La fuerza de los resentidos
Marco Antonio Aguilar Cortés
No es necesario ser ducho para conocer las más turbias y turbulentas manifestaciones de las almas resentidas, más cuando éstas empiezan a ser manipuladas por anarquistas que responden a intereses nada confiables.
Los resentimientos crecen, en toda la población de nuestro país, por los torpes manejos de quienes ejercen el poder político, religioso, económico, educativo y en el resto de los fenómenos sociales.
Al igual, los señores del poder se irritan al recibir los odios del pueblo; y así, todos nos enfurecemos en esa retroalimentación de animadversiones mutuas, hasta tornar nuestros vínculos sociales enfermizos en un explosivo, o en el encabronamiento del México bronco.
A la insistencia del presidente Enrique Peña Nieto de invitarnos a que no nos entrampemos en el doloroso asunto de Ayotzinapa y que debemos superar ese caso, se responde agudizando más el problema, y generando mayores conflictos a nivel presidencial, en todos los asuntos gubernativos.
Ahora los padres de los 43 alumnos de esa normal de Guerrero, que no estuvieron al cuidado de que sus hijos no corrieran riesgos en ese internado y estudiaran para ser mejores en todos los sentidos, viajan al extranjero para visitar organismos internacionales y presionar más al gobierno mexicano.
Gobierno mexicano que, por otra parte, dio lugar a la desaparición forzada, o al vil asesinato, de esos jóvenes que por más provocadores que hubiesen sido no merecían nunca lo que oficialmente la PGR dice que les pasó.
Y es que cada grave problema del país parece ser producto de una suma de actos irresponsables de todos o casi todos los figurantes, lo que nos coloca constantemente como pueblo en el filo de la navaja.
El sector hacendario, por otra parte, hace algunas semanas nos dio a conocer a través del secretario Luis Videgaray Caso que era innecesario cualquier recorte presupuestal, porque México contaba con coberturas financieras de seguros contratados en 2014 que nos garantizaban los ingresos petroleros para este 2015. A través de medios de comunicación se dijo esto, subrayando la previsión eficaz de la reingeniería nacional en esa materia. ¡Todos lo escuchamos!
Ahora, unos días después, el mismo secretario Videgaray nos anuncia la necesidad de recortar el gasto público por un monto de 124 mil millones de pesos, adjetivando este recorte de “preventivo”, y diciendo que lo causa “un cambio en el entorno financiero internacional”. Dejándole al Banco Mundial el reordenamiento.
Ese enorme boquete financiero está concibiendo más resentidos, y la mentira e ineptitud de esa alta burocracia hacendaria aumenta el potencial de esa inquina, en extensión y en intensión, al tiempo que debilita más a los gobernantes.
Y esa anemia gubernativa hace más agresivos a los opositores de las autoridades; conduciéndonos a la anarquía, la que sólo anuncia la llegada de una dictadura.
