Petróleo, dólar y tasas de interés

Julio A. Millán B.

El año 2015 representa un punto de inflexión para cambiar la tendencia de incertidumbre que ha venido mostrando la economía durante los primeros dos años del actual sexenio, influida por factores tanto externos como internos.

A escala internacional, las preocupaciones y atenciones en los próximos meses se centrarán en las medidas que tomará el Banco Central Europeo para incentivar la alicaída y deflacionada economía del viejo continente, que no empieza a despuntar y tiene un futuro en el corto plazo todavía incierto; en los efectos positivos, para algunos, y negativos, para otros, de la caída de los precios del petróleo; los conflictos entre Rusia y Ucrania, que podrían agudizar la crisis petrolera; y la ralentizada economía china, cuya baja en demanda alcanzará todo el mundo emergente.

Estados Unidos tiene un panorama diferente. Siendo un país consumidor de hidrocarburos, pero a la vez productor por la vía de fuentes no convencionales, puede aprovechar positivamente el shock petrolero actual porque, además de los precios actuales, importar crudo le resultará positivo.

De igual forma, el retiro de los estímulos monetarios da claros signos de una recuperación, que en perspectiva fortalece su moneda vía el regreso de capitales. Nuestra perspectiva es que la economía norteamericana crezca entre 2.9 y 3.1 % en 2015, un punto porcentual más que el año pasado.

En este contexto, la economía mexicana se enfrenta a los designios de tres variables económicas: precio del petróleo, tipo de cambio entre el peso y el dólar las tasas de interés, que como jinetes guiarán la dinámica de la economía en 2015 y en 2016. Como señalamos, el fortalecimiento de la economía norteamericana, nuestro principal socio comercial e inversionista, favorecerá la de México vía una mayor demanda externa. Sin embargo, la dudosa fuga de capitales golondrinos, en búsqueda de un menor riesgo, debilitará la moneda mexicana. Nuestra perspectiva es que la divisa promedie entre 14.72 y 15.18 pesos por dólar este año.

La crisis petrolera internacional que ha llevado a la pérdida de casi el 50% del precio del hidrocarburo tendrá efectos negativos, en una primera y previsible instancia en las finanzas públicas, tanto federales, a pesar de los coberturas ya que éstas tienen tiempos estrictos para su remisión, como en las estatales, que sufrirán la ausencia de excedentes petroleros.

Para 2015, el impacto se verá amortiguado por los recursos del fondo de estabilización, en lo que se cobran las coberturas, si bien vale preguntar hasta qué nivel de precio del barril se puede financiar. El reto será 2016.

Ahora bien, debemos tener presente que sólo habló a nombre de la federación y no de los estados, los cuales no han planteado compromisos semejantes, por lo que es previsible que, buscando mantener sus niveles de gasto, recurran a mayor endeudamiento, así como al establecimiento de nuevos impuestos locales.

Con el contexto anterior, nuestra expectativa, hasta el momento, es que el PIB en 2015 se incremente entre 3 y 3.1% respecto de 2014. Esperamos que no tengamos más sorpresas negativas y que las elecciones se realicen con sentido patriótico y bien.