A dos años de su pontificado, el Papa Francisco ha llenado su imagen pública de un pintoresco anecdotario que lo reviste de polémica y de humanismo.

De nacionalidad argentina, digamos, el primer para “Americano”, latino y jocoso, el sumo Pontífice maravilla a la sociedad por romper el protocolo tradicional del Vaticano. En cada uno de sus viajes, dentro y fuera del avión papal, en las ciudades que visita y en la propia Plaza de San Pedro, hemos sido testigos de su vivaz acercamiento con la gente.

Las redes sociales y los medios informativos no dejan de llenar las planas con anécdotas de ciudadanos comunes y hasta vagabundos quienes han sido invitados a comer, desayunar o cenar, a estar en misa, a recibir la comunión con el Papa directamente. Sorprendidos, todos reaccionamos con alegría. Todos sin excepción, lo refieren como un encuentro inaudito e inolvidable.

Ha abrazado, besado y bendecido a personas enfermas, grandes y pequeños en todos los lugares que visita. Repentinamente “cae de visita” en hospitales, orfanatorios, casas hogar para saludar a los enfermos y necesitados. La gente, atónita de tener enfrente al sumo Pontífice, reacciona un júbilo extremo, que en la mayoría de los casos, es su motor de vida y de sanación.

Espontaneidad que lo ha llevado a la polémica

La naturalidad con que expresa su sentir el Papa, siendo el patriarca de la iglesia católica, lo ha llevado a contrariarse con grupos sociales en todo el orbe.

El Papa quiso llamar a su amigo de hace más de una década, Adrián Pallarolls, en marzo de 2013. Cuando Adrián recibió la llamada, antes de decir otra cosa, se dice que el papa exclamó: “Hola, Adrián. Por favor, no me cortes, cada vez que digo que soy el papa creen que es joda y me cortan todos´. La frase al ser revelada creó la polémica esperada.

Poco después de haber sido nombrado Papa, el mundo no sabía cómo tomar el hecho de que haya invitado a los jugadores de su equipo de futbol favorito en Argentina, el San Lorenzo. Ese mismo equipo viajó por segunda vez al Vaticano después de haber ganado el torneo nacional en su país. La prensa calificó al Papa como el “entrenador” directo del San Lorenzo. Muchos otros equipos no sólo de Argentina sino del mundo entero, no han logrado superar los deseos de tener entrenadores de tan elevada estirpe como Su Santidad por lo que decenas de bendiciones le son pedidas al Papa para los torneos locales.

En julio del 2013, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro, Brasil, el Papa Francisco declaró que odiaba dar entrevistas llamando a los reporteros “leones feroces”. De regreso a Roma, invitó a 70 periodistas cariocas para viajar con él, explicar su comentario y hablar “libremente” sobre la Curia Romana, el Banco del Vaticano, Vatileaks, el aborto, el divorcio y los homosexuales entre otros temas referidos por la prensa a bordo del avión papal.

Algunas otras frases papales que nos invitan a la reflexión son: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”.

Sobre Benedicto XVI, “´Para mí, es como tener al abuelo en casa, es mi papá”.

Sobre los homosexuales, “si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla”.

Ante víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes: “Ante Dios y su pueblo, expreso mi dolor por los pecados y graves crímenes de abuso sexual por parte del clérigo cometido contra ustedes. Y les pido humildemente perdón””

En un encuentro con refugiados afirmó tener ´sufrimientos´ como un ´hombre cualquiera´, con una vida normal con ´tantas cosas buenas como malas´.

“Rece por mí… Pero rece a favor, no en contra eh…”, le dijo al presidente venezolano Nicolás Maduro en su primer encuentro.

Sobre los atentados al semanario satírico Charlie Hebdo: “Es verdad que no se puede reaccionar violentamente pero si aquí mi amigo (Alberto Gasparri, organizador de los viajes papales) dice una mala palabra de mi madre, puede esperar un puñetazo”.

Sobre la paternidad responsable el Papa añadió después de recomendar “como buenos padres, dar una nalgada a los hijos”, también dijo: “Esto no significa que el cristiano deba hacer hijos en serie. He reñido a una mujer que estaba en su octavo embarazo y había tenido siete partos cesáreos: ¿quiere dejar huérfanos a sus hijos? Esto es una irresponsabilidad. No, pero yo confío en Dios…, decía. Sí, Dios te da los medios, pero perdonadme, hay quien cree que para ser buenos católicos tenemos que ser conejos, ¿no?”.

Y para México el Papa tiene su reservorio

“Entrar en Estados Unidos desde la frontera de México sería bonito como señal de hermandad y de ayuda para los inmigrantes, pero ir a México sin visitar la virgen de Guadalupe sería un drama. Estallaría una guerra y no hay tiempo”. Dando a entender que no tenía tiempo de venir a ver a la Virgen de Guadalupe, como excusa de no venir al Distrito Federal.

En otras frases enjuga el dolor de los mexicanos que sufren de pobreza, discriminación y desigualdad. En otras critica al gobierno de Enrique Peña Nieto. Y en una visita de estado por parte de México en el Vaticano, el Papa omitió el saludo de mano a la primera dama, Angélica Rivera de Peña.

Recientemente el Papa Francisco declaró: “A México el diablo lo castiga con mucha bronca. Yo creo que el diablo le pasó boleta histórica a México ¿no? Y por eso todas estas cosas usted ve que en la historia siempre han aparecido focos de conflictos graves. ¿No? ¿Quién tiene la culpa? ¿El gobierno? Esa es la solución, la respuesta más superficial.”

Sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa se refirió a “gente que está bien y quizás la muerte de estos chicos no les llegó, les resbaló. Pero la mayoría del pueblo mexicano es solidario. Y esa es una de las virtudes que tienen ustedes. ¿No? Y creo que todos tienen que poner hombro ahí para resolver esto de alguna manera ¿no?”

Y gracias al Papa Francisco, el término “mexicanización” trascendió los parámetros habituales de la moda para referirse a los cárteles de la droga incontrolables en nuestro país. Pero en realidad, su frase pudo haber sido malinterpretada por la prensa así como la cancillería mexicana. Porque dijo: “el término (mexicanización) nada tiene que ver con la dignidad de México. Es como cuando hablamos de balcanización, ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se nos enojan… el término levantó pólvora, pero la mayoría, por las estadísticas que nos llegaron, que hicieron algunos periodistas de allá, el noventa por ciento del pueblo mexicano no se sintió ofendido por eso.”