Este jueves comenzó en La Habana la primera reunión oficial entre Estados Unidos y Cuba para buscar cómo restablecer las relaciones diplomáticas después de más de medio siglo de política antagonista.

Las negociaciones empezaron puntuales a las nueve de la mañana en el Palacio de Convenciones de La Habana, sede habitual de las sesiones semestrales de la Asamblea Nacional (parlamento) y escenario también, entre otros, de las conversaciones de paz con las FARC de Colombia.

En una de las salas se reunieron las delegaciones dirigidas por Roberta Jacobson, la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica y funcionaria estadounidense de más alto nivel que visita Cuba en más de tres décadas, y su contraparte cubana, la directora para EU del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal.

Las dos diplomáticas tienen en sus manos la determinante tarea de coordinar agendas y pasos para normalizar unas relaciones marcadas durante más de medio siglo por el embargo comercial, aún vigente, y una política contraria; el primer paso, coinciden las partes, es reabrir las embajadas respectivas en Washington y La Habana, la incógnita es si se hallará rápido una forma de lograrlo.

Debido a sus Representaciones de Intereses, las oficinas de carácter diplomático abiertas desde finales de los 70, los dos países cuentan con la infraestructura mínima para volver a colgar el cartel de “embajada” en las capitales, aunque EU como Cuba han advertido que es posible que sea necesaria más de una reunión para completar el proceso.

“Lo que estamos intercambiando (este jueves) son los pasos prácticos, pero en una sola reunión todos los temas no pueden ser acordados”, recordó durante un receso de las conversaciones el subdirector para EU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Gustavo Machín.

El intercambio ha sido “productivo”, se han conversado “los principios y pasos prácticos sobre los cuales deben ser restablecidas las relaciones diplomáticas” y cada parte ha “tomado nota” de las propuestas de la otra parte, agregó.

Según el número dos de la delegación cubana, el ambiente de las negociaciones está siendo “de respeto, distendido” y el intercambio es “productivo”, “mírenme la cara, creo que reflejo el espíritu con que hemos estado conversando hasta el momento”, aseguró con un gesto relajado.

También es cierto que recomposición de relaciones no significa reconciliación de posturas; que las diferencias siguen siendo amplias quedó claro desde la reunión migratoria que precedió a la diplomática.

Este miércoles, leyes estadounidenses como la Ley de Ajuste Cubano que permite a los cubanos que logran llegar por cualquier medio a territorio estadounidense obtener la residencia permanente después de quedarse un año y un día fueron motivo de tensiones por la negativa de Washington a considerar un cambio.

Washington ha llegado a esta cita con una concreta lista de pasos que espera poder dar: desde que se eliminen los cupos de diplomáticos y sus restricciones, hasta ahora no pueden salir de la capital del país sin un permiso específico, a que se permita el envío de material diplomático sin límites y el acceso de ciudadanos cubanos a su sección de intereses (o a la próxima embajada).

La Habana también tiene demandas concretas para Washington, como “la situación bancaria” de su Sección de Intereses, que lleva casi un año sin encontrar un banco que acepte gestionar sus transacciones, entre otras la gestión de visados.

Pero su interés principal, es “enfatizar” que el restablecimiento de relaciones diplomáticas debe significar “el respeto recíproco al sistema político y económico de cada uno de los países y evitar cualquier tipo de injerencia en los asuntos internos de nuestras naciones”, reportó el diario oficialista Granma; una advertencia clara de un país como Cuba que, históricamente, ha denunciado los esfuerzos de EU por acabar con su sistema político. Washington por su parte nunca ha ocultado que su interés principal siempre ha sido lograr que la isla transite hacia un sistema democrático en donde se respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Al respecto, el presidente Barack Obama ha dejado claro que el giro drástico en la política hacia Cuba decidido el 17 de diciembre no se debe a un cambio de opinión sino a la constatación de que las tácticas empleadas para lograr ese fin durante los últimos 54 años no han funcionado.

Ellas, las negociadoras

Roberta Jacobson, la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Hemisféricos y mano derecha en temas de América Latina del jefe de la diplomacia norteamericana, John Kerry, es la encargada de dirigir la delegación estadounidense de las primeras conversaciones bilaterales oficiales para restablecer las relaciones.

Frente a ella, a la cabeza de la delegación cubana, se sentará su homóloga, Josefina Vidal, directora general del departamento dedicado a EU del Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla.

Jacobson, que ya estuvo en años anteriores en La Habana aunque con un rango menor, tiene una larga experiencia en diplomacia latinoamericana, y con este viaje se convierte en la funcionaria estadounidense de más alto rango que visita Cuba desde hace tres décadas.

En 2011 dirigió las últimas conversaciones migratorias, las reuniones semestrales que durante años fueron el único canal de comunicación oficial entre los dos países, antes de que fueran interrumpidas, hasta 2013, por la condena a 15 años de cárcel del contratista estadounidense Alan Gross, liberado en el marco del reinicio de las relaciones.

La última vez que Vidal visitó Washington fue en julio pasado, cuando dirigió la delegación cubana que participó en la penúltima de las rondas migratorias reanudadas, que este miércoles tuvo efecto en La Habana.

Vidal, licenciada por el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, también conoce de manera exhaustiva el campo del rival histórico; fue la primera secretaria de la Sección de Intereses cubana hasta que, en 2004, regresó a La Habana para asumir el puesto de subdirectora de América del Norte de la Cancillería, oficina que ahora dirige.

El ex analista de la CIA especializado en Cuba, Chris Simmons, afirma que su marcha de Washington se debió a que su marido, el primer secretario de la Sección de Intereses, José Anselmo López Perera, fue uno de los 14 diplomáticos cubanos declarados en mayo de 2003 persona non grata por el Gobierno de George W. Bush, bajo la acusación de espionaje.

Más allá de especificar que fueron siete miembros de la misión cubana ante la ONU y otros tantos de la sección en Washington, el Departamento de Estado nunca reveló sus nombres, pero Simmons interpuso en 2006 una demanda judicial que le permitió lograr, cinco años más tarde, la desclasificación de la lista.

De acuerdo con Simmons, aunque Vidal no fue formalmente expulsada, decidió abandonar EU junto con su esposo, aunque en los últimos años ha regresado de forma reiterada para conversaciones con autoridades estadounidenses o actividades oficiales cubanas en territorio norteamericano.

Vidal fue durante los últimos años también la encargada de dar la respuesta oficial de Cuba ante las insistentes demandas de liberación de Alan Gross, incluidas las efectuadas personalmente por Jacobson.

La alta funcionaria cubana interponía el reclamo de la isla de que regresaran los cinco “héroes cubanos”, los espías de la Red Avispa que cumplían largas penas de cárcel en EU. En el mismo día en que Gross regresaba a Washington, el 17 de diciembre, los tres espías cubanos que aún estaban tras las rejas estadounidenses regresaban a Cuba.

Además de su demostrada mano izquierda en las negociaciones, las dos elegidas para intervenir en el proceso de normalización de relaciones pueden conversar perfectamente tanto en español como en inglés, aunque lo que se vayan a decir este jueves difícilmente va a ser escuchado más allá de las puertas de su sala de negociaciones.

Información de El País, España