El (triste) PAN de hoy
Yazmín Alessandrini
Hace casi tres años, Lía Limón García, quien actualmente se desempeña como subsecretaria de derechos humanos en la Secretaría de Gobernación, renunció al PAN) argumentando que en el interior de este instituto político “son una pandilla de cuatreros”, esto porque le cerraron el paso para buscar la candidatura a jefa delegacional por Miguel Hidalgo y por una serie de irregularidades que, a su juicio, forzaron su dimisión al blanquiazul.
¿Qué crees, Lía?, ¡te equivocaste! En el PAN no hay una pandilla de cuatreros… ¡hay dos!
Lamentable e ignominiosa la engangrenada división que está sufriendo aquel partido que forjó el surgimiento de importantes políticos que, desde su trinchera y pensamiento, hicieron trascendentes aportaciones a la vida democrática del país y que le permitió convertirse en la segunda fuerza electoral en todo el país e incluso detonar la alternancia en el poder durante dos sexenios (2000-2012). Sin exagerar, hoy Manuel Gómez Morin, Efraín González Luna, Manuel J. Clouthier, Luis H. Álvarez y tantos y tantos más son silenciosos testigos de una vergonzosa implosión que, a base de escándalos, está defenestrando al PAN a un barranco del que difícilmente podrá salir.
Aunque lo nieguen, Acción Nacional se ha convertido lastimosamente en botín de unos cuantos, en trampolín y catapulta de las ambiciones de un puñado de hombres y mujeres que, enceguecidos por la arrogancia, se disputan los jirones de lo que ridículamente ellos mismos llaman “un partido en reconstrucción”. Y lo peor de todo es que, a poco más de cuatro meses y medio de que se lleven a cabo las elecciones intermedias (7 de junio), las distintas facciones en las que se ha quesquebrajado este partido siguen taladrando sus cimientos para que más temprano que tarde se desplome como un castillo de naipes que promete con aplastar a todos aquéllos que maliciosamente se han aprovechado de él.
Gustavo Madero, Jorge Luis Preciado, Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota, Luis Alberto Villarreal, José Isabel Trejo, Ricardo Anaya, César Nava, Max Cortázar, “La Cocoa” Calderón, Santiago Creel, el expresidente Felipe Calderón… el etcétera es kilométrico. Nombres y nombres de panistas (verdaderos y advenedizos) señalándose, acusándose, siendo partícipes de una guerra de lodo que está arrastrando directo y sin escalas al instituto político al que debieran cuidar porque es su casa política desde la que pueden proponer y construir tanto para beneficio del PAN como del país.
“¡Yo te repudio!”, “¡Te voy a demandar!”, “¡Me tienen miedo!”, “No me quieren porque les incomodo”, “Hay que aguantar vara”, “Así al final del día la caca flota”… ¡vaya altura de diálogo y de debate que se cargan en el PAN! ¿Así es como respaldan, señor Madero, 75 años de quehacer político en el que militantes y simpatizantes lo sacrificaron prácticamente todo? Señor Anaya, en lugar de impulsar el Sistema Nacional Anticorrupción, lo que debe hacer es conseguirse una escoba, una cubeta y una piedra pómez, arremangarse la camisa y comenzar con una verdadera limpia de actitudes y procedimientos.
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