Después de una larga reunión de más de 15 horas, los líderes de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania anunciaron el inicio de un amplio acuerdo de paz para el este de Ucrania, un alto al fuego, aunque sigue generando dudas sobre si Kiev y los rebeldes prorrusos aceptaron sus términos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, indicó a los periodistas que el alto al fuego entrará en vigor este domingo, al igual que un estatus especial para las regiones rebeldes, y disposiciones para control de fronteras y temas humanitarios.
“Esta no fue la mejor noche de mi vida pero la mañana, cre, es buena porque hemos logrado acordar los puntos principales pese a todas las dificultades de las negociaciones”, expresó Putin.
Por su parte, el presidente ucranio, Petro Poroshenko, negó ese punto al decir que no hay ningún acuerdo sobre autonomía en el este de Ucrania, escenario del conflicto en el que más de 5 mil 300 personas han muerto desde abril pasado, y que este jueves ha continuado a pesar de la celebración de la cumbre.
Putin y Poroshenko discreparon durante el diálogo al momento de evaluar la situación del territorio más conflictivo que es controlado por el gobierno, la ciudad de Debáltaseve, sin embargo los cuatro líderes buscaban con desesperación resolver sus diferencias.
“Se nos presentaron varias condiciones inaceptables de retirada y rendición, aseguró Poroshenko a periodistas, “no acedimos a ningún ultimátum y establecimos de forma firme que el alto anunciado es incondicional”.
El mandatario francés, François Hollande, dijo que él y Angela Merkel, la canciller alemana, se comprometieron a ayudar a verificar el proceso de alto al fuego en Ucrania, junto con los líderes rusos y ucranios, al que consideró un “alivio para Europa”.
“Llegamos a un acuerdo sobre un alto al fuego y sobre un acuerdo político global para el conflicto ucranio”, señaló Hollande, “este acuerdo global incluirá todos los aspectos, desde al alto al fuego en la frontera, o la descentralización, y, por supuesto, la retirada de armamento pesado y la reanudación de las relaciones económicas”, y alabó a su homólogo ruso por “aplicar la presión necesaria a los separatistas”.
Poroshenko dijo también que los documentos firmado prevén la retirada de todas las tropas extranjeras y milicianos de Ucrania, en referencias a los soldados y al armamento que, según Kiev y Occidente, Moscú ha proveído al este de Ucrania para apoyar a los rebeldes, lo que el Kremlin ha negado bajo el argumento de que los rebeldes prorrusos combaten voluntariamente, pero la cantidad de armas sofisticadas que portan contradicen esa afirmación.
Al mismo tiempo de la cumbre, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, consideraba atender las cada vez más insistentes peticiones para enviar armamento a Ucrania, una medida que los líderes temían porque podría intensificar la guerra.
Aunque lo cuatro líderes reunidos en la capital bielorrusa, Minsk, aplaudieron el acuerdo quedó claro que Rusia y Ucrania seguían con desacuerdos en cómo poner fin a los combates por Debáltaseve, un centro de transporte clave entre las dos principales ciudades del este controladas por los rebeldes.
Los acuerdos forman parte de un documento respaldado por líderes rebeldes y representantes de Rusia, Ucrania y la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea, que recibió la aprobación de los cuatro líderes quienes emitieron una declaración por separado.
Un acuerdo anterior, firmado en septiembre, fracasó cuando las fuerzas del gobierno ucranio y los rebeldes respaldados por Rusia intentaron tomar el control de más territorio.
El martes por la noche, los separatistas prorrusos presentaron al grupo de control una propuesta con 15 puntos, en la que hablaban de un alto el fuego que se hubiera declarado a las 10.00 hora local de Kiev de este jueves.
Además, en el documento pedían la retirada de las armas pesadas por parte de las tropas ucranias y para las milicias, a partir de la línea de contacto fijada por el memorando de Minsk del 19 de septiembre.
La cuestión principal es la frontera entre Ucrania y Rusia, una zona no controlada por Kiev por donde los separatistas reciben apoyo económico y militar; Ucrania y los países occidentales quieren cerrar la frontera de inmediato, pero los separatistas consideran que el control por parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa solo puede plantearse cuando el proceso de regulación haya llegado al punto en el que vean seguridad.
Los analistas ya estimaban que los líderes acabarían produciendo algún tipo de consenso por la gravedad de la situación y por el empeño personal puesto por Merkel y Hollande en su intento de evitar que las armas fluyan a Ucrania desde EU y otros países más resueltos que el eje franco-alemán.