La brújula perdida del PRD

 

Teodoro Barajas Rodríguez

La izquierda partidaria mexicana desde hace un considerable tiempo extravió la brújula, su agenda programática más que obedecer a un proyecto consistente ideológicamente apuntó a las coyunturas y conveniencias.

Lo que acontece en el PRD retrata la situación mencionada, menguado, ya sin liderazgos de largo alcance, plagado de ínsulas activadas para repartir lo que ha quedado de esa organización decolorada y ajada, hace rato, por serios escándalos.

Su principal referente histórico, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, ya no forma parte del registro de la membresía, otro de sus exlíderes Andrés Manuel López Obrador se fue desde antes, igual sucedió con la mitad de sus dirigentes nacionales, la crisis es inocultable y el futuro difuso.

El caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en que se involucra a las autoridades de extracción perredista ha significado una crisis de credibilidad pare el Sol Azteca, Carlos Navarrete no atina a contar los daños, el accionar tardío desde el origen del conflicto reflejó lo pasmado de la estructura burocrática, la cual tiene el sello de la corriente Nueva Izquierda.

El PRD pierde más sin el aporte de Cuauhtémoc Cárdenas, el exgobernador de Michoacán fue el eje articulador de diversas expresiones de izquierda y del PRI, lo mismo académicos que guerrilleros y exfuncionarios públicos, todo ello cupo en el proyecto originario del PRD que en sus primeros años afrontó una feroz embestida desde el poder oficial cuyo epicentro fue Carlos Salinas de Gortari.

El talón de Aquiles del PRD fue y es la carencia de institucionalidad, los grupos en el interior son belicosos, pelean sin cuartel por candidaturas, cada cual asegura su parcela de poder, la que le toca en el colmo de su avaricia.

La situación por la que atraviesa nuestro país ha sido caótica porque ningún partido político se escapa de la corresponsabilidad en cuanto a los desastres de inseguridad pública, el jefe del Ejecutivo federal responde de manera tardía al huracán social, la inseguridad erosiona. Ante la multitud de problemas, rastros de sangre e impunidad se esperaría una izquierda sólida, moderna, propositiva pero ésta no existe, no al menos con tales cualidades, tenemos varias izquierdas costosas como inútiles.

Cuauhtémoc Cárdenas se fue del PRD, del partido que fundó el 5 de mayo de 1989 tras aquel fraude electoral orquestado por un “converso” izquierdista tardío, Manuel Bartlett Díaz, se marchó el ingeniero por no compaginar con la actual dirigencia que encabeza Carlos Navarrete, porque su ahora expartido no asumió una posición convincente y autocrítica en el caso Iguala. El PRD se ha desteñido, hace años dejó de lado las luchas sociales que fueron factor fundacional hace 25 años, ahora su negocio es buscar posiciones de poder, sus gobiernos estatales han sido opacos, ineptos y plagados de aprendices de políticos. El desencanto es inobjetable.