Se creía que la Tercera Guerra Mundial sería nuclear, pero en realidad podría ser una guerra biológica.
Entrevista a Miguel Ángel Cevallos Gaos/Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM
Ofelia Alemán García
Nunca antes en la historia de la humanidad
había habido una gran producción de mercancías,
las cuales son más dañinas que necesarias
para el ser humano. Y todo por una
simple razón: la ganancia.
Panayotis Coumentakis
En 1960, la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en inglés) consideró el uso de agentes biológicos para eliminar la presencia política del presidente Patrice Lumumba en el Congo y del presidente Fidel Castro en Cuba. En el primer caso, no se describe la sustancia o veneno, pero el intento fue fallido y la sustancia tóxica fue derramada en un afluente del río Congo. Unos puros contaminados con una toxina botulínica mortal fueron preparados para el dirigente cubano, en el segundo caso, pero de igual forma se desconoce el paradero de dicho intento.
Hace más de una década, Susan George en El Informe Lugano advirtió que la hambruna y las pandemias son vistas como estrategias de control de la población a favor del sistema de libre mercado. También hace uso de la palabra bioterrorismo, cuando entonces no era de uso común.
Se creía que la Tercera Guerra Mundial sería nuclear pero en realidad, podría ser una guerra biológica. “Hoy en día, algunos grupos de extremistas Islámicos, como el Estado Islámico (ISIS) han declarado que su principal enemigo son los Estados Unidos. Estos grupos no tienen la capacidad económica ni tecnológica para desarrollar armamento atómico pero si podrían elaborar armamento biológico”, nos explica el doctor Miguel Ángel Cevallos Roa, investigador del Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Este tipo de armamento es más barato, es más fácil de desarrollar y está más al alcance de algunos países en vías de desarrollo. En enero de 2013 se publicó una entrevista con la Dra. Bellamy van Aalst, exconsultora de la OTAN, donde afirma que Siria no sólo ha desarrollado armamento químico sino también biológico. Para darle más cuerpo a las afirmaciones de la Dra. Van Aalst, a finales de agosto del año pasado se publicó en la prensa internacional que algunos oficiales de inteligencia de Estados Unidos hallaron en Siria una computadora laptop, supuestamente perteneciente a ISIS, con instrucciones de cómo fabricar armamento biológico utilizando la Yersinia pestis como agente patogénico. Además, en este año, algunos artículos de la prensa internacional sugirieron que el grupo ISIS podría estar interesada en obtener muestras de la epidemia que está en progreso en África occidental, para utilizarla en el desarrollo de armamento biológico. En otras palabras, si un grupo terrorista o un país pobre quiere hacer daño masivo a un país poderoso, la manera más fácil y efectiva sería con armas biológicas”, puntualiza Cevallos.
Grandes industrias farmacéuticas se han beneficiado
¿Por qué han proliferado las armas biológicas?
No podría afirmar que en los últimos años haya habido una proliferación de armas biológicas. Sólo hay un conjunto de observaciones de índole anecdótico que algunos países de Oriente medio están desarrollando o intentaron desarrollar armamento biológico. Lo que sí es bien claro es que Estados Unidos y algunos países europeos tienen una estrategia muy amplia para contender con un ataque biológico o con una epidemia natural con patógenos especialmente contagiosos y virulentos”.
¿El bioterrorismo surge con el ántrax?
Tras los ataques con esporas de ántrax que sufrieron algunas oficinas de noticias y dos senadores de Estados Unidos, en 2001, el gobierno americano resolvió diseñar un plan integral para poder enfrentar adecuadamente ataques similares. Con este propósito desarrollaron el llamado Model State Emergency Health Powers Act que se publicó en la revista Jama en agosto de 2002 y dos leyes: el USA Patriot Act, que unifica, refuerza las herramientas que se requieren para interceptar y obstruir actos terroristas y restringir el acceso a los agentes patogénicos con potencial de uso como bioarmamento; y el Bioterrorism Act que asegura que los norteamericanos estén preparados para responde adecuadamente un ataque bioterrorista.
Los recientes brotes aparecidos en Estados Unidos —la bacteria californiana, el regreso del sarampión y el virus de Borboune— nos llevan a pensar si está preparado para un ataque bioterrorista…
El presidente Obama también ha reforzado estas leyes con su orden ejecutiva: Optimizing the Security of Biological Select Agents and Toxins in the United States (2010). Este conjunto de leyes instruye a los diversos actores gubernamentales cómo enfrentar tanto ataques biológicos o epidemias de origen natural. El plan considera varios aspectos fundamentales: 1) Construir un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar y darle seguimiento a este tipo de emergencias de salud. 2) Una estrategia que asegure que el sistema de salud pública tenga los hospitales y el personal para enfrentar las epidemias. 3) Que se desarrollen, se fabriquen y se almacenen las vacunas y los medicamentos para enfrentar este tipo de problemas. 3) Un sistema que permita brindarle al público información clara, simple y fidedigna que le permita actuar adecuadamente ante este tipo de emergencias. El plan ha exigido que se canalicen muchos millones de dólares para su implementación, que ha favorecido a muchas instituciones incluyendo universidades e industrias.
Así como las cinco hermanas petroleras, también se reconoce el monopolio de la industria farmacéutica a escala mundial conocida como Big Pharma en inglés. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Muchas de las grandes industrias farmacéuticas se han beneficiado gracias a grandes inversiones que ha hecho el gobierno estadounidense para prevenir y combatir ataques bioterroristas o el uso de armamento biológico de destrucción masiva. Estas industrias han solicitado dinero para desarrollar: sistemas de detección y diagnóstico, medicamentos y vacunas para combatir los más de 40 agentes patogénicos que algunas instituciones del gobierno de Estados Unidos, como el Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), los Health and Human Services (HHS) y el Center of Disease Control and Prevention (CDC) han identificado como los más probables para usarse como bioarmamento.
México con buena vigilancia epidemiológica
La tasa de mortandad ha disminuido en el mundo, ¿tenemos mejores medicamentos hoy?
Una de las cosas que más me ha sorprendido de los últimos meses fue lo rápido que salieron a la luz pública algunos medicamentos y dos vacunas experimentales para combatir la epidemia de ébola de África occidental, cuyo agente patogénico es un virus que está bien identificado como posible agente para bioarmamento. Estas herramientas terapéuticas las desarrollaron dos agencias gubernamentales de Estados Unidos —una de ellas de las fuerzas armadas—, la Universidad de Nápoles y el Centro Internacional de Biotecnología, en colaboración con la farmacéutica GlaxoSmithKline. Estoy seguro de que si hoy enfrentáramos una epidemia de peste bubónica, otro posible agente para la guerra biológica, ya habría vacunas y medicamentos experimentales para combatirla.
Un nuevo virus se esparce en el continente americano, la chikungunya. ¿Cómo debe responder México ante este contexto internacional de bioseguridad?
En México tenemos buenos sistemas de vigilancia epidemiológica y quizás el mayor peligro que tenemos es ser vecinos de Estados Unidos y poseer una frontera porosa entre ambos países. Los republicanos y otros grupos conservadores de Estados Unidos han señalado una y otra vez que Al Qaeda y otros grupos terroristas pudieran entrar en Estados Unidos a través de México. ¿Si los narcotraficantes pasan toneladas de cocaína por qué no los terroristas podrían contrabandear algunos kilos de esporas de ántrax?
Crisis biológica de 2015
Tuberculosis, la epidemia oculta
Hoy en el mundo hay 550 mil niños infectados con tuberculosis pulmonar, tan sólo 12 mil en Uganda. El virus viaja en el aire gracias a la tos de un paciente infectado. La tuberculosis extrapulmonar, que afecta otros órganos, es difícil de diagnosticar porque es necesario hacer biopsias. Estos casos no son prioridad para el sistema de salud por lo que se le considera una epidemia oculta.
El virus Bourbon, garrapatas en Estados Unidos
El año pasado un hombre murió en el condado de Bourbon, en Kansas, EU. Este virus es probable que también se propague a través de otros insectos. Once días después de haber sido picado por múltiples garrapatas afuera de su propiedad, el hombre de 50 años murió de un ataque al corazón. Es un caso único de la nueva cepa de los primeros “thogotovirus” propagados en Europa, Asia y África.
Sarampión en Estados Unidos
En 2001 se reportaron 116 casos, pero en 2011 reportaron 220 casos, y en 2014, 644 casos. En lo que va de 2015, ya llevan registrados 91 casos tan sólo en California. El virus es altamente volátil, puede contagiarse simplemente respirando el aire de alguien infectado, por ejemplo, dentro de un avión de pasajeros.
Ébola en África occidental
En África occidental, estamos ante la presencia del mayor brote de ébola con más de 9 mil decesos de 25 mil infectados en menos seis meses. De seguir la tendencia, la cifra podría aumentar casi al millón de infectados para 2016. Hasta el momento se desconoce la cifra de las personas infectadas que aún no presentan sintomatología.
Chikungunya en Latinoamérica
No hay cura o vacuna para este virus, sólo paliativos. En México, se han registrado cerca de tres millares de casos (en registro y subregistro) de personas infectadas con este virus transmitido por el mismo mosquito del dengue. En Latinoamérica se estima que hay más de un millón de personas infectadas con este virus desde su aparición en diciembre de 2013.
@ophelyas