“El problema de la inseguridad e impunidad es un asunto estructural”
El gobierno federal está pasmado
Teodoro Barajas Rodríguez
Desde hace meses vivimos bajo el signo de una violencia que se ha expresado de diversas maneras, la crispación se manifiesta cada vez de maneras más diversificadas, ello dibuja una crisis que no es exclusiva del gobierno federal, o estatales, el propio Cuauhtémoc Cárdenas ha solicitado a Carlos Navarrete que renuncie a la dirigencia nacional del PRD, con lo que se refleja el alcance de la siniestra sombra de Iguala.
Un gobierno de extracción perredista fue el que detonó el conflicto ya internacionalizado de Iguala, aunque ahora casi todos nieguen su relación con José Luis Abarca, su expartido en principio fue reacio a entender la gravedad del conflicto, ello marcó un penoso debut de Carlos Navarrete al frente del sol azteca, el cual ya ha pagado la factura generada por sus propias torpezas.
No obstante, los problemas de violencia no son originados por un partido político en exclusiva, actualmente todos cosechan el desprestigio forjado animosamente por acciones y omisiones. El problema de la inseguridad e impunidad es un asunto estructural.
Los medios convencionales de comunicación no ayudan mucho, los contenidos de televisión están repletos de cosas prescindibles, circo, trivialidades, aún sigue la mercadotecnia derivada del fútbol del pasado mundial de Brasil, así de pena ajena.
La redes sociales hace rato emergieron como caleidoscopio del sentir social, brotan los espejos y los colores, los juicios a priori en muchos casos basados en la desinformación, en algunos capítulos el asidero ha sido el odio, el reduccionismo y las malas artes.
También se pueden conocer casos y detalles que son censurados en los medios convencionales, en realidad los usuarios le agregan o restan valor.
La revolución del jazmín que se hizo presente en África y Oriente Medio hace pocos años constituyó un singular fenómeno que situó las nuevas plataformas de comunicación como el mejor pertrecho porque hizo caer a los tiranos, en esas epopeyas figuraron los liderazgos emergentes de extracción juvenil.
En nuestro país el caso doloroso de Ayotzinapa con los normalistas desaparecidos ha sido un tópico que registra el abordaje, se pueden leer las expresiones de indignación ante la barbarie, también los comentarios de quienes festinan lo sucedido, en estos últimos no se puede entender la reacción, un funcionario de Conacyt señaló que se trata de morenacos, perricidio, una exdiputada del PRI señaló que deberían matarlos para que no se reproduzcan. Estulticia al más alto nivel, la imbecilidad manifiesta.
Es obvio que el gobierno federal está pasmado, los vacíos se llenan de cualquier manera, no hay un día que no registre movilizaciones, algunas sumamente desafortunadas porque recriminar violencia con más violencia es una contradicción. Es tiempo de retomar a Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela, no puede ser tiempo del anarquismo —literal— que no tiene conexión con esa doctrina a la que aportara Kropotkin o los hermanos Flores Magón.
