Más que la constatación de las “profundas diferencias” en numerosos temas, sobre todo el de derechos humanos, la noticia después del primer diálogo bilateral oficial entre Cuba y Estados Unidos es que los reencuentros iniciados para restablecer relaciones diplomáticas no se cerrará pese a los desencuentros, en un escenario histórico de dos países enfrentados políticamente durante más de medio siglo y en el que cualquier incidente ha servido de excusa para retroceder.
Roberta Jacobson, la funcionaria estadounidense de mayor rango que visita Cuba en más de tres décadas, sale este sábado de La Habana sin haber fijado una fecha concreta para su próximo reencuentro con la delegación cubana, aunque se marcha con el firme compromiso bilateral -y así lo subrayaron las dos partes- de que esa reunión, y las que sean necesarias, tendrá lugar en un futuro próximo.
Las conversaciones de esta semana “son un importante paso adelante, pero solo el primero, necesitamos más”, expresó Jacobson en su rueda de prensa final de este viernes. El camino adelante va a ser “largo y complejo”, advirtió, “pero todo camino comienza con un primer paso, que es el que hemos dado” ahora.
Las “complejidades” de la negociación y las diferencias a superar son profundas quedó evidenciado tanto en palabras como en gestos a lo largo de los dos días de conversaciones en La Habana.
Las dos delegaciones se sentaron frente a frente, pero con un amplio espacio de separación entre las respectivas mesas, la escena más cercana fue la de la foto de un café compartido distribuida por el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano.
Las jefas de las negociaciones, la estadounidense Jacobson y la cubana Josefina Vidal, evitaron en todo momento salir juntas ante las cámaras, haciendo varias comparecencias siempre de forma individual y con suficiente espacio entre las citas para que no pudiera haber siquiera un encuentro casual entre los pasillos.
Aunque Jacobson pidió encarecidamente no leer demasiado entre líneas de un encuentro que, en definitiva, es el primero de tal impacto que sucede en décadas. “nunca es una buena idea sacar conclusiones después de una primera reunión”.
Las diversas rondas de conversaciones -migratorias, las dedicadas el jueves a restablecer las relaciones diplomáticas y una última “bilateral extendida” para tratar temas diversos, entre los que salió el de derechos humanos- constituyeron un diálogo “positivo y constructivo”, coincidieron ambas partes.
Quien esperaba que en esta primera cita se lograría concretar ausntos, como una fecha para reabrir las embajadas en Washington y La Habana, quedó decepcionado; ni siquiera en este aspecto, el más concreto de un proceso de normalización de relaciones que las dos partes subrayaron será largo y complicado.
Mucho menos en el siempre delicado asunto de los derechos humanos, el más controvertido de la agenda bilateral de este encuentro inaugural en la capital cubana; en este tema, la única coincidencia que hubo entre las partes fue en usar la expresión “profundas diferencias” para describir el estado del diálogo
Unas diferencias que parten del concepto mismo de derechos humanos: EU habla de la importancia de libertades como la de expresión o de asamblea, y recuerda que el estándar internacionalmente aceptado en esta materia es el de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Cuba se escuda en sus logros en derechos como el acceso universal a la salud o la educación, La Habana ha reiterado además esta semana su propuesta a Washington de celebrar un encuentro diferenciado, “respetuoso y sobre bases de reciprocidad”, para abordar este tema, en la que según dijo Vidal, la isla considera que Washington tiene también que dar más de una explicación.
“Cuba tiene preocupaciones sobre el ejercicio de derechos humanos en EU”, señaló este jueves la jefa de la delegación cubana, al referirse a la prisión de Guantánamo o el “incremento del racismo y la discriminación racial” que afirma evidencian “la brutalidad y el abuso policial” en casos como el de Ferguson.
Por el momento EU no ha aceptado, al menos públicamente, esta propuesta, pero sí ha dejado claro que aunque seguirá sacando a relucir en cada ocasión una cuestión tan “central” en su política hacia Cuba, tampoco va a permitir que el “continuado desacuerdo” en derechos humanos haga descarrilar el diálogo ahora abierto.
“El proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas va a continuar y no está condicionado a otras cosas que son temas de un diálogo total”, expresó Jacobson.
Primeros pasos
Es complicado normalizar una relación interrumpida más de 50 años, pero tras la primera reunión para ello, Cuba y EU han logrado al menos identificar las áreas de avance más factible y las que prometen mejoras.
En camino está reabrir embajadas y mejorar la cooperación en campos como la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el cambio climático o la respuesta a epidemias como la del Ébola.
Difícil, por su parte, es discutir la cuestión de los derechos humanos y los reclamos legales de cada país; EU dejo claro que no piensa tocar por el momento la Ley de Ajuste Cubano que Cuba afirma que promueve la emigración ilegal.
Información de El País, España