Camilo José Cela Conde

Madrid.-El periodo Cretácico fue un lapso de tiempo crucial para la evolución de los vertebrados. Estamos hablando de hace 120 millones de años, cuando el mar de Tethys había separado ya en dos el continente gigantesco primigenio de Pangea —que agrupaba a finales de la era Paleozoica casi toda la masa terrestre del planeta—, dividiéndolo en Laurasia, con los continentes de América del Norte, Europa y Asia juntos, y Gondwana, que mantenía unidos los de África, Sudamérica, la India y la Antártida, más Madagascar y Australia. A finales del Cretácico, hace unos 80 millones de años, Gondwana se disgregó lo suficiente como para que apuntasen los continentes actuales. Esa separación llevó a los paleontólogos a preguntarse si los mamíferos habrían ido tendiendo hacia una diversificación “provinciana”, con formas propias en cada masa terrestre separada, o, por el contrario, mantuvieron una tendencia común “cosmopolita”. Los adjetivos no son míos; los emplearon David Krause y sus colaboradores en el año 1997 al indicar la presencia en Madagascar e India de ejemplares fósiles de mamíferos demasiado incompletos como para asignarles género y especie pero con un aspecto lo bastante cercano a los sudamericidios hallados en Argentina como para sostener que el orden Gondwanatheria tuvo una extensión cosmopolita por los diversos continentes en formación. La hoy Antártida habría podido suponer un puente de gran importancia para permitir esa extensión de formas parecidas desde Sudamérica hasta la India, pasando por Madagascar.
Justo en Madagascar ha sido hallado un cráneo completo y bastante bien conservado que arroja luz sobre Gondwanatheria, uno de los linajes peor conocidos hasta el momento de la época en que los mamíferos sobrevivían a duras penas en un mundo dominado por los dinosaurios que, como se sabe, se extinguieron a finales del Cretácico. David Krause, del departamento de Ciencias Anatómicas de la Stony Brook University (Nueva York, Estados Unidos) y sus colaboradores han descrito el ejemplar nombrando un nuevo género y especie: Vintana serchiti. Se trata de un mamífero de tamaño considerable, el más grande de Gondwana y sólo algo más pequeño que un triconodonte de Laurasia hallado por Yaoming Hu y sus colaboradores en 2005 en la China actual, Repenomamus robustus, cuyo hallazgo levantó un revuelo considerable entre los especialistas porque se trataba de un carnívoro capaz de alimentarse de las crías de los dinosaurios.
El gondwanatherio de Madagascar fue un ser herbívoro, con grandes ojos al estilo de los bóvidos actuales, un aparato olfativo considerable y una capacidad auditiva que alcanzaba las altas frecuencias. Semejante panorama apunta hacia una considerable agilidad y un tamaño suficiente como para que, junto con lo que supone el triconodonte chino, quepa plantearse en qué medida los mamíferos del Cretácico serían algo más que unos seres diminutos y nocturnos incapaces de competir con los dinosaurios.