Entrevista a Ana Álvarez/Curadora del Museo Franz Mayer
Jacquelín Ramos
Todo el mundo conoce lo que es una bicicleta y la mayoría tenemos una, ya sea por moda, por conciencia ecológica, o por la difícil movilidad que existe cada vez más en las zonas urbanas, lo cierto es que en los últimos años se ha visto una presencia cada vez mayor de este medio de transporte.
Independientemente de las diferencias, todas las bicis de hoy son muy parecidas y constan de los mismos mecanismos; pero no siempre ha sido así: la bici, como tantos otros inventos, ha cambiado a lo largo del tiempo.
De este medio de transporte se tiene noticia desde unos dibujos hechos por Leonardo da Vinci donde aparecen unos modelos de lo que parece ser una bicicleta muy parecida a lo que es actualmente, esos dibujos durmieron el “sueño de los justos” por años en la biblioteca ambrosiana de Milán sin que nadie les prestara la más mínima atención.
En 1817, el alemán Karl Drais von Sauerbroní inventó la primera bicicleta, conocida como draisiana o velocípedo, un vehículo que permitió ahorrar el escaso alimento que había para los caballos, luego de que la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, había dejado repercusiones ambientales en buena parte de Europa.
De esa manera, los cambios y el impacto de dicho invento tras el paso del tiempo ha sido no solo en su diseño, sino también en los diversos procesos sociales y culturales a nivel mundial. Se convirtió en un elemento de cambio del entorno urbano y la relación entre las personas, entre ellas permitir que las mujeres pudieran montar esa “libélula” de metal tal como lo hacían los hombres, renunciando desde el primer momento a la guerra de sexos.
En México, el efecto de la bicicleta llegó en 1953, cuando un joven empresario italiano, oriundo de Torino, Giacinto Benotto —corredor de bicicletas y creador de una empresa de estas unidades—, se instala en la capital tapatía creando bicicletas Cóndor y más tarde la famosa Águila Dorada rodada 28, una bicicleta que se erigió en icono urbano cuando aboneros, lecheros y repartidores de periódico la convirtieron en su principal herramienta de trabajo.
Benotto sería uno de los protagonistas de la “época de oro” de la bicicleta en el país y artífice, junto con otros productores, de la nación bicicletera en que se convirtió México.
Vehículo que ha vuelto a colocarse como uno de los transportes y entretenimientos más populares de la capital mexicana, con una historia de 200 años que es revisada minuciosamente en la exposición La vuelta a la bici, en el Museo Franz Mayer. Una muestra que, además de abordar la historia del diseño aplicado a la bicicleta, habla sobre todo del impacto que ha tenido este vehículo en la historia de la humanidad, como señaló en entrevista para Siempre! Ana Álvarez, curadora de la muestra.
La bici y la historia de la humanidad
¿De dónde surge la idea de realizar esta exposición; de mostrar el impacto y la transformación de la bicicleta a través de la historia?
La idea de hacer una exposición sobre la bicicleta surge ya hace varios años por parte del Museo Franz Mayer; después se convocan a otros actores como el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo en México, la embajada de Holanda y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros actores, con la idea de hacer una exposición que hable del diseño de la bicicleta, del espacio público, la sustentabilidad y la movilidad urbana, pero sobre todo del impacto que ha tenido este vehículo en la historia de la humanidad.
¿De qué trata y cómo está compuesta la exposición?
Esta exposición que cuenta con más de 52 piezas tiene distintas aristas que van a permitir que un público con intereses diversos pueda conectarse con ella. Se divide en 13 secciones en las que muestra momentos de aventura y la bicicleta, desde luego los oficios que no podían faltar, así como el ciclismo deportivo que ha sido importante para el desarrollo del diseño.
Pero también algo muy importante que podrán observar en las secciones son los primeros modelos de bicicletas que llegaron a México que fue más o menos de manera temprana. Existe la noticia de que en el siglo XIX, ya con el porfiriato, llegaron las primeras bicicletas, eran bicicletas inglesas y, en aquel momento, eran un objeto de lujo, de la elite mexicana. Con el paso de los años y el aumento de la producción, comenzó a democratizarse su uso, aunque mayormente se trataba de modelos provenientes de los principales productores: Italia, Inglaterra, Francia y China.
La “época de oro” de este vehículo llegó en la década de los años cincuenta. Los italianos tuvieron un papel muy importante, y en esos años Europa no estaba muy bien, por lo que hay una caída en la exportación de sus bicicletas, y países como México empiezan a repuntar, aprovechando que es una de las épocas doradas de la economía mexicana. Así, la bicicleta se convirtió en un vehículo que jamás abandonaría la ciudad.
¿Cuáles son algunas de las historias o anécdotas que vemos reflejadas en la muestra?
Hay muchas historias reflejadas, entre ellas una muy importante, la aparición de la bicicleta de seguridad que significó para la mujeres del siglo XIX una apertura de horizontes en el más amplio de los sentidos. Eso que utilicemos pantalones hoy en día tiene que ver con la bicicleta, antes las mujeres andaban con vestidos victorianos que podían pesar hasta 20 kilos, cuando empiezan a andar en bicicleta todas las mujeres tienen que andar más ligeras y se empieza a hacer diseño de vestimentas más adecuadas en las que se incluyen los pantalones.
Las mujeres dejaron de depender de los hombres para su movilidad y esa libertad de movimiento —tan restringida por los corsés, las faldas y las costumbres victorianas— tuvo un impacto profundo en la sociedad occidental de la época. Empezando por revolucionar la vestimenta femenina, la bicicleta abrió el camino a lo que las feministas de la época llamaron la “mujer nueva”: aquélla que se atrevió a abandonar su papel exclusivo de madre y ama de casa para, literalmente, ponerse pantalones, ocupar las calles, trabajar, educarse y participar en la política. Hoy, la bicicleta continúa siendo una herramienta de autonomía y libertad para la mujeres, sobre todo para las que viven en sociedades donde aún están lejos de la equidad de género.
La primera bici en 1817
¿Cuáles son algunos de los modelos que podremos observar en la muestra?
Tenemos réplicas de la primera bicicleta, que es de 1817, que eran como las bicicletas de balance para niños, una bicicleta de madera con la que te impulsas con los pies. Tenemos modelos clásicos como la bicicleta de carreras Saeta, de 1960; la Paris-Rubaix, de Benotto, de 1976; así como los exóticos modelos Vagabundo, de 1978, y la bicicleta del tradicional afilador de cuchillos.
La muestra exhibe también un modelo original de una bicicleta plegable de los años cuarenta del siglo pasado, como las utilizadas en el desembarco de Normandía, cuando habían sido creadas para ser manejadas por los soldados británicos en la Segunda Guerra Mundial. Si ahora una bicicleta plegable coloca a quien la usa como un moderno ecologista, a través de la exposición, se podrá ver que no es así.
En cuanto a bicicletas contemporáneas, tenemos bicicletas que se hicieron de manera ex profeso para la exposición de distintos materiales como fibra de carbono y cromolio, y las fabricadas en talleres artesanales mexicanos con novedosos materiales como el bambú.
Entonces se van a encontrar con una gran variedad de bicis y desde luego un material grafico y audiovisual bastante destacado. Contamos con el acceso a una de las principales colecciones de imágenes históricas proveniente de la Colección Pryor Dodge y de acervos nacionales. Contamos con una pieza interactiva que es un simulador de ciclismo urbano, donde la gente va a poder venir y pedalear desde el museo por la calles de la ciudad de México. Todas estas bicicletas pertenecen a 18 coleccionistas, y 13 marcas; fue un trabajo muy largo y delicado de ir consiguiendo las piezas más destacadas, para poner cosas más selectivas, fue un proceso de más de un año de trabajo.
¿Qué desean despertar en el público con La vuelta a la bici?
Quisiéramos que fuera una exposición que despertara la revaloración por la bicicleta, durante mucho tiempo se dijo que un pueblo bicicletero era un pueblo no moderno, detenido en el tiempo que no había evolucionado. Sin embargo, hoy en día la bicicleta representa la vanguardia, es una forma de moverse, que es sustentable, que es amable con los demás, que tiene una escala mucho más humana, que nos hace más felices, nos pone más guapos, en fin, que tiene una serie de virtudes que hay que reconocer y valorar.
Uno de los puntos de partida de la exposición es este regreso de la bicicleta a la movilidad urbana, una tendencia mundial, sobre todo en las grandes ciudades, por lo que deseamos que la gente regrese a subirse a la bicicleta y se mueva en ella, porque no contamina, es más silenciosa, hace que los trayectos sean más ágiles, pierdas menos tiempo en el tránsito, motivo por el cual los sistemas de bicicletas públicas como Ecobici hoy en día sean más proyectados, de hecho hasta el momento existen aproximadamente 600 de estos proyectos en el mundo.
Entonces eso habla de un regreso desde la política pública, que desde luego tuvo sus orígenes en que los grupos civiles hicieron por defender la bicicleta como una alternativa mucho más sustentable. Un ejemplo, Holanda en los años setenta tenía una situación crítica como la de la ciudad de México, en términos de la cantidad de automóviles, incluso en los accidentes viales que tenían al año, morían alrededor de 3 mil personas, entre las que estaban 450 niños en accidentes viales, eso junto con la crisis petrolera hizo que el gobierno tomara la decisión de cambiar la política pública y poner a la bicicleta como medio de transporte.
Hoy en día en Holanda, en Ámsterdam en concreto, hay más bicicletas que habitantes, eso habla de una transformación a la que quisiéramos todos aspirar.