Una propuesta ganadora

 

 

José Luis Camacho Acevedo

Desde fines de la semana pasada se produjo un alud de columnas políticas y comentarios en medios electrónicos condenando a Eduardo Medina Mora por su controvertida trayectoria pública, y de paso al presidente Peña Nieto, por haberlo encartado en la terna que envió al Senado para ocupar la vacante del ministro Sergio Valls.

Una propuesta que desde el principio se vio ganadora.

Algo que me llama la atención, y que comenté con el experimentado comunicador Gustavo Lomelí, es que siguen siendo las mismas plumas caracterizadas por su antipeñismo las que ahora se ceban en contra de Eduardo Medina Mora como nuevo integrante de la Corte.

De las que yo alcancé a ver desde muy temprano ese lunes, ninguna era distinta de la batería antipeñista ya bien identificada por los consumidores de información y análisis.

No había ninguna novedad en la lista de los malquerientes del presidente que siempre ven mal lo que hace y lo que no hace. Como medida de presión, los contrarios de Peña Nieto recuperan la superada práctica de conseguir una cauda de abajofirmantes para descalificar acciones oficiales que simplemente no les gustan.

Esas firmas —dicen que son miles aunque nadie pueda constatar ni su verdadero número ni su autenticidad— que protestan porque Medina Mora sea el nuevo ministro de la Corte, representan un sentir muy respetable de la comunidad intelectual de México, de algunos investigadores, pero especialmente de los juristas.

Pero ellos, por destacados en su terreno que pudieran ser, no son sino un referente de un acontecimiento, en este caso la propuesta presidencial en favor de Medina Mora para que pueda llegar a la Corte, como para que representen una especie de plebiscito contra esa decisión presidencial. Pero esas posiciones son más fundamentalistas que racionales la mayoría de las veces.

Puede que el gobierno sufra en estos días, o meses, como lo reconoció ya el propio mandatario Peña Nieto, una crisis de credibilidad y una falta de confianza ciudadana. Pero de eso a que el gobierno de Peña Nieto esté en una etapa terminal de sus niveles de autoridad, tal y como lo describen diariamente, en medios escritos o electrónicos, los integrantes de la batería antipeñista, hay una gran de diferencia.

Peña Nieto, tal vez a sugerencia del vocero Eduardo Sánchez, mandó a sus gentes del gabinete a los medios para difundir los logros que ha tenido el gobierno actual. Eso hacía falta. Y el ejercicio le está resultando mejor de lo que se hubiera esperado.

Malos y buenos. Faltan algunos secretarios, pero no habrá sorpresas en la penetración de los mensajes. Osorio Chong, Videgaray, Alejandra Lagunes, Aurelio Nuño y Claudia Ruiz Massieu comunican bien.

Chuayffet habla como gangoso. A Navarrete Prida se le entiende poco. Pedro Joaquín Coldwell parece estar leyendo un obituario por la cara de tristeza que pone cuando habla a los medios. Emilio Lozoya, balbucea. El secretario de la Función Pública está escondido y hace bien.

Pero era necesario salir a difundir logros y no estar como el Señor de la Columna, amarrado y aguantando latigazos.

Peña Nieto ha obtenido reconocimientos nacionales, y también muchos internacionales, que, obviamente, la batería de columnistas que no lo quiere jamás le van a reconocer. La designación de Eduardo Medina Mora como ministro de la Corte traerá una tormenta en un vaso de agua, sin duda. Pero que para nada es un hecho que preocupe tanto a la sociedad que teme que la caída del peso ante el dólar nos hunda en una verdadera recesión con todos los graves efectos que ello implicaría para los que menos tienen. O que la inseguridad que tiene asolada buena parte del territorio nacional permanezca o se agrave a pesar de las capturas de la Tuta y el Zeta 42.

Con Medina Mora en la Corte el gobierno de Peña Nieto se gastará un poco más de su ahora afectado nivel de aceptación.

He visto una carta que le envió un académico, que trabaja en el CIDE, Alejandro Madrazo Lajous, criticando al ahora ministro. Este investigador recibió una inteligente respuesta por parte de Medina Mora, que aparece en el portal change.org, y en la que responde puntual y rotunda respuesta a su trabajo de recolector de chismes de los que es víctima el ahora ministro.

Y hay 50 mil firmas en un universo de más de 100 millones de mexicanos, que la verdad no son una muestra representativa del sentir nacional. Las minorías tienen el derecho inapelable de audiencia. Nada de que “ni los veo ni los oigo”. Pero tampoco a esas minorías se les puede otorgar un cheque en blanco para ejercer ese derecho sin responsabilidad.

Se viene una tormenta en un vaso de agua. Pero el asunto no da socialmente para más.