En medio de las intensas protestas en distintas ciudades de Estados Unidos por la muerte de jóvenes de raza negra a manos de policías blancos, el Departamento de Justicia anunció este lunes una nueva línea de defensa para evitar la detención de personas en operativos de tinte racial, sexual o confesional.
La medida, resultado de cinco años de exhausta revisión, ha sido presentada como una nueva forma de blindaje y protección hacia esas minorías de EU que han tenido una larga historia de desencuentro y maltratos con los agentes policiales dominados por el hombre blanco.
En el memorándum que ha sido distribuido por el Departamento de Justicia en las agencias federales, estatales y locales enfatiza en algunos de los operativos que han sido motivo de constantes fricciones entre los cuerpos policiales y las comunidades negra o hispana.
“En la toma de decisiones policiales de rutina o espontáneas, así como en el manejo del tráfico ordinario, altos en semáforo y otras situaciones, los agentes federales encargados de hacer cumplir la ley no pueden dejarse llevar por criterios de raza, etnia, género, religión, orientación sexual o identidad de género, excepto en casos donde haya una descripción muy específica sobre un sospechoso, dijo Eric Holder, Fiscal General de EU, al dar a conocer una nueva batería de directrices que buscarán impedir que las agencias policiales etiqueten a la gente.
Las medidas serán aplicables a agencias federales bajo el Departamento de Justicia, incluyendo el FBI, la agencia federal antidrogas DEA y el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos ATF. Se extenderán, además, a las agencias de los departamentos locales que integren fuerzas especiales conjuntas con agentes federales.
Disturbios contra el racismo
Más de 150 manifestantes fueron arrestados durante la noche en California después de que cerraron una importante autopista, en manifestaciones de todo el país contra el uso mortal de la fuerza por parte de la policía contra minorías.
El lunes por la noche y al otro lado del país, estrellas de baloncesto en Nueva York incluyendo a LeBron James, de los Cleveland Cavaliers, se unieron a las protestas, usando camisas que tenían escrito “No puedo respirar”, las últimas palabras de Eric Garner, el hombre afroestadounidense que murió asfixiado por un policía.
Grandes multitudes han realizado protestas diarias en varias ciudades de Estados Unidos desde que un gran jurado decidió la semana pasada no presentar cargos criminales contra un policía caucásico por la muerte de Garner en julio. Al ser reducido por la policía, Garner –padre de seis hijos– estaba desarmado.
El deceso de Garner y el baleo por parte de la policía de Michael Brown, un adolescente afroestadunidense desarmado en Ferguson, Misuri, en agosto, han remarcado la tensión de las relaciones entre la policía y los afroamericanos y ha reactivado un debate nacional sobre relaciones raciales.
Varios cientos de personas invadieron la autopista interestatal 80 en la ciudad universitaria de Berkeley, cerca de San Francisco, el lunes por la noche, interrumpiendo el tránsito en ambas direcciones.
Los manifestantes lanzaron piedras y otros objetos contra los policías, dijo el portavoz de los patrulleros de California, Daniel Hill. Más de 150 personas fueron arrestadas, mayormente por resistirse u obstruir a los policías, agregó.
Más temprano, decenas de manifestantes detuvieron un tren de Amtrak en la localidad al acostarse sobre las vías férreas y sentarse en un sillón colocado sobre ellas.
Fuera del Barclays Center en Brooklyn, un grupo de cerca de 300 manifestantes bloquearon las calles y también gritaron “No puedo respirar” y “Manos arriba, no disparen”, una referencia a la muerte de Brown.
En el centro de Phoenix, unos 200 manifestantes marcharon hacia cuarteles policiales por la muerte de otro hombre negro desarmado por parte de un agente caucásico la semana pasada, en lo que las autoridades describieron como un forcejeo.
Los manifestantes exigieron que la policía divulgara el nombre del agente involucrado en el baleo fatal de Rumain Brisbon, de 34 años, un hombre que la policía sospechaba que vendía drogas.