Lucha contra delincuencia organizada
Irma Ortiz
En agosto de 2014, el entonces gobernador de Guerrero Ángel Aguirre reconocía tardíamente que la inseguridad y la violencia se habían disparado en las regiones de Tierra Caliente, Centro, Norte y Costa Grande, zonas donde campeaba el crimen organizado. No imaginaba entonces que sería la colusión entre las autoridades de Iguala y los miembros del crimen organizado quienes darían al traste con su gobierno luego del asesinato de 43 normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa.
El pasado 27 de enero, el titular de la PGR dio a conocer el informe de las investigaciones realizadas donde se ratifica que los normalistas fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula por integrantes del cártel de los Guerreros Unidos, quienes disputan el territorio al grupo de Los Rojos, como lo señala el testimonio de Felipe Rodríguez Salgado, alias El Terco o El Cepillo, quien confesó ser el responsable de la muerte de los jóvenes.
De inmediato, las reacciones no se hicieron esperar, particularmente de los voceros de los padres de los normalistas quienes rechazaron los resultados y señalaron que no permitirán que se cierre el caso.
Fuentes consultadas destacan que el principal problema a que se enfrenta el gobierno es la falta de confianza en la PGR. Destacan que el hecho de traer un equipo argentino que valide los resultados y que éstos sean enviados a laboratorios en Innsbruck demuestran esa falta de confianza, lo que no quiere decir que en México no se cuente con buenos especialistas.
Otro problema, aseguran, es la confusión entre criminología y criminalística. El criminalista levanta indicios y hay criminalistas de campo y de laboratorio, pero el criminólogo entrevista, pregunta, analiza. La pregunta básica, señalan, es por qué alguien comete un delito o por qué alguien es víctima de un delito, cuando hay diferencias abismales entre una y otra. Sin embargo, reconocen que en la propia PGR, y más en las Procuradurías, hay terribles confusiones y no separan al criminólogo del criminalista, por eso hay problemas muy graves.
Aseveran que hay que hacer dos tipos de estudios: uno de carácter victimológico, para saber quiénes eran las víctimas, cuál es su entorno e ir más allá de la simple descripción de que fueron víctimas; y segundo, no hay estudios criminológicos que permitan ver quiénes son los delincuentes.
Incremento de violencia, lucha por las plazas
Guerreros Unidos, el grupo que atacó junto con los policías municipales a los normalistas, es una escisión del cártel de los Beltrán Leyva, que opera principalmente en Guerrero y Morelos, que se dedican al tráfico de drogas y a los delitos de extorsión y secuestro, y quienes disputan la plaza a Los Rojos, así como al Cártel Independiente de Acapulco, aparte del grupo Jalisco Nueva Generación así como a los reductos de La Familia y Los Caballeros Templarios.
El maestro en ciencias penales con especialidad en criminología, Martín Barrón destaca en su libro Violencia y seguridad en México en el umbral del siglo XXI, que uno de los elementos que favoreció el incremento de la violencia son los cambios de estrategia en la lucha contra los cárteles.
Recuerda que desde finales de la administración de Vicente Fox y en la administración de Felipe Calderón se retiró a los militares de las montañas de estados como Sinaloa, Guerrero, Michoacán, donde perseguían a los productores de droga, para traerlos a las ciudades y patrullar las calles.
¿Qué pasa —destaca el especialista del Inacipe en su texto— que al provocarse ese cambio en la estrategia, el campo aparentemente se queda olvidado?, ya no se combate como antes la producción y ésta se incrementa, no hay una disminución. Hay una disminución en las ciudades pero en el campo se sigue produciendo.
Aumenta producción y la lucha por territorios
Así las cosas, el gobierno federal, a principios de 2013, señalaba que existían 7 grupos del crimen organizado: los Arellano Félix, los cárteles de Juárez, de Sinaloa, del Golfo, la Familia Michoacana. Sin embargo, derivado de la lucha del narcotráfico emprendida por Felipe Calderón, de 7 grupos se multiplicaron a 85.
Del cártel de Sinaloa salen los hermanos Beltrán Leyva, y de ellos, hubo escisiones en 2009, luego de la muerte de Arturo Beltrán Leyva. Unos se fueron hacía Guerrero, una de las zonas controladas por los hermanos Beltrán Leyva y un poco la zona limítrofe entre Michoacán y Guerrero. Se fragmentan los grupos delincuenciales que se quedaron con las plazas o se las siguen disputando en guerras permanentes, particularmente en Chilpancingo, Iguala y Acapulco. El territorio que manejaban y controlaban Los Caballeros Templarios, Tierra Caliente, en Michoacán, baja toda esa zona al puerto de Lázaro Cárdenas, porque es uno de los puntos más importantes para traficar productos traídos de Asia, fundamentalmente precursores químicos para las metanfetaminas.
Basta ver la zona de influencia de los distintos grupos en Guerrero y ver dónde se concentran, todo obedece a una lógica del mercado de drogas.
Estos grupos lo que hacen es controlar pequeños mercados que dejaron vacíos los grandes capos, y ésa es la lógica de la lucha contra el narcotráfico: descabezar a las organizaciones delictivas, apunta Barrón.
Hoy el problema del gobierno federal, destacan los especialistas, es descomunal, dar golpes de precisión, pues de 7 grandes organizaciones que existían, hoy con 85, resulta fundamental saber a quién combaten. El gran reto es controlar a los pequeños subgrupos que están abajo, porque se puede detener a un líder de subgrupos, pero inmediatamente surgen los relevos; semeja una cabeza de medusa, donde se corta una cabeza y aparecen tres o cuatro.
Informes de Estados Unidos
Hay informes de funcionarios de la DEA, en Arizona, que señalan que a pesar de la detención de Joaquín Guzmán Loera, el tráfico de drogas sigue igual. Es la crítica a la estrategia del descabezamiento —la muerte o la detención y el envío a la prisión de algún líder del narcotráfico—: por sí mismo, no acaba el tráfico de drogas. Es el gran error de las estrategias que se manejan, destacan los especialistas, detener a los líderes y no atacar la parte de lavado de dinero, el tráfico de bienes, de servicios.
Aseveran que las ganancias que genera el narco se tienen que lavar, e invertir, no se pueden quedar con ganancias exorbitantes como fue el caso de Zhenli Ye Gon. El problema, apuntan, es que parte de la economía de muchas entidades, sobre todo las productoras de drogas, está centrada en el tráfico de la droga.
Escenarios
Los especialistas destacan que la violencia continuará, aunque la estrategia de seguridad cambió con respecto al narcotráfico, ya que se retiró a una parte de los militares, y los volvieron a concentrar en cuarteles. También los sacaron de las calles, lo que ya no provoca necesariamente enfrentamientos, los narcobloqueos, aunque se siguen presentando pero en menor cantidad.
Apuntan que el cambio de la estrategia de la que se habló desde el principio de la administración, donde se aseguró que se utilizaría más inteligencia policial y la colaboración, se da aunque existen grandes vacíos.