Con una cauta visión reformista y un espíritu nacionalista era conocido el Rey Abdulá de Arabia Saudí, quien falleció a los 90 años el pasado 23 de enero.
Muchas amenazas recibió su reinado, especialmente por el Estado Islámico y el gobierno contrario de Irán, particularmente cuando la alianza política con Estados Unidos floreció en los años 90. Aunque se podría ver su fallecimiento como un elemento desestabilizador en Medio Oriente, la familia real Saudí ha logrado una transición suave en el rey Salman, quien recientemente reveló la continuidad de los proyectos hasta ahora alcanzados por su predecesor.
Un elemento característico del reinado de Abdulá fue su política exterior combativa. El destacado líder árabe trató de restablecer el orden en Medio Oriente. Hasta la fecha, algunas fuentes reconocen que el reino ha invertido cerca de 25 mil millones de dólares en apoyos a los gobiernos de Irak, Egipto, Siria, Libia y Túnez para estabilizar a los gobiernos.
Al ser Arabia Saudí la Cuna del Islam, en La Meca, el reinado en la Riyadh ha sido fiel protector de una tradición conservadora de los preceptos del Islam y de una interpretación férrea de La Sharia o Ley Islámica, motivo por el cual, ha sido también objeto de severas críticas, especialmente por parte de Occidente.
Nuevos retos
Al Qaeda y el Estado Islámico han golpeado fuertemente el gobierno Saudi en la región al tratar de imponer su propio califato. El reto más grande que enfrentaría el nuevo rey, Salman, podría ser el caso de Yemen, en su frontera sur. La dinastía Saudí es reconocida como el cuerpo central del islamismo sunita por lo que organizaciones como el Estado Islámico, de origen chiíta, son una amenaza abierta a su legitimidad y estabilidad. Las intenciones de ISIS son establecer un Estado Islámico desde Irak hasta Siria.
Otra versión del islamismo chiíta es representada principalmente por Irán. La rivalidad entre sunitas y chiítas ha prevalecido por más de un milenio y desde que este país ha logrado influir en otros estados afines como Libia y Siria, han escalado los conflictos internacionales con la dinastía Saudí.
Ya que Arabia Saudí es el país con reservas probadas de petróleo más grande del mundo, algunos consideran que la última acción agresiva que tomó el reino, forzar la caída de los precios del petróleo, puede ser analizada desde el punto de vista geopolítico, tratando de perjudicar a terceros estados aliados de Siria: Rusia e Irán.
Información del New York Times, enero 2015.