El copiloto del avión de Germanwings que se estrelló en días anteriores en los Alpes franceses estuvo hace años, antes de conseguir su licencia, bajo tratamiento psicoterapéutico durante un largo periodo de tiempo por “tendencias suicidas, indicó la Fiscalía de Düsseldorf este lunes.

“Posteriormente, y hasta el final, hubo más visitas médicas con prescripción de baja, sin que en ellas se constataran tendencias suicidas o agresivas”, señaló la Fiscalía en un comunicado, y que de la documentación incautada en los domicilios del copiloto, Andreas Lubitz, no se desprende que éste tuviera “ninguna enfermedad física”.

La Fiscalía continúa analizando la documentación incautada en la casa de Lubitz en Düsseldorf, que compartía con sus padres en la localidad de Montabaur, aunque siguen sin encontrarse pruebas que pudieran haber anunciado lo sucedido o un mensaje en que Lubitz asuma la autoría de la tragedia.

Las investigaciones dentro del entorno familiar y personal del copiloto y en su lugar de trabajo tampoco han revelado indicios consistentes para esclarecer los posibles motivos de su actuación.

“Las autoridades que llevan el caso deben ceñirse únicamente a los hechos”, insistió el organismo ante la sucesión de informaciones periodísticas sobre presuntas enfermedades de Lubitz.

El comunicado emitido este lunes completa las informaciones facilitadas el viernes pasado por la Fiscalía de Düsseldorf, que dijo que entre los documentos incautados en las viviendas del copiloto había “bajas médicas, actuales e incluso vigentes para el día de los hechos, hechas pedazos”, ocultadas a su empresa, aunque siguió sin precisar la enfermedad que podía padecer el copiloto, y se limitó a señalar que fue tratado hace años por sus tendencias suicidas.

Además, en días anteriores, el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, informó que Lubitz había interrumpido su formación durante meses, hace seis años.

El copiloto estrelló presuntamente el avión de Germanwings -filial de bajo coste de Lufthansa- que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf contra los Alpes en el sur de Francia, el 24 de marzo pasado, tras impedir el acceso a la cabina del comandante; un total de 150 personas murieron, la mayoría españolas y alemanas.

Tardará identificación de restos

La comisión de expertos conformada para identificar los restos humanos del Airbus A320 tardará entre dos y cuatro meses en dar a conocer los resultados de los análisis.

“No se comunicará ninguna identidad hasta que se tenga el resultado de todos los análisis, y eso tardará entre 2 y 4 meses”, indicó a un grupo de medios internacionales el coronel François Daoust, director del Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería francesa (IRCGN).

Daoust, centro a las afueras de París            que se encarga del análisis de las muestras recogidas sobre el terreno y de su comparación con los datos facilitados por las familias, insistió en que los expertos no pueden garantizar que se vaya a poder identificar a las 150 víctimas.

La primera operación de recuperación de restos humanos en la zona del accidente, en los Alpes franceses, terminará a finales de esta semana, señaló el jefe investigador: las dos semanas siguientes se dedicarán a la recogida de trozos de fuselaje, y las dos posteriores se destinarán a rastrear de nuevo el lugar, de unas 2.5 hectáreas de extensión, para localizar nuevos restos humanos que pudieran haber quedado ocultos bajo ese material.

Las muestras humanas permanecen en el laboratorio instalado sobre el terreno, que envía al IRCGN sólo un pequeño extracto del que pueda obtenerse el ADN correspondiente.

Cuando los expertos del instituto disponen del resultado, se lo comunican a sus compañeros sobre el terreno, para que puedan juntar en un mismo saco mortuorio los restos correspondientes a esa misma información.

Hasta el momento, se han analizado un total de 400 muestras, con las que se han aislado 78 ADN distintos, indicó el coronel, t que la identificación completa de cada víctima requiere de la comparación de esos datos con los ofrecidos por los familiares.

Ese último proceso es largo y difícil porque requiere juntar datos médicos y dentales de la víctima, la descripción que ofrezca la familia con particularidades como tatuajes o cicatrices, y el perfil de ADN de familiares directos, como padres o hijos.

Los investigadores disponen hasta la fecha de una treintena de archivos ‘ante mortem’ completos, y de otros 30 a los que todavía les faltan algunos de esos puntos, informó Daoust, y que “el tiempo mediático no es igual que el científico”, por lo que se debe trabajar correctamente y no “ceder a la urgencia”.