Por la modernización del país
José Luis Camacho Acevedo
La modernización del país incluye, por supuesto, la de algunos sectores clave de nuestro desarrollo, como el de los medios de comunicación.
La información que disminuya la opacidad y combata en su espacio natural fenómenos de corrupción o abusos de poder es un elemento sustantivo en ese proceso. Es a la luz de las premisas anteriores como habrá de observarse lo que ocurre en las franjas electrónicas del radio y la televisión.
En el caso particular de la televisión mexicana, el fenómeno del monopolio simulado existe desde hace varias décadas. Esa condición de dominancia en las señales de TV abierta nacional, manejada por Televisa y TV Azteca, ocasionó el avance de un concepto y de una operación política paralela, que adquirió un reconocimiento en la opinión pública que las identifica ya como “poderes fácticos”.
La dominancia del duopolio pudo revertirse en sus pasos iniciales con la llegada de la nueva ley en la materia promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto; lo que nadie esperaba que llegara tan de inmediato sucedió: Televisa fue declarada dominante por el naciente Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Y de inmediato se abrió el concurso para licitar dos nuevas señales de TV abierta.
Tuve la oportunidad de comentar el fenómeno del concurso con una de las más reconocidas especialistas en el tema, Clara Luz Álvarez, quien me dijo entre otras cosas algo de verdad relevante.
Cito a Clara Luz Álvarez de memoria: “Si en el ánimo de la opinión pública prendió la idea pre y poselectoral de que Televisa había creado para 2012 un presidente de la república, solamente los hechos podrían revertir esa percepción”.
Y cuando Televisa fue declarada dominante, se dio una impresión favorable de voluntad del poder para cambiar el estatus de la televisión en México. Todo indicaba que ya no habría tanta laxitud oficial en la relación con los medios electrónicos, especialmente con la televisora dominante.
Sentado ese precedente se llegó al momento de definir, de acuerdo con las bases de licitación publicadas, quiénes serían los nuevos jugadores en el espectro. Grupo Imagen, de Olegario Vázquez Aldir, y Grupo Radio Centro, encabezado por Francisco Aguirre, fueron los ganadores.
Las ofertas de los mencionados grupos parecieron desde su inicio muy dispares. Un grupo de reconocida solvencia económica como Imagen apostó por una cifra conservadora que le fue suficiente para ganar un lugar en el espectro.
En cambio, Grupo Radio Centro sobredimensionó la oferta hasta llegar a superar por más de dos tantos y medio la de Imagen. Para ofrecer su garantía comprometió sus más importantes activos inmobiliarios; y finalmente no pudo cumplir en el tiempo fijado el pago del resto de su oferta, que superó los 3 mil millones de pesos.
Al principio de la semana, el IFT sesionó para analizar el caso del incumplimiento de Grupo Radio Centro. Anunció que quedaba sin efecto la resolución que favoreció a la empresa de Francisco Aguirre y simultáneamente informó que se aplicaría la sanción económica correspondiente.
La imprudencia financiera de Grupo Radio Centro ocasionó versiones en torno a unos socios fantasmales cuyas dimensiones económicas los superaban claramente y su nacimiento estaría subordinado a ese poder.
Los casos de David Peñaloza, Germán Larrea e incluso Grupo Carso fueron mencionados de manera recurrente como los potenciales socios de Radio Centro, y finalmente ninguno de ellos se concretó y Radio Centro enfrenta ahora una crisis financiera tan grave que se refleja también en la caída de sus papeles en la Bolsa Mexicana de Valores.
Pero esa imprudencia financiera de Francisco Aguirre no será un factor de freno en el cambio que opera en los medios de comunicación electrónica.
Las televisoras, especialmente Televisa, siguen convertidas en un factor político innegable. Eso afecta tanto el móvil original de los medios como los espacios electorales en los que irrumpen. Se ha iniciado por tanto un cambio cuya operación debe ser realizada con especial cuidado por la institución que surgió del proceso de reformas impulsadas por el régimen peñista.
Es peligroso violentar la relación con los medios cuando el proceso de cambio en sectores como los energéticos, los económicos y los de los propios medios está apenas en el inicio de la marcha. La determinación de declarar nula la opción de Grupo Radio Centro por parte del IFT y de aplicarle la sanción económica correspondiente son señales de que camina la operación de regresar a su condición original a los medios de comunicación.
Seguirán siendo muy influyentes, pero los electrónicos ahora tienen un elemento de competencia que los obliga a ganar credibilidad en la audiencia, por la calidad y transparencia de sus contenidos. Pero se espera que no sigan representando un factor de interesado directamente en la competencia electoral.
Falta todavía mucho por ver en este proceso.