Ni política con dinero, ni dinero con la política

Humberto Musacchio

En la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, además del desafortunado discurso de Eraclio Zepeda, hubo otro, éste del senador Zoe Robledo, quien llamó a la responsabilidad de nuestros hombres públicos en un tono inusitado, pero propio de esta hora límite en que todo está sujeto a crítica.

Robledo empezó con un señalamiento autocrítico, pues dijo que “los integrantes de todos los poderes de la República han ido acumulando intereses que constituyen una carga pesada que es necesario y urgente eliminar”, lo que ha tenido como consecuencia “un estado permanente de desigualdades totales en la concentración de la riqueza, la distribución del ingreso, desigualdad ante la ley, en la calidad de los servicios y el ejercicio de los derechos políticos”.

Para poder ampliar la democracia en el país, el senador chiapaneco propuso que los poderes de la Unión y los niveles de gobierno asuman tres compromisos indispensables en materia de transparencia: la declaración patrimonial en versión pública, declaración de impuestos de los últimos cinco años y declaración de intereses, para que “no se haga política con dinero, ni dinero con la política”.

Otra propuesta de Robledo Aburto fue impulsar una democracia realmente participativa y ciudadana como el mayor contrapeso al abuso de poder, así como sanear los mecanismos de acceso al poder. “Empecemos ya, porque si no lo hacemos abrimos la posibilidad de que las libertades sigan tutelando la impunidad y que la democracia se prostituya en el altar de las ganancias, porque necesitamos liberarnos de las cargas que oprimen a la nación y la mantienen a ras del suelo, muy lejos del horizonte que los mexicanos merecen”.

Por si fuera poco, el senador se refirió a la “crisis de credibilidad” que padecen actualmente nuestros políticos, para lo cual recomendó replicar el ejemplo de Belisario Domínguez, estimulando la actividad política “a través de un práctica cívica por excelencia”, que para honrar al legislador mártir tendría que ser valiente, de cara al poder, con plena conciencia ciudadana.

En fin, que palabras como las de Robledo Aburto se escuchan poco en los recintos oficiales, pero cuando se pronuncian tienen un gran alcance. Lo dicho por el senador tiene como marco la situación del país, con asesinatos colectivos por todo el territorio nacional, descubrimiento cotidiano de fosas clandestinas, desgobierno generalizado y una desesperanza que puede tornarse en violencia si no se atiende ese rumor de pueblo que recorre el territorio nacional. ¿Lo escucharán nuestros políticos?