Votantes, ¿a qué precio?
Santiago I. Soriano Condado
El 7 de junio es un día coyuntural en México: nueve estados nombrarán nuevo gobernador; 16, junto con el Distrito Federal, renuevan congresos y asamblea; 807 municipios de 15 entidades eligen alcaldes junto a la capital que votará por 16 nuevos delegados.
Asimismo, toda la república emitirá su voto para renovar a 500 diputados federales (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional), siendo un agregado que a partir de este periodo, tanto alcaldes y delegados, diputados locales, federales y asambleístas del DF podrán reelegirse para comicios posteriores, lo cual, inevitablemente, implica campañas electorales… unas muy vacías y, sobre todo, caras campañas.
Del erario a las arcas partidistas
El Instituto Nacional Electoral (INE) destinó este 2015 a 10 partidos políticos con registro y 22 candidatos independientes la cantidad de 5 mil 356 millones 771 mil 247 pesos para sustentar diversos gastos.
La suma de dinero que cada partido recibe año tras año es calculada al multiplicar el número de votantes registrados en el padrón electoral, por el salario mínimo, y la asignación de los mismos se distribuye de acuerdo con el porcentaje de captación de votos que cada uno consiguió en las elecciones federales pasadas. Es decir: el PRI, el PAN y el PRD, los más beneficiados.
El tricolor recibe del INE mil 376 mdp, seguido de Acción Nacional con mil 158 mdp y el PRD que se embolsa 886 millones de pesos.
La lista la completan el PVEM con 444.7 mdp, el PT con 389.7 mdp, Nueva Alianza con 371.2 mdp, Movimiento Ciudadano con 368.4 mdp y Morena, Partido Humanista y Encuentro social con 120.9 mdp cada uno.
Sin embargo, de la cantidad que el instituto electoral proporciona a cada partido, sólo una parte es destinada para gastos de campaña: mil 172 millones. Al menos oficialmente.
Millones de mensajes
Desde el pasado 5 de abril y hasta el próximo 4 de junio, 2 mil 500 estaciones de radio y televisión transmitirán más de 16 millones de spots, de los cuales 13 millones 815 mil 360 serán mensajes políticos, y el resto, para autoridades electorales como el TEPJF, la Fepade, la PGR y el propio INE.
Sin embargo, Arturo Sánchez Gutiérrez, consejero del INE, aclara que existen tres etapas dentro en los tiempos de propaganda electoral: las intercampañas, las precampañas y las campañas, etapa donde actualmente nos encontramos. En total, entre estas tres, al finalizar la época para la promoción del voto, se habrán transmitido 39 millones 987 mil 360 spots de radio y televisión. Es decir, 96 anuncios diarios o 5.6 por hora.
Hay que recordar que tras las reformas electorales de 2004 y 2006, las empresas de televisión abierta y radiodifusoras están obligadas a “regalar” espacios publicitarios para los tiempos oficiales del Estado.
Mientras tanto, tras la reciente reforma en telecomunicaciones, se prohíbe a las televisoras cobrar por sus contenidos a empresas de televisión restringida, quienes también se encuentran obligadas a la transmisión del contenido íntegro. A pesar de esto, el INE le permitió a Televisa y TV Azteca cobrarle a la empresa Dish, 7.7 millones de pesos por este concepto.
Miles de millones de pesos
Para sus gastos de campaña, todos los partidos tienen a su disposición mil 172 mdp, que se reparten de la siguiente forma: 306.7 mdp para el PRI (que transmitirá 3.3 millones de mensajes), 257.6 mdp para el PAN (2.7 millones), 196.3 mdp para el PRD (2 millones), 96.9 mdp para el Verde Ecologista (907 mil mensajes), 89.4 mdp para Nueva Alianza (720 mil), 84.5 mdp para el Partido del Trabajo (767 mil), 79.7 mdp para Movimiento Ciudadano (con 713 mil) y con 23.4 mdp, Morena, Partido Humanista, Partido Encuentro Social y los candidatos independientes cada uno, quienes además difundirán 342 mil 500 y 342 mil 504 mensajes respectivamente.
Pese a que en la retórica oficial los tiempos de transmisión son “regalados”, las empresas de difusión aparentemente han aceptado pérdidas multimillonarias, como lo demuestra un estudio realizado por la consultora Integralia.
En un ejercicio realizado con datos del Distrito Federal y el Estado de México, basándose en los precios actuales de los espacios publicitarios, las pérdidas para las empresas ascienden a los 15 mil 814 millones de pesos, tres veces el presupuesto original del INE para los partidos políticos. Este análisis representa tan sólo un 2.6% de los mensajes totales que se han transmitido y que serán difundidos hasta el próximo 4 de junio. Es decir que la cantidad total es, así pues, incalculable.
Pérdidas que, además, según datos de este mismo grupo consultor, respaldan la transmisión de un 70% más spots respecto a las elecciones intermedias de 2009.
En síntesis: transmitir más, a cambio de “nada”.
Carentes de mensajes
Pese a la incógnita de cuánto cuestan en realidad los mensajes políticos dirigidos al electorado, hay una crisis de sustancia en éstos.
En primer lugar, las estimaciones de abstencionismo para el próximo 7 de junio se esperan cercanas al 60% del padrón electoral que está conformado por más de 87 millones de hombres y mujeres en edad de votar, de acuerdo con el análisis del director de Parametría, Francisco Abundis.
Esto quiere decir que cerca de 52 millones y medio de mexicanos en condiciones de votar no encuentran en los mensajes de sus políticos (y en ellos mismos) un motivo que les convenza para ejercer su derecho para las próximas elecciones que, además, marcarán la pauta rumbo a 2018, año de elecciones federales.
Hay un desencuentro entre los políticos y los votantes, pues los primeros sólo se enfocan en la también llamada “guerra sucia” y que en este periodo de campañas ya dio comienzo.
El PAN difundió una serie de spots donde, entre otras cosas, evidenciaba al PRI en distintos casos de corrupción, abuso y despilfarro, hecho del que el tricolor, según su presidente nacional, César Camacho Quiroz, “sólo se defiende” pero que también suma a la falta de propuestas.
Sin embargo, la batalla también ha ido más allá: ahora está en Internet y es más encarnizada.
Guerra de los hashtags
De acuerdo con el especialista en mercadotecnia web, Miguel Baigts Ruiz, la guerra sucia está desatada en la red, participan todos los partidos y, asegura, serán pocos los candidatos que no presenten esta clase de conductas de lo que es “apenas la punta del iceberg de descalificaciones, pocas ideas y falta de propuestas” , además de también ser el eje rector de las estrategias políticas de la presente campaña.
Otro fenómeno reciente y que se ha vuelto viral en redes sociales como Twitter y Facebook son los videos de distintos candidatos donde aparecen bailando y cantando adaptaciones de géneros como el tribal o reggaeton donde, lejos de hablar de sus plataformas electorales, sólo buscan ganarse el clic y la reproducción de su imagen a costa de banalizar su imagen.
“A través de un clic se puede llegar a millones de potenciales votantes”, expresa el experto, ¿pero a qué precio?
Pese a esto, las estrategias se concentran más en denostar al rival de campaña en lugar de generar alternativas que no desperdicien el potencial de la Internet. Exactamente lo mismo ocurre en medios tradicionales y para un público más amplio como la radio y, sobre todo, la televisión.
Empresarios e Iglesia coinciden
Otro reflejo de esta situación es la coincidencia entre los sectores empresarial y católico de México, quienes se han expresado en el mismo tenor hacia las fuerzas políticas en campaña.
Por un lado, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial pidió a los partidos políticos que “asuman compromisos en lugar de que en las campañas electorales proliferen la ‘mercadotecnia’ de acusaciones, denuncias de abusos, de corrupción e impunidad que sólo ocasionan hartazgo”.
Mientras tanto, la Iglesia católica en el semanario Desde la Fe consideró que tanto las precampañas como el inicio de las mismas, el electorado es testigo “de la deshonestidad, prepotencia, desacato y cinismo de contendientes contrariando la reforma electoral”.
Así pues, al final todas las voces apuntan hacia el mismo mal: la falta de propuestas y el exceso de acusaciones entre candidatos y partidos. Todos lo ven, menos ellos: los que reparten, los que planean y los que ejecutan sus estrategias. Nadie atiende, nadie gana y todo se “reduce” a un voto.
(Con información de Viridiana Vega)
