medicinas y electrodomésticos que asola al país caribeño.

Como consecuencia de este decreto navideño, las venezolanas han arrasado en las tiendas y jugueterías con las esculturales muñecas de plástico en sus diversas versiones y modelos a precios rebajados, según la agencia AP.

En cuestión de minutos, las compradoras barrieron con el inventario de Barbies, vendidas al módico precio de 250 bolívares, unos 2.50 dólares, señaló la agencia. Cabe mencionar que la única diferencia entre una Barbie capitalista de una socialista es el precio, mientras que en Estados Unidos es diez veces más cara, lo que ha creado una guerra comercial de las famosas muñecas en el país caribeño.

Llama la atención la oferta impulsada por el gobierno bolivariano ya que contradice la posición ideológica del chavismo que ve a la Barbie como un símbolo del capitalismo e imperialismo.

El mismo presidente fallecido Hugo Chávez, criticaba “esta estupidez de la Barbie” y fomentaba a sus compatriotas para fabricar sus propias muñecas de acuerdo a su cultura.

Activistas de derechos de la mujer, frecuentemente critican a la Barbie, porque da una imagen poco realista, incluso poco saludable del cuerpo femenino. Sin embargo, es una imagen que muchas chicas de Venezuela, se esfuerzan por lograr en un país líder en reinas de belleza y cirugías plásticas.

El gobierno de Maduro, se ha hecho de la vista gorda con la politización de la muñeca y ha permitido a los minoristas que pueden hacer dinero revendiendo el juguete, aún bajo la política de control de precios del 30% en las ganancias.

No importando las carencias diarias que obligan a los venezolanos a hacer largas filas para comprar leche y otros productos básicos, las cruzadas por reducir los precios de las Barbies y la organización de ferias para comprar electrodomésticos baratos son bienvenidas por la gente, incluso por los que han sido críticos de la revolución bolivariana.