Unas dos semanas después de la derrota de su partido en las elecciones legislativas, el demócrata, Barack Obama anunciará este jueves por la noche sus medidas para regularizar por decreto, saltándose al Congreso, la situación de varios millones de inmigrantes sin papeles.
Se desconocen aún los detalles del decreto, pero se estima que podría beneficiar a unos cinco millones de personas, casi la mitad de los once millones sin papeles que residen en Estados Unidos, en su mayoría hispanos; no será una legalización, sino una medida para evitar su expulsión.
El presidente anunció al día siguiente de las legislativas del 4 de noviembre que afrontaría mediante decreto la reforma inmigratoria pendiente, lo que se consideró una declaración de guerra contra los republicanos, que en esas elecciones tomaron el control del Legislativo, y que es ahora el primer tema de discusión entre el Congreso y la Casa Blanca, en una batalla que durará los dos años de mandato que le quedan a Obama.
Debido a que la reforma está estancada en el Congreso, donde los republicanos aseguran preferir debatirla por partes y más adelante, la Casa Blanca se adelanta bajo los poderes especiales del presidente.
Con el decreto próximo que anunciará Obama se estima que el alcance ahora es más limitado porque las personas que se adapten a las nuevas medidas no optarán a la green card, la tarjeta verde de residente permanente, paso previo a la ciudadanía; y es provisional: el próximo presidente puede revocarlas.
Aunque las medidas representarán la mayor regularización de golpe desde que el republicano Ronald Reagan firmó una ley que legalizaba a unos tres millones de inmigrantes sin papeles; es el primer intento serio de Obama de abordar la presencia de millones de personas que viven en la semiclandestinidad por falta de documentos.
“Nuestras reformas serán amplias y estarán dentro de nuestra autoridad legal”, dijo este miércoles el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, durante una charla en Washington.
Johnson describió las medidas en términos humanitarios: se basarán en el respeto a “la santidad de la unidad familiar”. Una de las vías para regularizar a los sin papeles es frenar las deportaciones de indocumentados cuyos hijos son ciudadanos de EU.
Posibilidades a los “dreamers”
Como se recordará, en junio de 2012, también por decreto, Obama ordenó no expulsar del país a los menores de 30 años que hubieran entrado ilegalmente traídos por sus padres, con lo que dio amnistía a 1,7 millones de jóvenes, conocidos como “dreamers” (soñadores) por las siglas de una ley que iba a legalizar su situación, pero que el Congreso no ha impulsado. Ahora se propone ampliar esa excepción a sus padres.
Obama había expresado sus dudas sobre la legalidad de esa ampliación, “el problema es que soy el presidente de Estados Unidos, no el emperador de Estados Unidos. Mi trabajo es ejecutar las leyes que son aprobadas”, dijo en febrero de 2013, al reconocer su mala conciencia con la herramienta del decreto (“executive order”) que tanto le criticó a George Bush cuando era senador.
En septiembre de 2013, ante la audiencia hispana de Telemundo, se negó a considerar una ampliación de la excepción ya hecha para los “dreamers”, “si comenzamos a ensanchar eso, esencialmente lo que estaré es ignorando la ley de un modo que creo que sería difícil de defender legalmente. Así que eso no es una opción”.
El debate pone en juego la identidad de EU. En 2040, los blancos no hispanos dejarán de ser la mayoría en este país, según las proyecciones demográficas.
También está en juego el poder político debido a que cada vez es más complicado ganar las elecciones sin el apoyo de la minoría latina; e incluso las posiciones de cada partido en los próximos días pueden decidir el voto de este electorado en las elecciones presidenciales de 2016.
(Con información de El País y de ABC España)
