Exigir y cumplir

 

 

El deber es aquello que

exigimos de los demás.

Alejandro Dumas

José Fonseca

Alguna vez, recién tomó posesión de la Presidencia, el licenciado Miguel de la Madrid (1982-1988), reunido con todos los gobernadores, les hizo una advertencia: “Cuiden lo que hacen sus colaboradores, porque el pasto está muy seco y con cualquier chispa se incendia”.

También hoy el pasto está muy seco, lo hemos secado desde las opiniones publicada e ilustrada, en las cuales persisten los prejuicios ideológicos, los cuales al volverse casi patológicos le quitan racionalidad al debate público, necesario en estos tiempos nublados.

La indignación parece estar a flor de piel, lo cual en buena parte es responsabilidad de los medios, pues como se ha vuelto muy vendedor, muy cool, vapulear al gobierno y a los políticos, se privilegian los chismes y las más insidiosas especulaciones, lo cual se ha convertido en inmoral explotación del rencor social.

Por supuesto que sería un despropósito exigirle a los medios no criticar. El papel de los medios es la vigilancia estrecha sobre el comportamiento de los funcionarios y de todos aquéllos que por su actividad, aunque sea privada, sean figuras públicas que influyen en los asuntos nacionales.

Pero estamos en tiempos electorales, durante los cuales lo razonable no existe, sólo las exageraciones de los discursos de campaña, cuyo único propósito es describir al adversario como un tonto o como un sinvergüenza, luego es difícil que el debate público sea racional.

Aun así, debemos hacer un esfuerzo para rechazar los despropósitos. Debemos reflexionar sobre lo que esperamos de la política, pues la política no es distinta a la vida, la cual a veces es limitada, mediocre y frustrante.

Exijamos integridad a los políticos, pero también exijámosla de nosotros, los ciudadanos. Los ciudadanos, todos, tenemos derechos, pero también tenemos responsabilidades. Ésas nadie las quiere mencionar. Es incómodo.

Sólo pensemos que si le exigimos a los políticos y servidores públicos que sean mejores que nosotros, corremos el riesgo de hacerles una invitación a que nos mientan, pues no son distintos al resto de la sociedad, aunque hipócritamente lo neguemos.

Sí, exijámosles a los políticos y funcionarios públicos a cumplir honorablemente con su deber; pero también cumplámoslo nosotros. Quizá, sólo quizás, eso funcione mejor que cualquier sistema anticorrupción.

                                                                                        jfonseca@cafepolitico.com

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