Tras permanecer 14 días en poder de la guerrilla y de ser advertido por el presidente Juan Manuel Santos de que debe explicarle a Colombia, por qué el día de su retención violó los protocolos de seguridad que debe cumplir un oficial de su rango, el general Rubén Darío Alzate pidió su retiro.

“Por mi honor militar, la primera virtud del soldado, que he respetado sirviendo por más de 33 años de entrega y por el amor y respeto a nuestra institución militar, que por este hecho se ha visto afectada, he solicitado al Gobierno Nacional mi retiro del servicio activo”, expresó el general en una rueda de prensa este lunes.

Después de hacer una defensa de su trabajo como comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, en el departamento del Chocó, uno de los más pobres del país, Alzate aseguró que visitó el caserío Las Mercedes, donde fue secuestrado el 16 de noviembre por las FARC, porque adelantaba un proyecto piloto para llevar energía a más de 230 comunidades.

Además, reconoció que decidió ir sin su anillo de seguridad y manejar un bajo perfil vestido de civil y sin armamento para “fortalecer la confianza” con la comunidad, “debo reconocer que mi afán de servicio y el amor por el pueblo chocoano, me llevó a no aplicar los procedimientos que en materia de seguridad debía adoptar”.

Alzate contó que él, un cabo y una abogada civil, con quienes llegó a la zona en bote por el río Atrato, fueron abordados por cuatro hombres armados de fusil “quienes nos secuestraron en total estado de indefensión, lo que constituye una flagrante violación de los derechos humanos”.

También dijo que lo internaron en las selvas de esa misma zona del país, lo mantuvieron “esposado y amarrado durante las noches” y que lo obligaron a caminar a diario más de ocho horas y fue amenazado de muerte si intentaba escapar.

El secuestro provocó que el presidente Santos suspendiera las negociaciones con las FARC hasta que se liberara al oficial, lo que se convirtió en la mayor crisis que ha tenido el proceso de paz, que ya cumple dos años.

La guerrilla entregó a Alzate este domingo a una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja y a representantes de Cuba y Noruega, garantes del proceso de paz.

El militar denunció que fue obligado por la guerrilla a participar de un “show mediático” con fotos y vídeos en los que aparece junto al jefe guerrillero Pastor Alape, quien viajó desde Cuba para coordinar su entrega.

Horas antes de la declaración del general, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, también rechazó el uso que la guerrilla estaba haciendo de las imágenes a las que se refirió el militar, “la dignidad es de doble vía. Si las FARC piden trato digno, también tiene que brindar trato digno”, dijo antes de viajar a Cuba donde se espera que se reanuden las negociaciones de paz.

El gobierno de Colombia y las FARC volvieron este martes a dialogar en Cuba para intentar reanudar el proceso de paz, esta reunión a puertas cerradas, iniciada a las 10.00 hora local es la primera que tienen ambas delegaciones en un mes.

“Los sucesos recientes, que demuestran la fortaleza del proceso y la capacidad de superar obstáculos desde La Habana, nos deben llevar a dar un salto hacia adelante”, dijo De la Calle, mientras Santos aseguró que “no creo que el caso del general haya dejado gravemente herida la mesa de negociaciones”, afirmó Santos en una entrevista con la radio RCN este martes.

Sin embargo, ambas partes retomaron los contactos con recriminaciones mutuas, “el gobierno rompió el puente de confianza”, dijo a la AFP Iván Márquez, quien propuso “blindar” el proceso de paz pactando un “armisticio”, al reiterar una vieja demanda que lanzó la guerrilla al partir las negociaciones de La Habana, el 19 de noviembre de 2012.

Santos ha rechazado suspender las hostilidades mientras se desarrollan las negociaciones, que buscan acabar el más antiguo conflicto armado en el continente, que ha dejado 220 mil muertos y 5.3 millones de desplazados.