Virginia Woolf, reconocida por su técnica de monólogo interior y su estilo poético, características que logró colocar como contribuciones importantes dentro de la novela moderna, entre sus obras figuran: “Fin de viaje” (1915), “Noche y día” (1919), “Las olas” (1931), “Orlando” (1928).

Adeline Virginia Stephen, su nombre de pila, nació un 25 de enero de 1882, en Hyde Park Gate, Kensington, Londres, hija del fundador del Dictionary of National Biography, Sir Leslie Stephen (1832-1904).

De acuerdo con la página web “literaturas.com”, señala que Virginia tuvo tres hermanas: Vanessa Stephen (1879-1961), Julian Thoby Stephen (1880-1906) y Adrian Leslie Stephen (1883-1948).

Creció rodeada de un ambiente literario, su padre poseía una amplia biblioteca, cuando Virginia cumplió 16 años pudo entrar sola a aquel recinto consagrado a la lectura y dedicarse a explorar lo que deseara.

La página web “buscabiografias.com” señala que Virginia nunca fue a la escuela, sus estudios los realizó en casa. Al morir su padre, se trasladó junto con sus hermanos al barrio de Bloomsbury, lugar que se convirtió en el centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor.

En el grupo figuraron personalidades como T.S. Eliot (1888-1965), Bertrand Russell (1872-1970) y el escritor, Leonard Wolf (1880-1969), con quien se casó en 1912. Cinco años después ambos fundaron la editorial Hogarth Press, encargada de editar la obra de la propia Virginia.

Sus primeras novelas “Viaje de ida” y “Noche y día”, pusieron en manifiesto la intención de la escritora en romper los moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, estos primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica, señalan la página de internet “biografiasyvidas.com”.

Fue con la publicación de novelas como “La Señora Dalloway” y “Alfaro” que los críticos comenzaron a elogiar su originalidad literaria. Estos títulos pusieron de manifiesto el afán de experimentación de la autora.

También escribió una serie de ensayos que giraban en torno a la condición de la mujer, en los que destacó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora en su novela “Una habitación propia”.

Virginia Wolf se suicidó el 28 de marzo del año 1941, rellenó los bolsillos de su vestido con piedras y se metió en el río Ouse, Lewes, Sussex. Dejó dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Wolf.

“Estoy segura de que, de nuevo, me vuelvo loca. Creo que no puedo superar otra de aquellas terribles temporadas. No voy a curarme en esta ocasión. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar, Te das cuenta, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer, No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo”, le escribió a su marido en su carta de despedida.