La propuesta de hundir en Libia los buques utilizados por las mafias para el traslado de inmigrantes en el Mediterráneo, impulsada por España en el Consejo de Seguridad de la ONU con el respaldo de Italia, supone una carrera de obstáculos de difícil ejecución a corto plazo.
En opinión de Frontex, la agencia europea encargada del control de las fronteras, esta iniciativa no puede “hacerse de inmediato” por la inestabilidad del país africano y por las numerosas incógnitas que plantea el proyecto.
Incluso, aunque el director ejecutivo adjunto de esta institución, Gil Arias, ha considerado que la iniciativa “puede contribuir a solucionar el problema”, ha enumerado dificultades que la hacen inviable en plena crisis migratoria en la UE, donde se han triplicado las entradas irregulares en el primer trimestre.
Gil Arias ha insistido en que el plan requiere una resolución a favor del Consejo de Seguridad de la ONU, previa “solicitud de Libia”. “Lo que tomará su tiempo”, en referencia a un país muy inestable desde la caída de Gadafi, donde existen dos Ejecutivos enfrentados. Cada uno, con su respectivo parlamento y ejército; además de municipios controlados por milicias terroristas del Estado Islámico.
Un primer obstáculo que, como señalaron fuentes diplomáticas la semana pasada, puede salvarse sin llegar a conformarse un Gobierno de concentración nacional, “la legitimidad de una misión puede darse porque la pida el Gobierno reconocido del país”, pero, aun así, todavía quedarían muchos pasos por dar.
El segundo frente se abre al llevar a la práctica la iniciativa. “Aunque se consiga [la resolución de la ONU], luego habrá todavía otras consideraciones a tener en cuenta”, agregó Gil Arias. Por ejemplo, ¿dónde se destruirán los buques vacíos? En alta mar no puede hacerse, indicó el director adjunto, porque se incumpliría la normativa medioambiental; entonces, ¿en el puerto? Esa opción da paso a otras complicaciones, recalca el representante de la Agencia europea.
Como, ante la dificultad de identificar las embarcaciones de las mafias, la posibilidad de que se bombardeen erróneamente naves que pertenezcan a particulares. De hecho, fuentes militares españolas ya habían mostrado sus reticencias tras anunciarse la propuesta: “¿Cómo estar seguro de que pertenecen a las mafias?”.
El bombardeo de embarcaciones sólo se ha hecho una vez en Somalia, con carácter disuasorio y para combatir la piratería, “en esta iniciativa hay muchos elementos que necesitan de una reflexión pausada y detenida”, dijo Gil Arias, tras participar en Madrid un coloquio sobre los retos migratorios en la UE y EU, organizado por la Fundación Ciudadanía y Valores.
En esta cita en la capital española, el representante de Frontex también ha considerado inválido el debate sobre si debe cambiarse el mandato del organismo para asumir la competencia del salvamento de inmigrantes.
“En la práctica, no tendría una gran relevancia porque Frontex ya lo hace en todas las operaciones”, aseguró el director adjunto, que ha analizado las reticencias de algunos Estados para modificar sobre el papel las competencias de la Agencia.
No quieren “olvidarse de por qué razón se creó la agencia” —para el control de las fronteras exteriores—. A lo que Arias indicó, en referencia a las crisis migratorias que afectan el Mediterráneo, “aquí es una costumbre que, a la vista de los acontecimientos, se aumente el presupuesto de la Agencia. La reacción de los políticos suele ser: démosle dinero a Frontex y ya el problema es suyo…”.
Información de El País, España