Organismos humanitarios de Naciones Unidas se cuestionan qué se necesita para terminar con la crisis y el sufrimiento en Siria, al mismo tiempo que piden a las potencias influenciar a las partes para negociar una salida pacífica al conflicto.
“La crisis terrible en Siria está entrando a su quinto año. Una crisis que sigue causando un costo humano desmesurado. Una crisis que la comunidad internacional no ha logrado detener”, expresaron los titulares de diversas organizaciones humanitarias en una declaración en la que demandan poner fin al conflicto.
“Más de 200 mil personas han sido asesinadas”, señala el documento en el que se denuncia que los niños y jóvenes son sujetos de la violencia y están rodeados por ella y les agobia la desesperación y la privación, mientras que las mujeres y las niñas, los hombres y los niños privados de libertad, “corren especial riesgo de violencia sexual”.
Más de 12.2 millones de personas en Siria necesitan ayuda para salvar su vida y 3.9 millones de refugiados han huido a través de las fronteras en busca de protección y seguridad, “hemos expresado nuestro horror, nuestra indignación, nuestra frustración como hemos visto el desarrollo de la tragedia”.
Como líderes humanitarios estamos comprometidos a seguir haciendo nuestro mayor esfuerzo para ayudar a todos los que están atrapados en medio de esta guerra, para socorrer a las personas que son vulnerables. Asediadas. Sin lugar a dónde ir, dijo.
“Necesitamos que los líderes mundiales dejen de lado sus diferencias y utilicen su influencia para lograr un cambio significativo en Siria: urge presionar a las partes para poner fin a los ataques indiscriminados contra la población civil”, demandaron.
Varias ocasiones han sido Rusia y china quienes han vetado las resoluciones de la Asamblea General que llaman a terminar el conflicto y a la rendición de cuentas.
En el documento piden también garantizar el levantamiento del asedio, donde más de 212 mil personas se han visto atrapadas sin alimentos durante meses, para permitir la entrega de suministros médicos quirúrgicos y otros servicios vitales.
“Urge voluntad política para poner fin al castigo colectivo a la población civil mediante la reducción de los suministros de agua y energía para evitar el colapso total del sistema educativo”, pidieron.
El documento fue firmado por el titular de la Oficina de Asuntos Humanitarios (OCHA), Valerie Amos; el representante sobre violencia sexual en conflictos armados, Zainab Hawa Bangura; la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan; el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Ertharin Cousin; y el Alto Comisionado para los Refugiados, Antonio Guterres.
Al llamado se sumaron también el comisionado general de la Agencia para Territorios Palestinos, Pierre Krähenbühl; el director ejecutivo del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), Anthony Lake y la representante para niños en conflictos armados, Leila Zerrougui.