Los cierre de librerías se extienden en el país con gran rapidez. Las razones son diversas. La pérdida de los hábitos de lectura, los altos precios de los libros y los elevados costos de mantenimiento de los locales son algunas de las causas que motivan la quiebra de decenas de librerías y otros espacios para el conocimiento. La falta de incentivos para fomentar la lectura entre los jóvenes, así como la proliferación de medios de información electrónicos como la Internet, televisión y teléfonos inteligentes, son otras de las razones que marcan el fin de cientos de librerías en el país.
Por ello, muchas librerías se dan a la tarea para rescatar este tipo de espacios, como es el caso de la capital regia, que con tal de tratar de sobrevivir, las librerías de la zona metropolitana otorgan descuentos para incentivar a sus clientes, independientemente de si son novedades editoriales o reediciones, asegura Heriberto Pulido Ramírez, gerente de Librería Monterrey quien lleva 45 años en la venta de libros, los primeros 27 como empleado, y los últimos 18 con negocio propio.
Detalló que las nuevas dinámicas y estrategias están dirigidas a las tiendas de autoservicio, en las que las no hay un criterio de selección ni personal capacitado, ante lo cual la calidad de literatura ofrecida es muy dispar y ”cada vez más light“.
Pulido asegura que la Ley del Fomento para la Lectura y el Libro no benefició a su negocio, que ha logrado mantener gracias a que conoce bien el oficio y sabe dónde encontrar las obras que buscan los clientes; no requiere empleados como en las grandes sucursales y por eso no le afecta la competencia de las grandes cadenas. El pequeño empresario reconoce que a través de compras por Internet los lectores locales pueden obtener los mismos precios que en la Ciudad de México.
En los últimos 20 años han desaparecido en Monterrey, 40 de las cerca de medio centenar de librerías que existían. La librería Cosmos cerró 11 de las 12 que tenía. Hasta la Librería Universitaria de la UANL, que estaba por la calle Zaragoza, en el centro de la ciudad, desapareció por falta de ventas.
También recordemos la situación de las Librerías Castillo, que después de 31 años de existencia, la cadena más importante y prestigiada del ramo en Monterrey, cerró de manera definitiva sus seis locales en el 2006 ante la imposibilidad para sortear la grave problemática económica que aqueja al país. Así lo confirmó su fundador y director de esa empresa en ese entonces, Juan Alfonso Castillo Burgos, quien indicó que la situación era ya prácticamente insostenible luego que durante el último trienio las ventas registraron un descenso que, en 2005, superó 20 por ciento, lo que significó ”pérdidas millonarias”.
Ediciones Castillo, explicó tras su cierre, que la crisis que enfrentan las librerías es un fenómeno a escala mundial que, además del factor económico, se debe al cambio en las formas de distribución y venta de los libros.


