“Ni siquiera yo puedo explicarme la manera en que canté. Estaba tranquilo, mi voz firme, de una gran espontaneidad, canté como si estuviera hablando” escribió en una carta en 1903 el gran tenor italiano Enrico Caruso a Ada Giachetti, mujer con quien mantuvo una relación amorosa durante 11 años y que tuvo como fruto cuatro hijos.

Giachetti, era una cantante lírica que abandonó a su marido por el tenor, pero que posteriormente abandonaría a Caruso por un chofer.

Estas y otras misivas fueron vendidas en Londres por la casa de subastas Christie´s por 227 mil euros, un precio por debajo de las expectativas que se tenían de un lote que contenía alrededor de 700 documentos incluidas entre ellas cartas, postales y telegramas dirigidos entre otras a Vina Velázquez, una chica argentina con quien sostuvo un sonado romance y que llenó la páginas de diarios de la época.

Apasionada, Vina le escribía al cantante de ópera más famoso de todos los tiempos “mil besos muy fuertes en tu boca de la pequeña Vina, que pone sus labios voluptuosamente por todas partes. Te quiero todo mío”. A pesar de lo intenso del romance y de que incluso anunciaron su casamiento, éste nunca se realizó.

El tenor napolitano, cuidadoso, determinó que su correspondencia y otros documentos personales entre los que destacaban cartas de mujeres, se le entregarían a su amigo Antonino Perrone, radicado en Boston, Masachusetts. Sin embargo, los documentos personales quedaron en manos de su actual propietario, cuya identidad no fue dada a conocer.

En otra de las misivas fechada en 1900, Caruso se quejaba de las presiones físicas del bel canto y en otra más aseveraba “antes de salir a escena me pongo tan nervioso que odio a todo el mundo”. Me dicen que se pasa con la manzanilla…”

Con información de ABC España