Antes, The Economist y González Iñárritu

 

 

 

Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y

bebemos gota a gota la verdad que nos amarga.

Denis Diderot

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

La vida sigue, después de tantas catástrofes y hechos que han marcado el país de diferentes maneras, han sido meses de transitar entre barbaries y escándalos en una cruel muestra de realidad de la política y la sociedad mexicana, o quizás del peor de los cinismos que lo mismo alcanza a la clase política, empresarial o social, casas, bienes y propiedades por aquí y por allá, lujos exorbitantes y extremos. Líderes que no encabezan causas sociales o problemas de índole general. Partidos de oposición que no hacen planteamientos con profundidad y crítica de las malas acciones y toma de decisiones del gobierno. Ciudadanos cansados de que les vaya mal en la economía, en la seguridad, en la educación y prácticamente en todo lo que tratan de emprender que sin más ni más se viene abajo o no prospera.

Al menos ése es el sentir popular en muchos lugares del país donde el día a día no es el mejor que puedan vivir, ni el que se les pueda desear. La revista internacional The Economist, después de ser un medio que hablaba del mexican moment y los elogios al gobierno mexicano por las reformas estructurales, pasó a ser muy crítica, después de los escándalos de conflictos de intereses y corrupción atribuidos a personajes del gobierno de la república. En un artículo reciente expresa claramente que este gobierno y su titular “no entiende que no entiende”, porque la narrativa gubernamental sigue como si nada pasara y viendo a los que se expresan de la realidad como detractores o esquiroles que solo quieren manchar el buen trabajo del gobierno que, según ellos, se ha hecho, y por ello generan nombramientos que suenan a chiste, así fue el caso del hoy titular de la Función Pública.

El fin de semana pasado, en la entrega de los Óscares, el galardonado mexicano Alejandro González Iñárritu expresó: “Quiero dedicarle este premio a mis compatriotas en México, ruego para que podamos encontrar y tener el gobierno que nos merecemos…” Ésos comentarios encontraron respuesta de descalificación y sanción inmediata de actores políticos del régimen.

El asunto no terminó ahí. Vino el papa Francisco a poner la cereza en el pastel al escribir en una carta a un amigo parlamentario argentino que tenían que “evitar la mexicanización del país, porque las cosas en México estaban de terror”; inmediatamente la cancillería emitió nota diplomática expresando tristeza y pesar por los comentarios del pontífice.

Tres destacadísimos líderes de opinión internacional que no hacen expresiones de mala fe o con intención de dañar a nadie, sólo manifiestan lo que ven, han escuchado o perciben y eso no constituye ningún delito o afrenta al gobierno, que parece no estar ubicado en la realidad.

 

@PerezCuevasMx

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