Lo dijo don Adolfo López Mateos

 

José Fonseca

Es posible que, como escribía esta semana Leopoldo Gómez, el gobierno peñista haya llegado a la conclusión de que sus márgenes de maniobra no dan para mucho más.

Algo así como que ése es el límite de su poder ante lo que llama tiempos de desencanto, “un ejercicio cada vez más limitado”.

Quizá don Leopoldo refleja una percepción que se ha detectado en la actitud del primer círculo de Los Pinos, percepción que empiezan a compartir amigos y adversarios del gobierno peñista.

La percepción de que hay un cierto pudor para utilizar la fuerza pública para contener desórdenes callejeros que ya empiezan a preocupar a sectores influyentes de opinión de la república.

En los cálculos políticos de Los Pinos, sin duda, debieron estar las reacciones airadas de sus adversarios, algunas de ellas violentas. Uno supondría que se delinearon escenarios diversos acerca no sólo de cómo enfrentar las reacciones, sino también de los tiempos para cada acción.

Una de las reacciones que sin duda preocupa es la de un sector liberal de las opiniones informadas y de las opiniones ilustradas, marcadas muchas de ellas por lo que se reconoce como “estrés postraumático” por sucesos ocurridos hace diez, veinte, treinta o cuarenta años.

Ese sector liberal reacciona una y otra vez negativamente a cualquier utilización de la fuerza pública para reprimir desórdenes callejeros. Casi en automático convierten en víctimas o en héroes a quienes agreden a los policías, a los ciudadanos y a propiedades públicas y privadas.

Es innegable que los acuerdos políticos que propiciaron la aprobación de las reforma requirieron de negociaciones inteligentes, en las cuales hubo que ceder mucho, quizá demasiado, pues en aras de lograr el respaldo a sus iniciativas los funcionarios peñistas cedieron en cuestiones trascendentes, como aceptar la propuesta panista de centralizar el manejo de todas las elecciones de la república.

El ejercicio del poder político de la Presidencia exige talento, mucho talento, pero también algo más.

Mejor lo describió alguna vez el presidente Adolfo López Mateos, quien al respecto comentó con sus colaboradores: “Señores, los tacos de sesos son muy sabrosos, pero son mucho mejores con huevos.”

                                   jfonseca@cafepolitico.com