Campaña negativa contra México
La realidad es sólo una ilusión,
pero es muy terca.
Einstein
José Fonseca
Ha publicado el Consejo de Asuntos Hemisféricos (Council on Hemispheric Affairs) un artículo de Cameron McKibben, en el cual narra testimonios presentados ante un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, los cuales consideran que sutilmente las inquietudes geopolíticas han empezado a dominar la estrategia de seguridad norteamericana.
“Washington y Beijing —dice— han empezado a construir sus respectivos bloques a través de asociaciones económicas, utilizando tácticas de poder suave”.
“Latinoamérica, por su proximidad a Estados Unidos se ha convertido en un área vital en su rivalidad con China —explica. Y concluye—: relaciones más estrechas y nuevas alianzas latinoamericanas limitarían la influencia china en la región.”
Algunos han calificado como ingenuas o paranoicas las afirmaciones de quienes creemos que no es casualidad la negatividad de las recientes campañas de medios internacionales, respaldadas en medios por sectores de la opinión informada y la opinión ilustrada.
Justifican el calificativo al repetir los errores de juicio cometidos por prominentes funcionarios del gobierno mexicano.
Es cierto que en el gobierno peñista se han cometido errores de juicio y han tenido grandes dificultades para enfrentar la ofensiva negativa que desde hace ya más de diez meses se ha montado en los medios internacionales.
En este espacio consideramos que esos errores de juicio y los escándalos mal manejados han sido aprovechados para dicha campaña.
Aprovechados, ¿para qué?
Pues para reposicionar geopolíticamente Estados Unidos. Las inquietudes norteamericanas consignadas por el reporte de Cameron McKibben serían una explicación.
Y las campañas significarían el uso de tácticas de poder suave en esta confrontación no con México, sino con China.
Sólo pensemos que si a Estados Unidos le preocupa la influencia china en países de Sudamérica, tan lejos de su frontera, cuánto les podría preocupar que esa influencia china se deje sentir en México, un país con el que los norteamericanos comparten una frontera de más de dos mil kilómetros. Esa cercanía hace una gran diferencia.
Esa realidad geopolítica no puede ser soslayada, pues como consigna el epígrafe de estas líneas con la frase de Einstein: “La realidad es sólo una ilusión, pero es muy terca”.
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